marchanCosecha Roja.-

María Rosa Marchán y Roque Calafell viajaron en octubre de 2001 a Estados Unidos a probar suerte: querían conseguir contactos para el negocio de venta de antigüedades que él tenía en La Pampa. Antes de que se les terminara la visa, la policía de Miami los acusó de asesinar a martillazos a Agustín Morales, un joyero cubano que habían conocido unos días antes. En el auto donde apareció el cuerpo había una caja de herramientas que era de ellos. Roque se enteró cuando volvió a Córdoba y María Rosa quedó como la única imputada en la causa: pasó 12 años y 9 meses en una cárcel de máxima seguridad estadounidense después de firmar una confesión en inglés sin saber el idioma. En octubre la liberaron por buena conducta y ayer llegó a Argentina.

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Ahora María Rosa Merchán va a poder terminar el mural que empezó antes de irse “Ahora va a modificarlo porque le gusta pintar, es su hobbie. Fueron muchos años sin ella, mucho tiempo”, dijo a Cosecha Roja Martina Giménez, su madre.

Cuando se fue con su novio a buscar contactos a Estados Unidos, no había terminado el secundario ni sabía hablar inglés. Tenía 23, era auxiliar de enfermería y pintaba cuadros. A Roque lo conoció en el Instituto Cardiovascular de General Pico, donde trabajaba. Él era instrumentista quirúrgico, tenía 33 y coleccionaba antigüedades.

En octubre de 2001 viajaron a Estados Unidos y en diciembre quisieron volver. La plata que les quedaba no les alcanzaba para comprar los pasajes de vuelta. Él consiguió un pasaje por medio del consulado para enero y ella empezó a trabajar en una cafetería en Miami para juntar plata. Ahí conoció al joyero cubano, que siempre le ofrecía lo que vendía.

“Morales le llevó sus anillos, sus alhajas y ella lo invitó a que fuera a su casa porque era seguro que le compraba algo”, dijo José Caragol el vocero de la policía estadounidense a la prensa argentina. Según el policía, Rosa acusó a su novio de haber matado al joyero.

Mientras que la justicia estadounidense dice que Roque y Rosa inventaron un plan para matarlo, robarle lo que vendía y volver a Argentina, los abogados de la pareja aseguran que los acusaron y les plantaron las pruebas por ser latinos.

Agustín Morales fue asesinado el 29 de diciembre pero el cadáver apareció el 12 de enero de 2002 en el baúl de un auto. Ahí dentro también encontraron una caja de herramientas de la pareja. El 16 de enero  Roque Calafell volvió a Argentina, y la Interpol comenzó a buscarlo. “No estoy prófugo ni me fugué. No estoy encapuchado ni disfrazado. Estoy en Córdoba a disposición de la Justicia”, había dicho a la prensa local. María Rosa se tenía que quedar en Miami hasta el 5 de febrero, que era la fecha de su viaje. Pero el 1 de febrero la detuvieron y 20 días después el juez Adam Murphy la quiso condenar a cadena perpetua. Ella no entendía lo que le decían.

“María Rosa firmó un papel en inglés, no sabía una palabra del idioma y se hizo cargo del asesinato de Morales. El Estado argentino nunca pudo saber qué firmó. Nosotros sabíamos que cuando se produjo el asesinato de Morales, ella estaba en el departamento. El novio la dejó y se volvió a Argentina”, dijo Mireya Regazzoli, que en ese momento era la embajadora argentina ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU en Miami. Según el defensor público Howard Lubel y la fiscal Gail Levine, al firmar ese documento, se le redujo la condena a 15 años.

Pero Gail Levine no le hablaba a Rosa en castellano. Le explicaba su causa en inglés, pese a haber hecho un curso de posgrado en Córdoba. “Estados Unidos hace lo que quiere, no cumple ningún tratado internacional aunque integra todos los comités de tratados internacionales. Solo quiere un culpable, no justicia”, dijo Regazzoli. “Fui en tres oportunidades a visitarla, siempre con la presencia de la fiscal quien me puso como condición no preguntar cómo habían sido los hechos, así que no se sabe qué le hicieron firmar”.

“El vicecónsul me dijo que los familiares la están ayudando económicamente para que pueda estudiar. Adentro de la cárcel ella trabajaba pintando murales y con eso subsistía, pero el nuevo director de la cárcel se lo prohibió, así que la están ayudando desde Argentina”, agregó Regazzoli a la prensa. Martina Giménez, su madre, le mandaba entre 300 y 400 dólares por mes y dijo a Cosecha Roja que está ansiosa por que su hija vuelva a su casa. “Tiene que conocer a un montón de sobrinos que nacieron en este tiempo”, contó

Durante los 12 años que Rosa pasó en el Turner Guilford Knight Correction Center, ubicada enfrente del Aeropuerto Internacional de Miami, aprendió el idioma, terminó el secundario, estudió computación y una carrera terciaria. En 2012 la Interpol encontró a Roque Calafell; estaba en un barrio periférico de Córdoba, donde había nacido. Fue extraditado a Estados Unidos a principios del año pasado y en el juicio Rosa va a ser testigo.

“Acá (en Miami) no se puede trabajar o estudiar porque estoy en una celda de 3,5 por 7 metros, donde viven 16 personas y miles de ratas. Yo sostengo mi inocencia desde hace 13 años. Estoy aquí para probarlo, confiando en Dios y en el abogado que tengo”, dijo Roque a la prensa. Y agregó: “No tengo miedo. Estoy tranquilo interiormente porque soy inocente y María Rosa es inocente. Creo que a la larga la verdad va a salir porque tengo confianza en la Justicia”.

Ayer María Rosa llegó a Argentina después de haber cumplido una condena de 12 años y 9 meses en prisión.

Foto: El Diario de La Pampa