Desde la noche en que murieron 5 chicos en Costa Salguero, la responsabilidad de la organización de la fiesta se centró sobre tres apellidos: Conci, Gontad y Stinfale. El último, un abogado mediático investigado en la causa por el encubrimiento a la AMIA. Hasta ahora, los investigadores no lograron cercarlo por la Time Warp, pero en el cruce de información hay varias coincidencias entre los domicilios y los directivos de las empresas organizadoras de eventos, entre los que figuran varios allegados y la familia de su ex mujer.

20150416 tragedia time warp Foto: Joaquín Salguero

Por Sebastián Hacher *

Si se le pregunta a alguno de los investigadores de la tragedia en la fiesta Time Warp en Costa Salguero por el rol del abogado Víctor Stinfale, el gesto es siempre más o menos el mismo: abrir los ojos grandes y levantar las manos. En la causa hay de todo y no hay nada. Cada una de las empresas investigadas por la muerte de cinco jóvenes en la fiesta lo roza de alguna manera, pero solo eso. Su nombre no aparece, hasta el momento, en ningún papel.

En el ambiente de la noche -en los foros online, en los pasillos de las productoras, en los salones de baile- a Stinfale se lo conoce como a uno de los hombres fuertes de la movida electrónica. Hasta hace poco no lo negaba. En una entrevista con la Revista Veintitrés de septiembre de 2013  se presentó como CEO de Speed, socio de las fiestas Creamfields y Moonpark, de la radio FM Delta, y dueño de los boliches Palacio Alsina, Pachá,  Ku en Pinamar y de Pueblo Límite en Villa Gesell.

A pesar de este arsenal de empresarias ligadas al negocio de la noche, en la causa por la Time Warp no hay nada que inculpe a Stinfale de forma directa. Ni un solo papel, ni una factura, ni un cenicero a su nombre. ¿La razón? La justicia tiene un indicio.

En la causa por el encubrimiento a la AMIA se lo está juzgando por encubrir el atentado a la AMIA. Según la acusación, en 1997 Stinfale asesoró a Carlos Telleldín, imputado en la causa, para cambiar su declaración y  acusar a cuatro policías. A cambió recibió 400 mil dólares de la SIDE, y la justicia sospecha que Stinfale habría cobrado parte de ese dinero cómo comisión.

Cuando esa operación saltó por los aires, el juez de la causa fue destituido y comenzó la investigación por el encubrimiento del atentado, que hoy está en pleno debate oral. En la instrucción de aquella causa, a cargo del juez Ariel Lijo, a Stinfale se le dictó una inhibición de bienes por 300 mil pesos. Es decir: se le prohibió vender cualquiera de sus bienes registrables. Más tarde, por la misma causa le suspendieron la licencia como abogado y entonces anunció su salto a la actividad empresaria, con esa inhibición a cuestas.

¿Usó testaferros para montar toda una red de empresas dedicadas al negocio de la noche, un rubro al que -según sus palabras- entró gracias a una “pasión por la música electrónica”?

La pregunta es muy difícil de responder. Una posible pista a seguir es el listado de sociedades nombradas de una u otra forma en la causa por la tragedia de Costa Salguero.  El 22 de abril, el juez Sebastián Casanello ordenó “el cierre preventivo de todos los eventos públicos o privados” vinculados a una treintena de empresas. Entre ellas estaban Dell Producciones,  la organizadora de Time Warp, Pachá y otras menos conocidas.

Todos los caminos

La mayoría son empresas dedicadas a organización de fiestas, venta de bebidas alcohólicas, transmisión de radio y constructoras o inmobiliarias. Del análisis de esas sociedades –usando bases de datos públicas: boletines oficiales, guías de teléfono y constancias de la AFIP– se desprenden varios cruces interesantes, que ya están bajo la lupa judicial. Estas son algunas de las conclusiones provisionales:

– Al menos siete de las sociedades nombradas en la resolución tienen o tuvieron domicilio en la calle Armenia al 2100, en la Ciudad de Buenos Aires. Entre ellas se destacan Dell Producciones, la empresa de Adrián Conci que organizó Time Warp, pero también  la sociedad que controla FM Delta -una emisora dedicada a la música electrónica y auspiciante junto con Speed de la mayoría de las fiestas- y hasta constructoras. Una de las empresas que se domicilió allí tiene registradas la marca FM Delta y FM Warp.

