Martín Soler. Diagonales.-

La causa por el secuestro, tortura, muerte y desaparición de Miguel Bru se quedó sin detenidos luego de que dos camaristas de La Plata avalaro la libertad condicional del policía Justo José López, confirmaron fuentes judiciales a Diagonales.com.

La defensa del asesino del estudiante de Periodismo desaparecido apeló el rechazo que había dictado la jueza Silvia Oyhamburu. En su voto el camarista Raúl Dalto confirmó el rechazo, mientras que su par Laura Lasaga, optó por la libertad del asesinos.

Ante este panorama de empate, fue convocado el camarista Carlos Silva Acevedo, quien se inclinó por la postura de la jueza Lasaga y López quedó en libertad.

El Código Procesal Penal bonaerense establece que las personas condenadas por torturas seguidas de muerte no pueden acceder a ningún beneficio de libertad anticipada, pero los jueces hicieron valer el criterio de la ley más benigna.

Es que el Código Procesal Penal de la Nación no impide que los condenados por esos delitos accedan a libertades transitorias y, en base a esa legislación vigente, dictaron la libertad anticipada del ex policía condenado.

López, era el único detenido que queda por este caso, ya que el otro que fue condenado a perpetua, el ex subcomisario Walter Abrigo, murió en prisión. Ambos fueron penados en 1.999.

El entonces comisario de la Comisaría 9°, Juan Domingo Ojeda, fue condenado a dos años de cumplimiento efectivo de la pena, pero recuperó su libertad con sólo ocho meses de prisión, al igual que el oficial Ramón Cerecetto, quien fue acusado de borrar el nombre de Miguel del registro de entradas de la Comisaría.

Mediante un jury de enjuiciamiento, fue destituido el Juez de la causa Amilcar Vara al comprobársele irregularidades en 26 causas distintas en las cuales estaba involucrado personal policial.

Miguel Bru fue visto por última vez con vida el 17 de agosto de 1993. Se trata del primero de los casos de desaparición desde la restauración democrática en 1983. Según la condena del juicio oral desarrollado por la Sala I de la Cámara penal, Bru fue detenido y llevado a la comisaría Novena, donde fue torturado hasta morir sin que su cuerpo haya sido hallado hasta el momento.

La condena a los policías fue un caso testigo para la Justicia criolla. Por primera vez se condenó por la figura de “homicidio” sin tener el cuerpo. El fallo Bru fue confirmado por instancias superiores y fue la llave que permitió condenar en otros casos por homicidio, sin la presencia del cadáver de la víctima.