No más trata, graffiti

Cosecha Roja.-

Ayer a las 10 y media de la noche en Llavallol, en el conurbano bonaerense, un patrullero se acercó a la casa de calle Diego Gibson y Camino de Cintura y vio que en la puerta había apostado un guardia de seguridad. El hombre, de 38 años y espaldas anchas, decidía quién entraba y quién no.

Adentro funcionaba un prostíbulo. El objetivos de los policías de la división Trata de Personas de la Federal era traspasar la reja y detener rápido al guardia para que no alertara a los que estaban adentro. Había, además de los policías, miembros del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento de las Personas Damnificadas por el Delito de Trata de Personas, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

Lo del guardia fue rápido. Una vez reducido, ingresaron a la casa que funcionaba como prostíbulo. Según contaron fuentes del Ministerio de Seguridad, adentro estaba el encargado -que tenía una carpeta con las tarifas de los servicios-, trece clientes y ocho mujeres víctimas de la trata de personas. Seis eran argentinas, dos paraguayas y una dominicana. En el lugar también encontraron 3.600 pesos, preservativos, un consolador, publicidad gráfica del lugar y una rocola.

Cuando los policías salían, un Chevrolet Corsa estacionó frente al prostíbulo. El conductor bajó, vio a los policías y se volvió a subir.

-¡Yo también soy poli!- gritó el hombre.

Los uniformados le dieron la voz de alto. El hombre sacó un arma, les apuntó y aceleró. Un suboficial alcanzó a correrse y evitó ser atropellado. Los agentes dispararon tres veces contras las ruedas de la camioneta. El falso policía alcanzó a escapar.