Por Martín Cortés. Cosecha Roja.-

La Ribera de Quilmes es un paseo del Conurbano bonaerense muy concurrido. Es uno de los pocos lugares donde puede disfrutarse del paisaje fluvial, la brisa costera y la noche conurbana. La madrugada del 3 de marzo, un grupo de 15 chicos volvía de Maruca, un boliche de la avenida Cervantes, que bordea la costa. Eran de Villa Luján, un barrio que queda algunas cuadras más para adentro, derecho por la avenida Iriarte. Todos tenían entre 15 y 21 años, las edades de Javier Alarcón y David Vivas, quienes no llegarían a sus casas.

Alfredo Alberto Veysandaz es efectivo en la comisaría 1ra. de Quilmes. No se pudo conocer su cargo, y sólo se supo su nombre gracias a la intervención del fiscal Leonardo Sarra, de la Unidad Funcional de Instrucción nº 2 de Quilmes. No estaba uniformado ni iba en un patrullero: manejaba por la Iriarte con su Chevrolet gris como cualquier otra persona porque su servicio había terminado a las 6 de la mañana y eran las 6:45. Sin motivo aparente, el policía tiró el auto sobre el grupo de chicos, que contestó con insultos y patadas al vehículo. El policía se bajó, sacó un arma del baúl y asesinó a Javier Alarcón y David Vivas de un tiro en la cabeza y uno en el pecho. Una de las balas hirió, además, a Marcelo Luque, hermano de Javier. A continuación, el policía se subió al auto rumbo a la Ribera, derecho por la avenida Iriarte.

La investigación, según Karina Rodríguez, cuñada de David, fue entorpecida. Los policías que hicieron las pericias dijeron no haber encontrado los casquillos, aunque los cuerpos de los chicos demostraban que se trató de una pistola 9 milímetros. El paseo está lleno de cámaras: una de ellas está en la puerta del hotel Owen, en el lugar exacto donde fueron los asesinatos, pero no funcionaba. En la Ribera, hacia donde el policía condujo después de haber disparado, también hay cámaras que no registraron ninguna imagen. Y frente al hotel había dos vigilantes privados que tampoco vieron nada. Según denunciaron algunos de los chicos que estaban en el lugar, los policías los presionaron para que dijeran que sus amigos estaban robando, porque sino podrían tener complicaciones judiciales.

Después del hecho, familiares y vecinos se movilizaron y cortaron la autopista pidiendo justicia. Además se contactaron con la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) que mañana presentará sus abogados. El 7 de marzo pasado, 4 días después de los asesinatos, hubo una movilización a los Tribunales penales de Quilmes el día que declaraban las familias de los chicos asesinados. Gracias a estas manifestaciones, el agente Alfredo Alberto Veysandaz fue detenido.