Tania Páez y Lorena Castro murieron atropelladas: las pisó Antonio Gabriel Cruz, un policía que manejaba ebrio y a contramano en Mendoza, el 9 de diciembre del año pasado. La Campaña Nacional Contra la Violencia Institucional denunció que la Justicia quiere beneficiar al efectivo con un juicio abreviado. Para ellos violaría el derecho de los familiares de las víctimas de acceder a la verdad: sin un juicio no se podrá exponer la investigación del homicidio ni demostrar la culpabilidad del policía.
Julia Muriel Dominzain – Cosecha Roja.-
Tania Páez murió en diciembre atropellada por un policía fuera de servicio que circulaba alcoholizado por Godoy Cruz, Mendoza. Era de la Comisaría 27, la misma en la que -un mes después- Leo Rodríguez apareció ahorcado: los agentes dijeron que lo detuvieron por ‘averiguación de antecedentes’ y que se suicidó en la celda. La familia denuncia que lo mataron a golpes. Este mes a Claudio Díaz lo chocó un patrullero y quedó internado, con riesgo de que le amputen la pierna. Los jóvenes se conocían desde chicos porque son del barrio Parque Sur y las mamás de los tres pasaron de ser vecinas a marchar juntas para pedir justicia. “La tienen contra los pibes de acá: los detienen, los interrogan, les dan golpizas, los atropellan”, dijo aCosecha Roja María Ester, mamá de Claudio. Hoy a las 13 se movilizarán al Palacio Judicial de la Provincia.
– Mami, ¿qué hago si me pierdo? Vos siempre me decís que busque un policía pero ahora les tengo miedo.
Agustina tiene 9 años y su tío -Leo Rodríguez- murió en la comisaría 27 de Godoy Cruz, Mendoza. Los policías lo detuvieron ‘por averiguación de antecedentes’ y dicen que se suicidó. La familia contó que los oficiales lo perseguían, que Leo no estaba deprimido y que cuando vieron el cadáver, tenía golpes por todos lados.
Carolina -mamá de Agustina y hermana de Leo- no sabe qué responderle. Viven en el monoblock de Gorriti y Las Tipas, en el Barrio Parque Sur. En las dos habitaciones duermen siete personas: la mamá de Leo, dos hijas, sus maridos y dos nietos. Cuando Leo vivía tenían que acomodarse los ocho. Sobre la cómoda guardan los carteles con los que piden justicia y avisos con los que convocan a las movilizaciones.
A diez metros y un piso por escalera, en el mismo monoblock, vive María Ester vecina de la familia Rodríguez. Está desesperada: el sábado 6 de junio una camioneta de la comisaría 50 chocó la moto en la que iba su hijo Claudio Díaz, en la esquina de la casa. Quedó internado en el Hospital Central de Mendoza con quebradura de tibia y peroné. “Está molida la pierna, me dijeron que se la tienen que cortar. Ojalá que no, que le arreglen los huesitos”, dijo a Cosecha Roja María Ester, que prende cigarrillos y se olvida de fumarlos. Las colillas se le acumulan en un cenicero de pie con forma de caracol.
El hijo de María Ester trabaja cuidando coches sobre la calle Morón y tiene tres hijos: de 11, 15 y 16. El patrullero lo chocó a las 10 de la noche. Como todavía no hacía frío y era fin de semana muchos vecinos estaban en la calle. “¡Loco, lo mataste!”, gritaban. Algunos empezaron a tirar piedras.
– Hay mucha bronca en el barrio. La tienen contra los pibes de Parque Sur, les dan tremendas palizas- contó María Ester.
– Sí, les dicen ‘¿vos sos el tirapiedra?’ y los interrogan- agregó Carolina.
– Nos insultan a nosotras, a las madres: ‘Tu mamá está muy rica, mandale saludos’, dicen. Y cuando vamos a las movilizaciones nos dicen ‘métanse para el barrio, putas de mierda’- contó la mamá de Claudio sentada en el sillón. Está esperando que llegue su otro hijo con noticias desde el hospital.
A cuatro cuadras vive Jésica, la mamá de Tania Páez. A su hija y a una amiga (Lorena Castro) las atropelló y mató un policía de la comisaría 27 que estaba borracho, fuera del horario pero con el uniforme puesto. “Nos apoyamos mutuamente. Cuando yo estoy bajón ella me calma y lo mismo al revés”, contó Carolina.
