“En los viejos tiempos, el suicidio era suficiente (…) para poner fin a los propios sufrimientos. Ahora hay una necesidad de ver sufrir a otro (…) tan inocentes como fueron una vez, tan indefensos como están ahora. Hemos creado un monstruo: un rebaño de monstruos”.

Eddie Vedder, Pearl Jam

La adolescente tiene 14 años: está siendo entrevistada para una radio de alcance nacional por un periodista que le lleva unos 40  años. La chica habla de tomas, asambleas, de trabajo no jerárquico, de horizontalidad. El periodista la humilla de varias formas posibles: por chica, por no conocer el “reglamento” de las asambleas, por no entender que en casi todos los países del mundo el trabajo se regula por jerarquías. Pone un ejemplo claro: “Si tu jefe te manda a sacar 50 fotocopias vos vas y las sacas”. Luego se ríe de ella, la despide a las apuradas. ¿El tema de la entrevista? La reforma educativa. ¿Los subtemas? Antes de las pasantías no rentadas, un adulto mayor humilla de la peor manera posible a una chica de 14 años: podríamos afirmar, pues, que la reforma ya está en marcha.

En el Islam lapidan a chicas por querer ejercer su derecho a estudiar. El mundo es horrible. Acá no hay piedras: con un tono casi cansino, se le tira a la adolescente con palabras: obedecer, jerarquías, si total matemáticas no entiende casi nadie.

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Otra piba, otro colegio, mismo país. La chica de 14 años denuncia en un grupo de Facebook privado que ha sido abusada por un mayor, compañero del mismo colegio, persona de su confianza. El Centro de Estudiantes lo sabía, por eso “separó” al supuesto abusador de la toma del colegio. Pero parece ser que también lo sabían las autoridades del Colegio, todas personas adultas y con probada trayectoria académica.

Así que no hubo ya manera de eludir el tema -que rozaba lo fantástico, con teorías conspirativas antigobierno y prokirchnerismo porque –se sabe- cuando lxs pibxs ganan medallas en maratones de física o computación son un ejemplo, pero cuando toman colegios u opinan sobre temas que les competen directamente, como es la reforma educativa, son unxs vagxs, sucixs, irresponsables, manipuladxs por adultos, sindicalistas, políticos pero en definitiva son producto de crisis familiares porque lo que más se repite en las redes es: “¿Cómo dejan a una chica de 14 años dormir en un colegio tomado?”.

La respuesta de lxs adultxs, responsables y con probada trayectoria académica fue: hasta no comprobar el supuesto delito, mantener a abusada y (presunto) abusador separados, cada uno en su respectivo turno de clases. Es más: a ella “se le aplicaría una mirada atenta” por parte de las autoridades. Un iluminado preguntó en la conferencia de prensa si no sería posible que los chicos se crucen en un contraturno. O en el buffet. O yendo al baño. O en la biblioteca. Un par de horas después el Rector del Colegio tal vez se sintió él mismo un poco abusado, un poco adolescente: las autoridades de la UBA desafectaron al “presunto” y lo mandaron a buscar colegio por su cuenta.

En tanto, por la televisión y radio desfilaban voces de órganos estatales de defensa de los derechos de niñxs y adolescentes hablando del protocolo que se debe utilizar en medios cuando se tratan temas de abuso donde hay implicados un mayor y un menor. Es decir, una situación de poder que ubica a uno como victimario y a otro como víctima.

En un breve rastreo que realicé para esta nota me enteré: nombre de la piba, edad, curso al que asiste, turno, situación de sus padres.

Eso sí: todos los canales de televisión cuando ponen estas notas y tratan estos temas nos recuerdan no dejar de llamar al 144 “si somos víctimas de violencia de género”.

Agéndenlo, sobre todo si deben convivir con su abusador hasta que se compruebe la “presunción”.

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Mario en los ochentas era Marito: el chico terrible de los medios. Allí donde Tinelli lucía pueblerino, tímido, Mario era el exceso: al choque todo el tiempo, gozador, irónico, drogón –según sus dichos-, amigo de los Soda Stereo. Mario era la gloria, el rock´n´roll.

