Diez días de campamento para “curarse” de ser gay

El santafesino Gastón Onetto cuenta la historia de cómo fue sometido en su juventud a una violenta terapia de conversión de identidad de género. Lo hace para evitar que otros padezcan el mismo calvario. "Quiero recuperar mi historia, para recogerme de a pedacitos y repararme de un largo proceso de daño alojado internamente", dice.

Diez días de campamento para “curarse” de ser gay

08/07/2022

Por Nicolás Loyarte en El Litoral

Gastón Onetto se considera un superviviente de una terapia de “conversión de género” que pretendía la “cura gay”, a la que fue sometido en su juventud cuando tenía 20 años, esto es hace unos 15 años atrás. Lo que en verdad intentaban era modificar su naturaleza. La víctima, que hoy tiene 38 años, decidió contar su historia con el propósito de que no haya nuevas víctimas de este calvario. Y denunció al psicólogo que lo asistió durante un largo período con estrategias que perseguían una modificación en su conducta, lo que se transformó en un tormento y lo llevó a pensar en la muerte.

Las denuncias fueron elevadas al Inadi y al Colegio de Psicólogos de Santa Fe. Además, Onetto fue recibido este miércoles por la ministra de Igualdad, Género y Diversidad de la provincia, Florencia Marinaro. Ella escuchó su testimonio de vida y se comprometió a gestionar acciones de gobierno para evitar que se repitan casos como el suyo.

Hablar no fue fácil. Onetto -que es psicólogo- necesitó la ayuda profesional de especialistas que lo acompañan, entre ellos, la abogada María Laura Spina. Gastón da batalla. Y con su testimonio de vida pretende un cambio social. “No puede ser que nadie hable de esto. Sé que hay muchos otros que padecieron lo mismo que yo. Eran mis compañeros de campamentos de conversión, cientos de jóvenes”, cuenta.

“Luego de escuchar su testimonio, le regalé a Gastón la bandera del orgullo confeccionada por una cooperativa de mujeres trans de la ciudad de Rosario, para que la sigamos levantando como símbolo de lucha”, dijo Marinaro, consultada por El Litoral. “Nos comprometimos a sumarnos a la visibilización de esta problemática que violenta las vidas de las personas LGBTIQ+, pusimos a disposición, una vez más los dispositivos de este Ministerio y le comenté que en los próximos días vamos a trabajar la implementación de la ley Micaela en colegios de profesionales y lo que sea necesario para trabajar incansablemente para desterrar prácticas discriminatorias, crueles, inhumanas y degradantes donde ninguna persona debe atravesar por el solo hecho de ser quien quiere ser”.

A la luz de un fogón

Los campamentos a los que asistía Onetto se realizaban en la provincia de Córdoba. Hasta allí viajaba en su juventud, al igual que otros cientos de jóvenes del resto del país y de Sudamérica, para recluirse durante 10 días en la montaña y someterse a distintas actividades que “lo ayudarían” a cambiar sus hábitos naturalmente homosexuales. Eran años en los que en Argentina parecían no cuestionarse socialmente este tipo de “terapias”. Tampoco había leyes ni políticas públicas de amparo y protección para este colectivo de personas gays.

En cambio hoy la Ley de Identidad de Genero y de Matrimonio Igualitario, entre otras normas, permiten la visibilización y respeto de todo este sector de la sociedad. Es por ello que, en un juego de palabras, Onetto dice que “la discriminación tiene cura y el Estado es responsable” de ello. Y reclama en ese sentido “la erradicación de las terapias de conversión y reparación a las víctimas de estas formas de tortura”. Porque “tengo la convicción de que estas prácticas son una forma de tortura -insiste Onetto-, y que las violencias que despliegan pueden atravesarnos y hacernos mucho daño”.

“Quiero recuperar mi historia, para recogerme de a pedacitos y repararme de un largo proceso de daño alojado internamente”, dice la víctima, que reclama la sanción de los responsables las terapias de conversión a las que fue sometido en su juventud y la reparación de sus víctimas. “Porque en una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”.

Poner el cuerpo

Además de psicólogo, Gastón Onetto es bailarín, artista circense y educador popular. Y fue desde este perfil artístico que pudo llevar a una creación su historia de vida. “La Cura, memorias invertidas”, es una obra tragicómica de teatro-danza escrita e interpretada por él. El espectáculo se presentaba este viernes desde las 21 en la Sala Marchal del Teatro Municipal.