Lo de Jésica es luminoso, ordenado, silencioso y huele a sahumerio. Sobre la entrada, igual que en lo de Leo, están apiladas las pancartas con la foto de la joven y el pedido de justicia. Tania iba a segundo año del colegio Federico García Lorca, a tres cuadras de la casa. La noche del 9 de diciembre de 2014 Tania no tenía muchas ganas de salir. “No sé, mami, ¿viste cuando sentís que no?”, le dijo. Pero pasaron unas compañeras a buscarla y cedió.
Un rato después Jésica se sintió mal. “Fui a lo de mi mamá, que vive acá a la vuelta y le dije: ‘no sé qué me pasa, me siento rara, necesito salir, tomar aire”, contó a Cosecha Roja. La pericia comprobó que el policía que las impactó en la esquina de San Vicente y Lamadrid había tomado alcohol. Manejaba su Renault 21 particular pero tenía el uniforme puesto porque venía de hacer un ‘servicio extra’.
El auto circulaba sin luces y Jésica contó que no asistió a las chicas después de chocar. Se encontró con el policía en el hospital:
– El seguro cubre todo- lo escuchó decir.
– ¿Ah, sí? ¿Cubre todo? Rogá que mi hija salga de esta – lo increpó ella.
Tania murió dos días después y la velaron en la escuela. Los compañeros escribieron en el pizarrón “Tania vive”. Su amiga, Lorena, falleció el 23 de diciembre. “El hombre hablaba como si por ser de la policía no se pudiera hacer nada, pero nosotros vamos a llegar a hacer justicia”, dijo Jésica, con el expediente sobre la mesa ratona. La causa está caratulada como homicidio culposo y el primer reclamo de la familia es que pase a ser considerado ‘doloso’.
Carolina y Jésica se conocen del barrio, desde antes de tener que sostener juntas las pancartas. “Acá la policía detiene como quiere. A mi hijo Alan, de 16, ya lo tuve que sacar dos veces de la comisaría, lo acusaban de tirar piedras. Y a Nahuel, mi otro hijo, ni sé cuántas: lo detienen por averiguación de antecedentes”, contó la mamá de Tania.
La figura de ‘averiguación de antecedentes’ está vigente en Mendoza y fue la excusa por la que detuvieron a Leo en enero de este año. Para Lautaro Cruciani, abogado de la familia y coordinador local de la Campaña Nacional Contra la Violencia Institucional, el procedimiento “hace peligrar la efectiva vigencia de los Derechos Humanos”. Lo escribió en su tesina ‘La detención por averiguación de antecedentes ¿una injusticia legalizada?’. En la provincia la policía acostumbra detener personas con la excusa de que deberían tener DNI, aunque la obligación de portar el documento no está presente en ninguna ley. Además, la libertad ambulatoria está protegida por el artículo 14 de la Constitución Nacional y por tratados internacionales de Derechos Humanos.
“La policía bloquea la ciudad con controles y detiene a las personas que no cuadran con el estereotipo de ‘personas bien’. Cualquier justificativo es válido: la gorrita a 45 grados, el color de piel, el barrio que habitan, el tipo de trabajo, la manera de vestir o moverse, o la música”, dijo a Cosecha Roja Cruciani.
Desde la muerte de Tania en adelante, los vecinos organizan movilizaciones para pedir justicia. En la que hicieron a una semana de lo de Leo, la policía reprimió en el barrio: Carolina todavía guarda los proyectiles para mostrarlos cada vez que alguien no lo puede creer. El 9 de febrero de este año hubo una histórica y masiva marcha: la acompañaron Miriam Medina (mamá de Sebastián Bordón) y la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional. Recordaron a Tania, Lorena Castro, Nicolás Barrera, Lucas Carrasco, Cristian Reyes, Gabriel Franco, Jonhatan Chandía y Leonardo Rodríguez, entre otros.
El caso de Rodríguez fue una bisagra. “La lucha contra la violencia institucional se hizo más fuerte en Mendoza desde entonces”, dijo a Cosecha Roja Penélope Moro Rocchietti, de la Campaña Nacional Contra la Violencia Institucional en Mendoza.
“Militamos por eliminar la figura de averiguación de antecedentes. Es la llave, la principal arma de la policía para llevarse a los pibes”, dijo Rocchietti. Mañana a las 13 las madres se van a juntar frente a la Legislatura Provincial (Peatonal Sarmiento y Patricias Mendocinas) y marcharán hasta el Palacio Judicial.
Fotos: Cosecha Roja
[Nota publicada el 19/6/2015]
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