-Los cuatro cadáveres fueron descubiertos poco después de las 9 de la noche del jueves. Estaban dispersos en las tres habitaciones de una casa humilde en el barrio 8 de mayo en Las Heras, provincia de Mendoza. Unas horas antes de morir, la familia entera había estado en la iglesia del barrio para participar de misa por el día de la Virgen. Ninguno de los cuatro sabía que esa sería la última ceremonia. O quizás, sospechan ahora los investigadores, uno de ellos sí: el asesino menos pensado.

-Lo muertos son Sara García de Miguel y Alí Miguel, ambos jubilados de comercio y de 79 y 84 años; su hija la docente Mónica Miguel, de 49 y el hijo adoptivo de esta, Ezequiel, de 10. Todos fueron atacados a puñaladas con saña de varias puñaladas. El único sobreviviente, un vecino de 13 años, tenía una herida en un mano.

-Al principio se habló de un robo: el adolescente declaró que un hombre encapuchado y vestido de negro había entrado a robar por los techos y que luego se había ido por ahí. La casa de la tragedia pronto se llenó de policías, funcionarios y cientos de vecinos indignados que clamaban contra la inseguridad. La cúpula del Ministerio de Seguridad de Mendoza llegó al lugar para supervizar las pericias.

-En su primer testimonio, el adolescente declaró que mientras miraban televisión ingresó a la casa un hombre y atacó a la familia con un cuchillo que había en la cocina. Cinco horas después del asesinato, en medio de la madrugada, el ministro de seguridad de la provincia, Carlos Aranda, confirmó que por el crimen había un detenido. Pero pronto la noticia se diluyó: la hipótesis de un asalto violento en un hogar tan humilde era muy extraña.

-Luego se supieron detalles: Mónica Miguel era docente, soltera, había adoptado a Ezequiel y hace tres meses que estaba de novia con Daniel Farcone, que fue el que encontró los cuerpos. Por último, el sobreviviente de 13 años dijo que el asesino había sido el niño de 10, y que él lo había matado cuando lo intentó asesinar también a él.

-El jefe de la Policía de Mendoza, Juan Carlos Caleri, dijo que el nene de 10 años “estaba bajo tratamiento psiquiátrico y que había tenido otros episodios de violencia intrafamiliar”. Detalló que en la escena del crimen, los cuerpos de los abuelos, la madre adoptiva y el nene estaban “en tres habitaciones distintas” de la casa. Y que el inicio de la pelea habría sido una discusión entre el nene muerto y su amigo de 13 años por un pendrive.

-El niño muerto, dijo una vecina a los medios locales, “tenía problemas psiquiatricos,era adoptado, le daban ataques de locura, a veces cambiaba. Si usted lo trataba bien era amoroso, pero si le agarraba un ataque entre 4 o 5 personas no podían sostenerlo; a él le pegaban mucho cuando le agarraba un ataque”. En el último mes, sus maestras habían pedido que no fuera más al colegio.

-El cadáver de la madre de Ezequiel, Mónica Miguel tenía 20 puñaladas, los abuelos tienen 10 cada una. Ezequiel recibió más de 20 puñaladas, lo que pone en duda el hecho de que el joven de 13 haya actuado sólo para defenderse: la mayoría de los cortes son en la espalda y él tenía manchas de sangre en la ropa.

-Las hipótesis que maneja la justicia, hasta el momento son tres: Ezequiel, el chico de 10 años muerto, asesinó a su madre y sus abuelos y luego del 13 lo asesinó a él para defenderse o para terminar con la masacre. La segunda hipótesis es que Ezequiel y el ahora sospechoso tenían una especie de pacto para matar a los mayores, y que de alguna forma ese pacto se rompió. La última, es que el adolescente haya matado a todos.

-El sobreviviente y sospechoso está alojado en un hospital psiquiátrico. Las autoridades creen que, al igual que el niño de diez muerto, también tiene problemas mentales. Más allá de cuál sea la verdad, no es una persona punible.

(Síntesis elaborada a partir de lo publicado en medios argentinos. Para seguir el caso de cerca, recomendamos leer el Diario Los Andes.)