Melazo

El robo se discutió durante los festejos por el Día del Amigo en el quincho del comisario Gustavo Bursztyn en City Bell. El vendedor de seguros Carlos Bertoni había marcado una casa que estaba fuera de la jurisdicción de Bursztyn. Los policías y el entonces juez César Melazo, el otro jefe de la banda, lo habían resuelto dar de baja el plan. Aquel Día del Amigo acusaron a Juan Roberto Farías, otro de los integrantes de la banda de cortarse solo: entró por los techos de la casa con dos cómplices y se llevó 60 mil pesos y joyas. Unos días después lo mataron de tres balazos en el hall del edificio donde vivía con su esposa y su hija de nueve años. El crimen abrió una investigación que ocho años después derivó en el expediente que más inquieta al poder político y judicial platense: ayer la fiscal Betina Lacky procesó a 10 integrantes de una megabanda que incluye a policías, barras, jueces y fiscales.

El fiscal Tomás Moran investigó el crimen como una muerte durante un intento de robo. La causa estuvo paralizada hasta que Moran fue desplazado y la causa pasó a manos de la fiscal Betina Lacky. Profundizó la hipótesis del ajuste de cuentas entre compañeros y Oscar Adrián “Quichua” Manes quedó imputado como autor material. Ese fue el hilo del que tiró la fiscal para descubrir cómo operaba la banda.

En el procesamiento con prisión preventiva la jueza de garantías le imputó a diez de los 14 acusados el delito de asociación ilícita dedicada a robar en casas vacías (escruches), estafas con autos robados, liberar zonas y reclutar presos y ex presos para cometer delitos y extorsión. “Pero la principal actividad eran los escruches”, contó a Cosecha Roja una fuente judicial. “Algunos marcaban las casas y trabajaban en parejas. La policía liberaba la zona y Melazo procuraba la impunidad”. Nadia Mariscal, la viuda de Farías, declaró que la mayoría de los escruches se hacían cuando el juez Melazo estaba de turno.

“Les garantizaba que si algo salía mal lo podían solucionar”, dijo a la fiscal Lacky.
Hoy la causa tiene 22 cuerpos de 200 fojas cada uno: 15 cuerpos corresponden a escuchas telefónicas en las que se detalla la operatoria y se nombra a jueces, fiscales y referentes políticos. Los policías Bursztyn y Mena se encargaban de liberar las zonas y reclutar presos y ex presos que robaban en las casas y fábricas que marcaba el vendedor de seguros Bertoni. Javier Ronco, con arresto domiciliario por un doble homicidio, Angel Custodio “Pipi” Yalet, Adrián “Quichua” Manes, Carlos “Macha” Barroso Luna, Héctor “Pepe” Vega y el barra de Gimnasia Martín Ezequiel el “Gaucho” Fernández conformaban las duplas que hacían los escruches y se encargaban de la logística: transporte, teléfonos y armas.

Jorge Gómez de Saravia, alias el Fiscal, estaba a cargo de las gestiones judiciales cuando algo salía mal. La banda se completa con Melazo, Enrique Petrullo y el ex barra de Estudiantes Rubén “Tucumano” Herrera.

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—Se calcula que acá la mujer tiene mucha plata. Mucha, mucha, pero mucha, como decirte 200 millones de pesos.

El ex barra de Estudiantes Rubén “Tucumano” Herrera le pasó el dato a Javier Ronco. Le contó que Carolina Pochetti, ex mujer del secretario privado de Néstor Kirchner Daniel Muñoz, tenía dinero guardado en la casa y que podían secuestrar a la hija.

—Tiene pánico que la secuestren —agregó.

Los investigadores encontraron los audios de esa conversación en una grabadora Panasonic en la casa de Ronco. En otra charla, Ronco cuenta que le pagó “muchísimo” dinero al “Tío” para poder salir de la cárcel.

“En otros audios descubrimos el nombre verdadero del Tío”, contó la fuente judicial a Cosecha Roja: sería el juez de Casación Penal Martín Ordoqui, que le habría cobrado 500 mil pesos para otorgarle la prisión domiciliaria en una causa por un doble homicidio.

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Al ex juez lo despertaron los golpes en la puerta. Melazo se calzó un pantalón de fajina, un buzo azul de Adidas y una campera Columbia y les abrió la puerta a los policías de la Federal. En la finca de Gorino, en las afueras de La Plata, los agentes secuestraron 13 armas: pistolas semiautomáticas, dos rifles y una carabina Winchester calibre 44″ con pedido de captura. Unas horas más tarde, el frente de la casa se llenó de periodistas y un dron sobrevolaba la finca. Desde la imagen aérea se alcanza a ver la casa principal, la pileta, un garage con varios autos estacionados, un galpón, un corral con animales y un lago artificial.

El mismo día que cayó Melazo fueron detenidos Rubén “El Tucumano” Herrera, ex barra de Estudiantes de La Plata y el operador judicial Enrique Petrullo. El camarista Ordoqui se salvó de la cárcel por los fueros: está acusado del delito tráfico de influencias que utilizaba para proteger a la banda. Ante la gravedad de la acusación la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires le dio una licencia forzada por noventa días.

Los próximos pasos en la investigación dependen del resultado de las pericias de los teléfonos de Melazo y del entrecruzamiento con la información de las escuchas. El procurador ante la Suprema Corte, Julio Conte Grand, admitió que abrió datos “todavía más explosivos”. En voz baja, los investigadores cuentan que otros dos jueces y referentes políticos podrían quedar bajo la lupa de la Justicia.