Luis de León – Plaza Pública
La última vez que Wilson Pérez habló con Adán Fabián Pérez, su padre, fue a las 11:30 de la noche del sábado cinco de mayo. Las celebraciones de la edición 138 del Derby de Kentucky aún continuaban en los alrededores de Churchill Downs. La gente celebraba la victoria del jinete mexicano Mario Gutiérrez con el caballo “I´ll Have Another” (Voy a tener otra).
– ¿En dónde estás? –le preguntó Wilson a su padre por vía telefónica
–Voy a comer en un restaurante con unos amigos, llego más tardecito –repitió Adán a su hijo.
Wilson colgó el teléfono y se quedó un poco más tranquilo. Don Adán, como le decían, no solía salir tarde de su cuarto ubicado en los establos de Churchill Downs. Pero ese día era de fiesta. Era el Derby. Cinco horas después su cuerpo fue encontrado sin vida y con golpes en la cabeza en el establo número ocho del mismo Churchill Downs, el lugar en el que don Adán trabajó por seis años.
“Quiero que se haga justicia”, expresa indignado el joven de 19 años originario de Santa Rosa. El rostro del muchacho luce cansado y su mente está en otra parte. Sus ojos están permanentemente rojizos casi a punto de llorar. Está desconsolado. Pese al duelo, él continúa trabajando.
Wilson labora de “groomer” al igual que lo hacía su padre. Esta faena consiste en montar caballos al galope, colocarles la montura, bañarlos, vendarlos alrededor de las rodillas y darles de comer. Su trabajo inicia a las 5:00 de la mañana y termina a las 10:00 am. El trabajo es todos los días y al mes recibe cerca de $1,000 (Q7mil). Cada caballo que cuidan los “groomer” cuesta aproximadamente de US$15 a US$20 millones.
“No sabemos qué hacer tras la muerte de mi papá”, relata. Wilson no comprende el incidente. Su padre fue un hombre muy tranquilo que se dedicaba a lo suyo.
El teléfono de Wilson suena y suena. Los periodistas quieren hablar con él, algunos son bilingüesy otros piden apoyo para que les traduzcan. Le han llamado desde los medios locales hasta los de cobertura nacional de los Estados Unidos. Por ejemplo CNN y ABC dedicaron más de dos minutos a este caso, algo inusual cuando se trata de la muerte de un inmigrante. Y no es para menos: fue en jurisdicción del Derby.
Ese día, según el Courrier Journal, un medio local de Kentucky, genera más de $220 millones, cerca de Q1,400 millones en ganancias para los organizadores, entre apuestas y venta de artículos emblemáticos del festejo. El Derby de Kentucky es una de las tres carreras de caballos más importantes de este deporte, luego le toca el turno a Baltimore, Maryland, con la Preakness Stakes; y por último en Elmont, Nueva York, con la Belmont Stakes.
Silencio, restricciones
Ingresar a cualquier hora a las caballerizas de Churchill Downs resulta ser restringido. Un guardia, y hoy día más de uno, pide que se identifiquen las personas y preguntan adónde y con quién van. Las instalaciones están rodeadas de cámaras de vigilancia.
La mayoría de los trabajadores de las caballerizas de Churchill Downs no quieren hablar del tema. Tienen cierto miedo. La policía ofrece información oficial: “Continuamos investigando”, repite Alicia Smiley vocera de la institución. Mientras en la capilla de Churchill Downs ofrecen servicios en memoria de Adán o don Adán, como le decían. Un día antes de la muerte del guatemalteco, al parecer se reportaron algunos altercados. Los investigadores revisan las cámaras una y otra vez para encontrar pistas del deceso del caballerango.
Adán trabajó desde el 2008 en las caballerizas en dicho lugar para Cecil Borel, un entrenador famoso, cuyo hermano es el también famoso jinete Calvin Borel, el ganador del Derby en los años 2007, 2009 y 2010.
“Él (Adán) nunca le falló a su patrón, siempre le cumplió”, afirma Carlos, un amigo de la familia que pidió omitir su apellido.
En la misa dedicada al cuerpo de Adán Fabián, Carlos explicó que Cecil Borel lloró por su muerte. “Es la primera vez que un patrón (propietario de caballo) llora por la muerte de un trabajador en Churchill Downs”, reitera Carlos. Este hombre del norte de México explica que hace un par de años falleció por problemas de salud otro caballerango sin que se hiciera “novedad”. “Lo velaron en los establos”.
La familia Borel envió un comunicado en el que reconoce que Adán fue un hombre muy trabajador y que se enorgullecía de su trabajo, también afirmaron que ellos no sabían de algún enemigo del guatemalteco.
La noticia ha provocado conmoción en la comunidad de Louisville. Y más aún porque es la segunda persona que muere en Churchill Downs. El año pasado apareció muerto, una semana después de finalizar el Derby, el jinete Michael Baze. Los investigadores establecieron que su deceso fue a causa de una sobredosis de drogas.
Adán vivía en el apartamento número 41 de Churchill Downs. Se estima que en el lugar habitan poco más de 600 personas. La mayor parte son de origen guatemalteco y mexicano.
Barry Wilkerson de la unidad de homicidios declaró que se entrevista a varios trabajadores del lugar. El teniente considera que este incidente es aislado al Derby.
Mientras continúan las entrevistas a los trabajadores de las caballerizas, Carlos Navas se muestra con cierto temor. “Nos preocupa y no sabemos quién podría ser el protagonista de la muerte de Adán”, añadió Navas a una televisora local.
Al cierre de esta edición Ervin Estrada, del consulado de Guatemala en Maryland, explicó que el cuerpo de Adán Fabían Pérez será trasladado posiblemente el miércoles 16 de mayo hacia su país de origen.
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