Cosecha Roja.-

Nicolás Castillo tenía 18 años, era hincha de San Lorenzo, estaba cursando el último año del secundario y era un buen jugador de handball. El 8 de julio salió de su casa a las 18 con la intención de ir a visitar a unos amigos a la localidad de Paso del Rey. En la esquina de Estanislao Zeballos e Hipolito Yrigoyen, mientras esperaba el colectivo, a pocas cuadras de la estación de Moreno en el noroeste del conurbano, Nicolás se encontró con otros cuatro jóvenes que quisieron robarle el celular. Ahora dicen que el caso, con la aprehensión de tres menones y un mayor, está resuelto. Pero algunos sectores dudan.

La hipótesis policial señala que Nicolás se resistió. Le mostraron un cuchillo y terminó con dos puntazos en el pecho convulsionando en el piso. Su teléfono celular, su billetera, dinero y documentos estaban repartidos entre los bolsillos de su pantalón y su campera. Los cuatro chicos que intentaron robarle y lo apuñalaron salieron corriendo.

El 9 de julio la comunidad de Moreno se movilizó a la puerta del colegio San Juan Bautista de Paso del Rey, dónde Nicolás estudiaba. Desde allí marcharon a la comisaría 5ª. Eran alrededor de mil personas de todos los estratos sociales. Pedían justicia. Los carteles que alzaban decían “Derecho a la vida”.

Oscar Castillo, tío de Nicolás, le dijo a Cosecha Roja: “Cuando mataron a mi sobrino fuimos a la comisaría y nos dijeron que no podían hacer nada. Después de la marcha y de que el periodismo empezó a contar lo que pasó se empezó a investigar en serio”.

En menos de 24 horas ya había 4 detenidos: tres adolescentes de 15, 16 y 17 años y un hombre de 28 años conocido como “Huevo” que, según las fuentes policiales, había salido hace cuatro meses de la cárcel.

Después de un procedimiento en el barrio Asunción, de Moreno, personal de la DDI Mercedes detuvo a los tres adolescentes en una casa de la calle Arribeño. Las detenciones se llevaron a cabo en base a la información brindada por las cámaras de seguridad y la declaración de un testigo. La causa recayó en manos de la fiscal Luisa Pontecorvo.

Rápidamente el intendente de Moreno, Mariano West, salió a hablar. “El caso Castillo está totalmente esclarecido”, dijo.

En el distrito donde culmina el recorrido de la línea de trenes Sarmiento Moreno-Once, la veloz resolución del crimen de Nicolás aporta un clima de incertidumbre. “El intendente tenía miedo que pase lo de Cañuelas porque la gente se movilizó y quería respuestas rápidas, quería detenidos”, opina Rubén, un militante social que trabaja en la zona. Y agrega: “Tengo todo el derecho a dudar de quienes están detenidos no son quienes cometieron el hecho.”

En menos de un mes es el segundo caso violento que se da a conocer en la zona. En la noche del martes 15 de mayo Sergio Pera, un hombre de 36 años, fue baleado cuando llegaba a la casa de sus suegros. Le robaron una notebook que llevaba consigo. Le dijeron seis tiros, pero sobrevivió.

En Moreno se calcula que hay un policía cada mil habitantes. Para los vecinos que viven en el centro del Partido los patrulleros no son suficientes, mientras que para quienes trabajan en los barrios, la policía bonaerense no es garantía se seguridad. “En los barrios más alejados del centro de Moreno la connivencia entre la policía y las bandas que se dedican al narcotráfico es muy grande. Los chicos salen a robar un celular para drogarse y no les importa perder la vida en eso”, explica un asistente social que trabaja en el marco de una política pública destinada jóvenes.