El terapeuta

El psicólogo a cargo de la “terapia de restauración” de Onetto (por cuestiones legales se hace reserva de su identidad) es de la ciudad de Rosario y las sesiones se llevaron a cabo durante más de un año en Santa Fe, desde finales del año 2004 y hasta principios del año 2006. “Él mismo consideraba a la homosexualidad como una enfermedad que debía curarse y afirmaba que podía ayudarme a hacerlo”, cuenta la víctima, que al ser psicólogo puede explicar con claridad que “se basaba en la categoría pseudo clínica denominada ‘quebrantamiento de género’, la cual indica que algo dentro de las personas homosexuales está mal, o enfermo y debe ser curado”.

El primer paso sugerido por el psicólogo consistió en aislar a Gastón de sus amistades que llevaban un estilo de vida gay. “Querían deshacerme de toda ropa u objetos relacionados al estilo de vida gay. También debía cambiar las palabras ‘típicamente gay’, el vocabulario, la forma de sentarme y los manerismos. Incluso me recomendaron internarme un tiempo en el exterior en un centro especializado para cortar con mi pasado. Según este profesional era necesario desarrollar nuevas amistades ‘saludables’ con varones íntegros que me afirmen en las conductas masculinas, y vincularme sexo afectivamente con mujeres”.

Pero nada de ello iba a arrojar buenos resultados en la vida de Onetto. Por el contrario, “se instaló un odio hacia mí mismo, sentía que lo que era estaba errado, era malo, estaba equivocado, y si no conseguía curarme era mejor no existir”, recuerda la víctima, con una mirada en perspectiva que le llevó tiempo elaborar.

Durante aquel tratamiento, el psicólogo contactó a Onetto con organizaciones de “cura gay” como Aguas Vivas, Desert Stream y Exodus International. Estas fueron parte activa de la terapia sugerida por él para “curar” su homosexualidad, a cambio de “cuantiosas sumas” de dinero. Organizaban campamentos y retiros de restauración, “en los cuales participé, e involucraban a centenares de jóvenes y adolescentes, muchos de estos medicados”, dice Onetto.

“Hoy puedo observar y denunciar que estas personas se aprovecharon de mi situación de vulnerabilidad. Estas prácticas produjeron graves sufrimientos y daños en mi subjetividad, y seguramente también en el centenar de personas que conocí en dichos espacios -se lamenta la víctima-. El principal costo de este proceso fue haber vivido durante años, con la creencia instalada, de que algo en mi interior estaba roto. Este ‘ser dañado’ tardó muchos años en poder mirarse de otra manera y fue necesaria una red de apoyo que me sostuviera y devolviera una mirada amorosa sobre mí mismo y sobre mis compañeres”, dice Onetto.

Precursor

Eso fue lo que llevó a la víctima a emprender el actual proceso de activismo que continuó con una denuncia ante el Tribunal de Ética del Colegio de Psicólogos de Santa Fe de la Primera Circunscripción y el Inadi. El pasado 28 de junio, mediante una Resolución (04/22), el mencionado Tribunal de Ética dictaminó que cualquier intento (total o parcial) de realizar las denominadas prácticas “terapias de conversión”, constituyen una práctica discriminatoria denigrante que atenta contra la salud y el bienestar de las personas, contrarias a lo establecido en materia de derechos humanos, siendo evidente que cualquier tipo de terapias para la “cura gay”, debe entenderse como la representación de un acto discriminatorio y vejatorio.

Desde el Colegio no fue posible sancionar al psicólogo a cargo de la terapia de “conversión de género” que sometió a Onetto debido a la prescripción de los hechos denunciados. Sin embargo, se requirió al directorio que difunda, promocione y capacite sobre esta temática desde una perspectiva de género y derechos humanos, de manera tal que quede claro que constituye una falta grave.

“Para nosotros lo primordial nunca fue la sanción, no nos interesa escrachar a nadie”, dijo la abogada de la víctima, Spina, ante la consulta de El Litoral. “Lo que queremos es que esto no le vuelva a ocurrir a nadie más y que se repare a las víctimas”, agregó, y reclamó “acciones jurídicas y políticas” en ese sentido. Porque lo que falta es una legislación que condene este tipo de terapias.

“A partir de este camino transitado, porque el orgullo no prescribe, y nuestra única reparación es la transformación del amor que vence al odio; es que invitamos a medios de comunicación, instituciones y organizaciones a colaborar en la difusión de este precedente inédito en nuestro país y al desarrollar acciones para un abordaje integral de esta forma de violencia, para que más vidas puedan ser vividas y nunca más ningún pibe sea exiliado al odio, a la vergüenza y a la muerte”, reflexionó Onetto, junto a su abogada, Spina.

Contacto

Los interesados en sumarse a esta lucha pueden comunicarse a: gastononetto@hotmail.com