Cosecha Roja.-

Desde que el ministro de Defensa del Uruguay presentó la semana pasada la propuesta de controlar la venta de marihuana, muchas voces en Latinoamérica se han levantado para apoyar o atacar la decisión. Unos la descartan de plano y otros esperan que sea replicada en otros países. También se han manifestado quienes buscan contribuir a una propuesta más compleja y elaborada que sirva como experimento social y política de droga ajustada a la realidad.

“Legalización es una palabra que implica demasiado. Yo prefiero hablar de regulación y normalización de la marihuana, que es un primer paso para romper el paradigma actual de prohibición absoluta”, explica Juan Andrés Vaz, vocero de la Asociación de Estudios del Cannabis del Uruguay, una organización civil que agrupa a usuarios de marihuana y está a favor del anuncio del gobierno nacional.

Ayer la Comisión Global de Políticas de Drogas presentó un informe en Londres que advierte del fracaso de las políticas que criminalizan a los usuarios de drogas. Según los datos que arroja, ni se ha logrado reducir la oferta mundial de estupefacientes, ni se ha puesto freno al crimen organizado. Del informe, firmado por ex presidentes de seis países y activistas de Derechos Humanos, se desprende la recomendación de explorar otro tipo de políticas no prohibicionistas para atenuar las consecuencias del tráfico ilegal de drogas.

De acuerdo con Vaz, la prohibición tajante de las drogas niega los derechos de las personas y además hacer que los consumidores sean señalados como delincuentes. Para AECU, la forma de implementar la propuesta en Uruguay debe incluir el autocultivo y la conformación de clubes de consumo en los que los usuarios estén registrados y puedan acceder a marihuana cultivada por ellos mismos. Eso, de acuerdo con su vocero, es más aterrizado que hablar de que el gobierno “estatice” o sea quien expenda las dosis para cada persona.

Lo manifestado por el ministro de Defensa y los legisladores uruguayos es por el momento sólo una intención, una propuesta que está en camino de aprobarse. El debate, su inmediata respuesta, está abierto porque aún no hay leyes firmadas.

“A nosotros nos han consultado en privado acerca de cómo podría establecerse la norma, pero sería más indicado que se promoviera un camino de opinión en el que las asociaciones conformadas podamos hacer propuestas concretas con base en estudios realizados y en asuntos precisos que atañen a los usuarios de drogas”, explica Vaz, quien habló en exclusiva con Cosecha Roja acerca de lo que sigue ahora en su país, luego de ese anuncio que puede transformar la relación de los consumidores de marihuana, hasta ahora estigmatizados, con el resto de la sociedad.

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Juan Andrés Vaz, de AECU, plantea una propuesta. “Abogamos por el no lucro y por quitar la marihuana del mercado. Proponemos la figura de los clubes de cannabis, de forma auditable por el Estado para que la producción del club no provenga del mercado negro sino del autocultivo”.

 

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Que un usuario cultive sus propias matas de marihuana es una alternativa que proponen decenas de asociaciones civiles en todo el mundo. En Uruguay, AECU y Plantatuplanta opinan que el autocultivo no solo promueve mejores hábitos entre los consumidores sino que desvincula la marihuana del narcotráfico.

 

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Aunque Uruguay es un país pequeño, su decisión de regular la venta de marihuana puede tener repercusiones en toda América Latina. Además de servir como experimento social, la ley que plantea el gobierno uruguayo tiene la posibilidad de transformar el paradigma prohibicionista de la actualidad.

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