– Otras cuatro sociedades tienen domicilio legal en Palacio Alsina, en la calle Adolfo Alsina al 900, donde se organizan las fiestas electrónicas State y Big One. En los foros de discusión de clubbers, tanto el lugar como las fiestas son adjudicadas a Stinfale.

– Dos de las sociedades -la que controla Speed y otra llamaba Bienvenida- tuvieron domicilio legal en Viamonte 1336, donde estaba el estudio Stinfale-Fasano y Asociados. Allí también supo fijar domicilio Carina Fasano, ex mujer y socia de Stinfale. La mujer figura en al menos tres de las sociedades investigadas.

– Otras tres sociedades comparten domicilio con un frigorífico de Mataderos, dedicado a la distribución de pollos Soychu.  Tradicionalmente, esa marca perteneció a la familia Santangelo, que coincide con uno de los apellidos del director de Speed. Entre las tres empresas que declararon tener domicilio allí, al menos en una Adrián Conci y uno de sus familiares  figuran como directores.  Dos de esas empresas se dedican a los negocios inmobiliarios. La tercera, a la venta de bebidas alcohólicas. Se llama Conalcol S.A -nombre sugestivo si los hay- y uno de sus directores aparece en otras cuatro sociedades investigadas.

El club de amigos

Además de las direcciones se cruzan los nombres de las personas que en algún momento figuraron como socios o directivos de las distintas compañías:

– De las 29 empresas investigadas, al menos cuatro tienen o tuvieron a Adrián Conci como directivo.  El suyo es el nombre que más se repite, pero no es el único: casi la mitad de los directivos o ex directivos de las distintas empresas figuran como socios o directores en más de un emprendimiento.

– Hernán Herrera, otro de los acusados por Time Warp, aparece en tres de las sociedades. Una es Dell Producciones y las otras dos se dedican a los negocios inmobilarios, un rubro que se también se repite en varias de las sociedades investigadas.

– Carina Fasano, ex mujer y socia de Stinfale, figura en tres de las sociedades.  En al menos una de ellas comparte o compartió un puesto directivo con Adrián Conci.

– Otras dos personas de apellido Fasano y una mujer casada con un hombre de ese mismo apellido figuran o figuraron como directivos en tres de las empresas investigadas. Una de ellas es la sociedad que controla Speed y las otras dos se dedican a la venta de bebidas alcohólicas.

¿Qué tiene que ver todo ese entramado con Stinfale? El desafío de la justicia es responder a esta pregunta.  Además de la gran participación de la familia de su ex mujer en las empresas, un dato que llamó la atención de los investigadores es que varias de las casi cincuenta personas que figuran en los directorios tienen domicilio en el oeste: Ciudadela, Ramos Mejía, Morón e Ituzaingó, la zona donde Stinfale construyó su carrera y donde tiene sede Speed.

“Estamos seguros”, dijo una fuente judicial en escricto off, “que muchos son amigos de la infancia”.  Probarlo, claro, será difícil.

La pata del Pollo

En esos mismos barrios se conoce a Adrián Conci con el apodo de “El Pollo” y como subordinado de Stinfale. Sea o no cierto, la situación de Conci es la más complicada. “La estrategia de  Fernando Burlando como abogado defensor es que la causa se centre en él desde el punto de vista civil, y a puntar a posibles dealers en la parte penal”, dice un fuente que conoce los pasillos de tribunales y la causa Time Warp a fondo.

Algo de eso pareció adelantar el propio Burlando cuando su defendido se entregó.  “Adrián Conci”, dijo en una entrevista, “tiene un alto grado de responsabilidad Civil en la tragedia de Time Warp”.

Cuando a Burlando le preguntan sobre Stinfale, solo tiene palabras de elogio: lo quiero mucho, dice. Y las declaraciones sobre la responsabilidad de Conci las hizo en FM Delta, la radio que comparte domicilio con otras seis empresas nombradas en la causa. Todo puede ser una gran casualidad.

*Artículo aparecido en Nuestras Voces.-
Foto: Joaquín Salguero