Sin justicia para Sandra Cabrera y sin derechos para las putas

La dirigente sindical de Ammar fue asesinada por un policía en 2004. Fue la impulsora del primer taller de trabajo sexual en los Encuentros Nacionales de Mujeres. La mataron por denunciar a la Policía por corrupción y explotación de menores.

Sin justicia para Sandra Cabrera y sin derechos para las putas

Por Arlen Buchara
28/01/2021

La esquina en la que Sandra Cabrera empezó a trabajar. El recorrido que hacía en moto por la zona de la Terminal de Ómnibus de Rosario para repartir preservativos y volantes entre las trabajadoras sexuales. El bar donde armaron las primeras reuniones y empezaron a tejer la idea de organizarse en un sindicato. La cuadra en la cual montaron un puestito para los primeros testeos de salud para las prostitutas. El lugar en el cual Sandra dio la primera entrevista denunciando a la Policía por trata, explotación infantil y corrupción. La plaza que lleva su nombre. La esquina donde un policía la mató el 27 de enero de 2004 en un femicidio aún impune. La misma donde había empezado a ser puta. 

Todos esos puntos en el mapa o postas fueron elegidos este miércoles por la regional Rosario de Ammar, el sindicato que representa a trabajadoras y trabajadores sexuales de la Argentina, para homenajear a Sandra Cabrera a 17 años de su muerte. Myriam Auyeros, actual secretaria general, compañera y amiga de Sandra, y Gabriela Hamela, secretaria gremial y representante de la nueva camada de dirigentes de Ammar, encabezaron la organización del recorrido por una de las zonas rojas más importantes de la ciudad de la Bandera. Querían mostrar cómo era el ejercicio de la prostitución y el sindicalismo en los primeros años de los 2000, cuando la líder gremial rosarina fue asesinada.

sandra cabrera 2021

Como todos los años, las putas no estuvieron solas: hicieron la marcha junto a referentxs de organizaciones sindicales, políticas feministas y de la diversidad. Por la mañana, organizaron un homenaje en el Cementerio La Piedad, donde está enterrada Sandra. La tumba fue restaurada en los últimos meses y en el aniversario del femicidio su hija, sus nietas, sus compañeras y el Movimiento de Mujeres y Disidencias colocó una placa conmemorativa.

“Para nosotras siempre es una fecha muy movilizante. Nunca dejamos de venir para homenajear a Sandra porque tiene que ver con la historia del movimiento de trabajadoras y trabajadores sexuales. Muchas de las cosas que ella denunció y por las que lamentablemente pagó con su vida son situaciones que denuncian permanentemente las compañeras y los compañeros. Sobre todo situaciones de violencia policial e institucional que con el contexto de pandemia se recrudecieron”, cuenta desde Rosario Georgina Orellano, secretaria general de Ammar Argentina y referente feminista. Ella y las compañeras del sindicato viajan todos los enero a Rosario para estar en el aniversario de la muerte de Sandra.

Sandra Cabrera fue la secretaria general de Ammar Rosario en los 2000 y, además de recorrer las zonas de trabajo y organizar a las prostitutas, no se callaba a la hora de denunciar a la Policía. Su cara era conocida en los medios y, de a poco, enseñó a lxs periodistas a no estigmatizar el trabajo sexual mucho antes de las consignas actuales de “putas feministas”.

Impulsó el taller “Mujeres y trabajo sexual” en la comisión organizadora del Encuentro Nacional de Mujeres de 2003, que se hizo en Rosario. Hasta ese momento, todas las ediciones habían evitado hablar de prostitución en esos términos y los talleres existentes seguían una tradición abolicionista. Cuando ella hizo la propuesta, la comisión organizadora la apoyó. El taller se hizo ese año y después desapareció. No pudo replicarse en las ediciones siguientes por la oposición que generaba en el movimiento feminista. Recién en 2016, cuando el ENM volvió a desembarcar en Rosario, volvió de la mano de la nueva conducción de Ammar, que encabeza Georgina Orellano.

“Hay muchos compañeros y compañeras se sorprenden mucho de que Rosario sea una de las pocas ciudades que permanentemente convoca al movimiento de trabajadoras y trabajadores sexuales. Nos invitan a las universidades a dar charlas y acá justamente recuperamos nuestro taller en el Encuentro. Todo eso es consecuencia de lo que sembró Sandra. La ciudad tiene una apertura para la escucha porque ella dejó un legado y un camino allanado. Además, su figura trascendió el movimiento de trabajadoras sexuales y se instaló en otros movimientos sindicales como la delegada y militante de la CTA”, explica.

Sandra fue asesinada el 27 de enero de 2004. Le dispararon por la espalda en la nuca frente a una casa de Iriondo al 600, a dos cuadras de la Terminal de Ómnibus. Había denunciado a la Policía por la complicidad en el crimen organizado y la explotación sexual de niñas y adolescentes. La habían amenazado con matarla a ella y a su hija Macarena, que en ese entonces tenía 8 años. El único imputado en el homicidio fue Diego Víctor Parvluczyk, ex subjefe de Drogas de la Policía Federal en Rosario. Era también el último vínculo afectivo de Sandra. Lo absolvieron por falta de pruebas y en 2007 quedó sobreseído a pesar de los testimonios de las trabajadoras sexuales que lo incriminaban. En el documental “Sexo, dignidad y muerte. Sandra Cabrera, el crimen”, de Lucrecia Mastrángelo, el abogado defensor de Parvluczyk reconoció que esos testimonios se habían desestimado porque eran de las putas: y a las putas no se les creía.

sandra cabrera cementerio

Después del femicidio fue difícil sostener Ammar en Rosario. Las trabajadoras sexuales tenían miedo de participar porque no querían que les pasara lo mismo. Durante una década el grupito que quedó de la comisión directiva se juntaba y hacía recorridas. En abril de 2010 celebraron desde los balcones de la Legislatura de Santa Fe la derogación de los artículos del Código de Faltas que permitían llevarlas detenidas por ejercer en la calle. En 2012 el gremio dejó de funcionar. Después de varios intentos de reorganización, en 2019 volvió a abrir con una nueva conducción, que surgió de la unión de integrantes de la vieja camada con las más jóvenes. 

Fotos: Paula Sarkissian

Arlen Buchara