Desnudas y estranguladas con un cable. Así encontró la Policía a María Soledad Ramos, de 26 años, y a Florencia Ayelén Mariezcurrena, de 14. Estaban tendidas en una cama, rodeadas de cartones, porque así estaba armada la habitación donde vivía María Soledad con sus dos hijos, de 7 y 9 años. Ese día –el 7 de mayo de 2016- Florencia había ido a visitar a su amiga.
Desde la escuela donde asistían los hijos de María Soledad llamaron a la policía, alertados porque ella no fue a buscarlos. La Policía fue al galpón de Avenida de Mayo al 2000 y allí encontró los cadáveres de ambas.
La autopsia determinó que las dos fueron estranguladas con un cable que se encontró en el lugar y que la menor también fue violada. Sin embargo, no se encontraron signos de resistencia, con lo cual los peritos en ese momento especularon con que las mujeres pudieron haber sido drogadas.
Varios testigos vieron salir del lugar ese día a Cristian Héctor Perrone, el sereno del galpón. Por lo que las sospechas cayeron por él. Sospechas que se agigantaron cuando los peritos encontraron en la escena del crimen su semen en un preservativo usado y ensangrentado. Otros de los elementos incautados fueron una fotocopia del DNI de Ramos, un secador de pelo y una tablet.
Perrone había huido de la escena del crimen, pero lo encontraron días después, en un control de tránsito en la provincia de La Pampa, lo detuvieron y procesaron. Comenzará a ser juzgado este jueves en el Tribunal Oral Criminal N°3 de La Matanza, por abuso sexual seguido de muerte.