“Si vos sos loquita, yo te voy a curar”, le gritaron tres varones mientras la golpeaban con fierros. Después, la arrastraron por la calle, la ataron a un árbol y la torturaron durante tres horas. Cuando se cansaron, la abandonaron al costado de las vías del tren Belgrano Sur. Marisela Pilz Pozo terminó internada en el hospital Simplemente Evita de González Catán y murió tres días después. La escena fue registrada por testigos: hay cinco videos incorporados a la causa. Un año y medio después los asesinos tuvieron un juicio abreviado y una condena de un año en suspenso.

El 17 de marzo de 2016, Marisela tenía 27 años y había salido de su casa de Laferrere, en el partido de La Matanza, en medio de un ataque de pánico. Caminó diez cuadras descalza, llegó a un quiosco en el que intentó refugiarse y rompió un vidrio. El dueño del local, Héctor Julio, y dos vecinos “solidarios”, Sergio Abatedaga y Patricio Larroca, desataron su furia machista sobre el cuerpo de la joven.

A pesar de que en la causa consta que hubo 25 llamados al 911, los patrulleros aparecieron casi cuatro horas después, cuando Marisela ya estaba inconsciente. Los videos se viralizaron en las redes sociales pero no fueron suficiente prueba: el viernes, la familia de Marisela supo a través de una notificación judicial que, con la intervención de Carlos Alfredo Luppino de la fiscalía de Homicidios Dolosos de La Matanza, los tres imputados habían accedido a un juicio abreviado con una condena de un año en suspenso para cada uno.

justicia por marisela

 

Los tres seguirán libres, como lo están desde el 14 de julio del año pasado, cuando los jueces de la Sala I del Fuero Penal de La Matanza, Claudio Dau y Gerardo Frega, los excarcelaron tras cambiar la carátula de la causa de homicidio simple a homicidio preterintencional, que prevé una pena de uno a tres años de prisión. El fiscal de la etapa de instrucción, José Luis Maroto, tampoco entendió que Marisela hubiese sido víctima de femicidio. Ni él ni Luppino quisieron responder las preguntas de Cosecha Roja.

“La cadena de injusticias empezó con el cambio de carátula: los jueces entendieron que los tres imputados no tenían intención de matarla porque ninguno de los golpes pudieron ocasionarle la muerte por sí solos, pero Marisela murió por la multiplicidad de esos golpes. Si a una persona en estado de indefensión como estaba ella la atás a un árbol y la golpeás durante tres horas, ¿qué pretendés que le suceda?”, dijo a Cosecha Roja Matías Bernal, abogado de la familia de la víctima.

Esa carátula también les permitió a los femicidas acceder al juicio abreviado, una instancia judicial en la que sólo intervienen la fiscalía y la defensa. A los representantes de la víctima sólo les queda la posibilidad de apelar, algo que Bernal efectivizará pasado mañana. Para el abogado, lo insólito del caso es que no se discute la autoría del hecho, sino la intencionalidad de los homicidas. A pesar de que los videos dejaron en evidencia la brutalidad de la violencia ejercida sobre Marisela, la Justicia eligió creer el argumento de los imputados. Tampoco se tuvo en cuenta que el principal instigador, Héctor Julio, estuvo prófugo durante tres semanas después de matar a Marisela.  

“Este es un caso que puede marcar un precedente negativo en los casos de violencia de género. Los testigos marcaron el desbalance entre la contextura física de Marisela y los agresores. Si ella hubiese sido hombre, ¿le hubiesen pegado así? Después de matarla, amenazaron a quienes habían grabado los videos. Eso consta en la causa y aún así les dieron la libertad. El mensaje que está dando la Justicia es ‘mátenlas y tortúrenlas, total van a tener impunidad’”, explicó Bernal.  

A pesar de que la Justicia les dio la espalda, la familia de Marisela no piensa abandonar la lucha. Su mamá Marta lo dejó en claro. “La Justicia trata a mi hija como si su vida no hubiese valido nada. No vamos a parar hasta tener una condena justa. No tenemos miedo, porque lo peor que nos podía pasar, ya nos pasó”, dijo a Cosecha Roja.