Los años pasaron, Mario dejó de ser Marito y actualmente es un señor empresario sin el brillo de otros tiempos: el pueblerino tímido comealfajores se adaptó mejor a los tiempos y montó un espectáculo masivo que dejó a Mario fluctuando entre el empresario de videjojuegos y el defensor del mundo del rock´n´roll. Aunque ya ni escuche rock, claro. Salvo cuando tiene que cargarse una causa que él considera noble y justa: la defensa de la pobre estrella de rock al que unas locas andan difamando por ahí. Si la defensa de Cordera fue jodida (luego pidió disculpas) la entrevista con el cantante de Salta La Banca Santiago Aysine, acusado de haber abusado de su situación de poder para manosear y abusar de algunas chicas sin su consentimiento, es perversa. Mientras el cantante decía “habrá que escuchar a las víctimas y yo tendré que salir a negarlo”, Mario mostró claramente de qué lado está. “Vos no podés hacerte cargo de esa mezcla, si ahora te salen novias despechadas o relaciones que no han crecido”, dijo.

La entrevista es indescriptible: el cantante saca a la luz –a modo de arrepentimiento, porque algo hay que decir- que en una situación donde una chica abortó a su hijo él “quizás” no estuvo muy presente: no era la novia, ella tenía 20 años, el 28…era “muy chico”!!!!! Cuando las redes explotaron, Mario hizo exactamente lo mismo que viene haciendo desde jovencito: excusarse. “Si una persona repite que es inocente tengo que creerle”, dijo. Sin embargo, si la persona es mujer no aplicaría: por más que repita que es víctima, él escuchará “despechada”.

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Roman Lejtman (abogado, ejerce el periodismo desde 1983), Gustavo Zorzoli (rector del  CNBA, cuyo CV abreviado a 2010 tiene 10 páginas), Mario Pergolini (más de 30 años de trabajo en medios) no son el violento cotidiano, ese que cada tanto manda a la pareja o a lxs hijxs al hospital cuando se le va un poquito la mano. No: vía la palabra, la violencia la ejercen reduciendo a la víctima a un objeto.

Una chica de 14 años que se banca una toma de colegio pero no entiende que debe aceptar lo que su (futuro) jefe le mande. Otra chica de 14 años que deberá cargar con el peso de haber denunciado un abuso por parte de alguien de su círculo de confianza –como ocurre en la mayoría de los casos de abuso- en una situación particular –la toma de un colegio en oposición a una reforma que la mayoría de lxs alumnxs considera injusta y no consensuada- y que no se crea en su palabra, que se viole todo protocolo de cuidado y reserva de su identidad, a la que se le ofrezca como toda protección “mirarla” y que provoque un chismerío de proporciones para ver cómo se discute el tema de abuso y violencia de género.

Cuando una mujer, adolescente o niña es víctima de la misma diariamente, lo que está visibilizado, contabilizado, expuesto y difundido a raíz de la gravedad de los casos que se han hecho públicos en los últimos años y en todos los ámbitos. Pergolini es más infantil en eso, más primitivo: alude al despecho. Creo que hay un tema que es central en todo esto: ¿cuál sería el beneficio de la víctima que denuncia un hecho de tales características? Pregunten a las chicas que se han animado a denunciar hechos en el ámbito del rock: segregación, amenazas, injurias e insultos de todo tipo. La vida íntima expuesta. ¿Qué ganancia cabría?

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Para finalizar, quiero destacar la actitud de Barbi Recanatti –líder de Utopians, banda de rock- hace apenas tres días:

UTOPIANS

27 de septiembre a las 19:04 · 

Amigos, hoy recibimos mensajes de chicas que se sintieron acosadas por Gus. Yo, Barbi, como mujer antes que música, siempre hablo de esto e insisto en que sin importar las dudas siempre hay que pararse del lado de las pibas. Hoy me toca ver a mi mejor amigo arrepentido asumiendo su culpa. Y me toca tomar la decisión de tener que desvincularlo del grupo en el que tocamos hace más de 10 años. Esperamos que nos entiendan.

Su guitarrista, Gustavo, fue acusado por algunas chicas (mandó fotos íntimas, acosó vía mensajes). Barbie no lo dudó: se sentó con su amigo, bebieron, charlaron y lo desafectó de la banda, con dos shows encima.

Si las personas adultas responsables actuáramos en consecuencia a lo que van a tener que soportar víctimas de abuso y violencia de género, el cartelito del 144 capaz podría resultar un poco más eficaz.

Y tanto organismo defensor de los derechos de niñxs y adolescentes podría ser un poco más operativo, también: cuanto pasó del Polaquito? De Melina?

El abuso tiene consecuencias nefastas que se arrastran a lo largo de la vida.

Un poco de respeto no lo va a atenuar, pero creará un lazo posible para procesar la situación y salir diferente.

Mi dolor es el de un niño en la noche, escribió Alejandra Pizarnik.

Algo así deben sentir estas chicas……