Foto: Pandilla Feminista

Foto: Pandilla Feminista

Históricamente a las mujeres nos tildaron de exageradas, de locas, de inconformistas. Pero acaso tenemos otros adjetivos que nos definen mejor: somos insistentes, desatadas, libres y, por qué no, (este lo aceptamos) inconformistas.

Somos tenaces: no nos conformamos con una ley contra la violencia machista, queremos que se cumpla. No nos alcanza con que esté penado el acoso callejero, queremos que los varones dejen de gritarnos y acosarnos por la calle y en la vida. No nos conforma que el aborto se despenalice, queremos que se legalice.

Por eso no vamos a bajar un cambio, senador Pinedo. Porque la media sanción no nos alcanza: queremos que sea ley.

Fue la tenacidad del movimiento de mujeres lo que logró la media sanción en Diputados de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo: era la séptima vez que se presentaba el proyecto. Nunca había llegado al recinto.

No fue la decisión de Mauricio Macri de “habilitar el debate” en el Congreso lo que definió la media sanción. El guiño estuvo bien pero fueron muchas otras cuestiones las que inclinaron la balanza. La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito viene trabajando hace 13 años de manera continua y federal. El movimiento Ni Una Menos fue una puerta de entrada para que muchas mujeres que jamás habían salido a la calle a exigir sus derechos comenzaran a rebelarse en contra de los femicidios, de la violencia machista y a favor de la igualdad. El derecho al aborto se incluyó en la larga lista de consignas.

El trabajo de la Campaña, de colectivxs de mujeres y LGBTTIQ visibilizó la demanda y hasta la televisión abierta le dio espacio. Se juntaron más de 70 mil firmas de actrices, periodistas, fotógrafas, escritoras, médicas, abogadas, psicólogas y otras agrupaciones que se manifestaron a favor de la legalización del aborto. Las diputadas y los diputados que desde un principio alentaron el proyecto se lo pusieron al hombro y lo militaron fuerte, de manera transversal. Se realizaron festivales y pañuelazos en todo el país. Cerca de un millón de personas se plantó en las inmediaciones del Congreso el 13 y 14 de junio para alentar la definición y recordarles a los indecisxs que eran muchxs lxs que estábamos esperando el voto positivo. Y lo logramos.

Lo histórico no fue sólo la definición, sino todo el entramado y el esfuerzo que llevó a esa definición. Y lo que se ganó es una batalla. Pasados el festejo, las lágrimas de emoción, los abrazos, comenzó a prepararse la cancha para el siguiente y definitivo paso: la sanción en el Senado.

Lxs más de 300 expositores que argumentaron a favor del aborto legal en el plenario de comisiones lo dijeron una y mil veces: no se trata de creencias religiosas ni de posturas personales, se trata de salud pública. No se trata de partidismo, se trata de la necesidad de políticas de Estado para evitar que miles de mujeres aborten de manera clandestina e insegura.

Somos obstinadas, inquietas, luchadoras. No vamos a bajar un cambio justo ahora que estamos haciendo historia. No, señores. Esta es nuestra revolución. Y estén atentxs porque recién empieza.