8M: una carta para la inquietud

¿Cuántas locas cabemos en una asamblea feminista? ¿Cuántas deprimidas? Y de las ansiosas, ¿nos acordamos? ¿Hacemos un lugar para las obsesivas? ¿te encontraste con alguna autista en las asambleas? Fran Castignani, militante de Orgullo Loco Buenos Aires, nos escribe una carta neurodiversa contra el cuerdismo en la construcción de nuestras identidades.

8M: una carta para la inquietud

Por Fran Castignani
07/03/2022

Pero mejor no dejar que

esto acá se pierda

Acordemos entre nosotras que.

MARIE GOUIRIC

Se acerca el día. Necesito preguntarte, no para que me contestes hoy, mañana o pasado, sino para que pensemos juntas. Tiempo hay, mucho más del que dicen. Nos lo podemos hacer, también; un nido o una pradera, donde quepamos todas, con nuestras heridas y nuestras demoras. Te pregunto, amiga, ¿cuántas locas cabemos en una asamblea feminista? ¿Cuántas deprimidas? Y de las ansiosas, ¿nos acordamos? ¿Hacemos un lugar para las obsesivas?  Si me empastillo, porque me es imprescindible, y no puedo levantarme ni hacer las cosas del vivir sin esos fármacos, ¿me hacés un espacio? ¿Te preguntaste cómo estás? ¿Preguntaste cómo estamos? ¿muchos cuerpos tristes, no? ¿Podemos hablar un rato de todo eso? Llorar juntas, nombrar lo que nos abruma, recordar a las que no están, o a las que están pero no llegan, aliviar la carga.  Es incómodo, un poco molesto quizás. Hay urgencias que parecieran más importantes. 

Amiga, ahora necesito escribirte desde mi monoambiente conectado, porque tengo el día lleno de inquietud, ¡qué le voy a hacer!  Si no las comparto con vos y con nuestras amigas, ¿con quién entonces?  No sé si voy a poder marchar hoy. Me encanta ver a mis amigas en la calle, sus cuerpos brillosos, avanzando como gacelas en pleno cielo despejado, que quiere hacer lugar al otoño y a todas las estaciones. Al fin el cielo parece más abierto y podemos salir de casa sin tanto miedo ¿no? 

A la vez -te cuento- me cuesta estar entre los cuerpos; a veces es demasiado ruido, mucho estímulo, y todo eso me cansa. Dicen que es por mi timidez, o porque soy autista, todo lo cual es cierto, pero ¿qué problema habría con eso? Te lo comparto para que seamos cada vez más, porque a muchas nos gustaría ser parte de ese círculo espiralado que se forma cuando los cuerpos se acercan, se juntan, se abrazan, caminan, ruedan, bailan, se sostienen, cada cual a su modo y a su tiempo. 

De nuevo, hacernos lugar. 

Poder entrar, quedarnos, salir, retirarnos, sin desconfianza ni vergüenza. Sin sentir que nos juzgan o nos reclaman por nuestros modos de estar y de vivir, seguramente insuficientes, lentos, poco ágiles para lo que muchas veces implica “activar” o transitar la calle. Pero tan válidos y dignos como cualquier otro. 

¿Te encontraste con alguna autista en las asambleas? ¿Sí? ¿No? ¿Diagnóstico médico? ¿Autodiagnóstico? ¿Los dos? ¿Sabías que la salud aún no es una casa para todas, por lo que muchas de nosotras tuvimos que validar lo que sentíamos y lo que nos pasaba, ponerle nombres provisorios que nos ayudaran a comprender, a reconstruirnos, a sanarnos? ¿Te sentaste a conversar con nosotras? ¿Bajaste un poco la guardia, amiga? ¿Y el volumen del micrófono? ¿Sabías que nos aturde y nos hace mal que a veces hablen en voz tan alta? 

Vuelvo a preguntarte, ¿podemos entrar, quedarnos, escuchar, ranchar, entre y con ustedes?  Por ahí no tenemos mucho para decir. Algunas de nosotras necesitamos más tiempo para articular las palabras, lo que nos pasa. Otras ni siquiera podemos hablar. ¿Qué lenguas podemos usar, inventar y compartir, amiga? ¿nos escuchaste o nos leíste hablar y escribir sobre el cuerdismo?  Si tomamos la palabra, ¿te molesta?  Si callamos, ¿te incomoda? ¿Podemos conversar sin tanto apuro? 

En una asamblea feminista, ¿es posible descansar? ¿Cómo atravesamos la desilusión, la confusión, la tristeza?  Hay mucha información en esos sentires, ¿no creés?  Insisto, te pregunto, nos pregunto, ¿siempre hay que activar y estar en la calle? ¿Vos podés activar todo el tiempo? ¿No te cansás? 

La calle es muy linda, cierto, pero ¿y si no podemos?  ¿Otra vez al silencio? ¿A esperar la próxima oportunidad? ¿No estás vos también un poco rota, amiga? ¿Qué hacemos cuando no damos más? ¿Hablamos de estas cosas? ¿O de nuevo sentís que “no suma”? ¿Nos incordiamos un rato? 

También hay alegría, entusiasmo, política en esos tránsitos extraños. 

Con cariño

F.

Fran Castignani
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