Nosotras también lo sentimos, Will

El cachetazo de Will Smith a Chris Rock fue el centro de la entrega de los Oscar y ya nadie se acuerda ni siquiera de que un actor negro -precisamente el protagonista del golpe- ganó como mejor actor. Con la lucidez que la caracteriza, la antropóloga brasileña Juliana Borges habló de lo que nadie parece estar hablando: el racismo y la violencia específica hacia las mujeres negras.

Nosotras también lo sentimos, Will

29/03/2022

Por Juliana Borges*

Lo que debería ser la noche de la consagración de la carrera de un hombre negro resultó ser la noche en la cual él tuvo que reafirmar la dignidad de las personas negras. Y tenemos que hablar sobre eso.

No fue la primera vez que Chris Rock atacó a Jada Smith. En otra ceremonia, la atacó vilmente por su postura a favor de boicotear la premiación de los Oscars por la falta de representación negra entre los nominados. Tampoco es la primera vez que Chris Rock ataca a las mujeres negras en sus bromas. Hay investigaciones, además de las experiencias históricas, que señalan que nosotras, las mujeres negras, somos el grupo más atacado en las redes sociales y en la dinámica de las relaciones sociales. Y, en general, solo nos defendemos nosotras. Nadie sale en nuestra defensa. Ni los hombres negros.

El pelo para las mujeres negras es un territorio de reconocimiento y reafirmación de nuestra existencia. En estos días, Allyne Andrade defendió un punto importante: peinarse es, para nosotras, un ritual de encuentro, intercambio, fortalecimiento y sanación. Jada se enfrenta a una enfermedad, notoriamente conocida.

Además, no se trataba de defender el honor, porque, como bien recuerda Tulio Custódio, cuando hablamos de masculinidades y personas negras: (1) no estamos hablando de un punto de partida hegemónico; (2) las mujeres negras no son el estandarte a defender por honor, sino como propiedades históricamente. Nunca fuimos las doncellas. Y al exigir defensa, por lo tanto, estamos hablando de dignidad para la reivindicación de la humanidad.

Para eso, vuelvo a Bell Hooks y Audre Lorde, así como a Cornell West y Malcolm X: reivindicar la ira es reivindicar nuestras humanidades. La ira nos impulsa y nos reposiciona. El sistema racista y la blanquitud nos deshumanizan, nos posicionan como incivilizados. Pero cuando exigen nuestro civismo, exigen que anulemos las emociones, que soportemos la violencia sin reacción, robóticamente. Y, en ese sentido, logran rearticular la idea de nuestra inhumanidad. Los humanos sienten. Inhumano, no. Los inhumanos se lo llevan todo. Y esto se hace usando otra persona negra, para el toque refinado del racismo.

Will Smith defendió la dignidad y la humanidad, demostró camaradería, lo cual es raro para las mujeres negras.

Nosotras también lo sentimos, Will.

*Este texto fue posteado por Juliana Borges en su cuenta de Instagram. Lo reproducimos con su autorización. 

Traducción: Beatriz Sanz, periodista brasileña ex becaria de Cosecha Roja.