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Laura Klein es filósofa, poeta y ensayista. Entre otros libros, escribió “Fornicar y matar. El problema del aborto”, en 2005, un trabajo que fue una revelación para una infinidad de mujeres y de colectivos feministas y que popularizó el debate sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.

Este jueves, Laura expuso en el Congreso. Y les recordó a los diputadxs que “lo único sobre lo que pueden y van a decidir es si una mujer embarazada que no fue violada y cuya salud no está en peligro puede decidir abortar sin que esto la convierta en una criminal. Y al tomar esta decisión van a estar solos, solos como una mujer que decide abortar”.

Transcribimos el discurso completo:

Yo aborté y no puedo sostener que al abortar fui una mujer libre.

Una mujer que aborta está entre la espada y la pared: ni quiere tener un hijo, ni quiere abortar. Le está vedado batirse en retirada. Quisiera no haberse embarazado, quisiera perderlo espontáneamente. Como en muchas otras situaciones de la vida decide hacer algo que no quiere.

¿Cuántas de las mujeres aquí presentes se vieron en el trance de decidir si abortar o no? ¿Cuántos de los varones aquí presentes acompañaron a una mujer a abortar o la empujaron a hacerlo, o le pidieron que no lo hiciera? Lo hicimos todos fuera de la ley ¿Tenemos que ir presas?

Todos sentimos que aborto no es homicidio. Todos podemos conseguir el teléfono de un abortero, pero ¿quién podría conseguir el de un asesino que mata por encargo?

Los invito a que entre un grupo de amigos hagan esta pregunta: ¿Conocen a alguna persona que haya matado a alguien? Más tarde, en otro contexto, hagan esta otra pregunta a la misma gente: ¿Conocen a alguien que haya abortado? Verán que todos conocen, aunque sea por referencia, a una mujer que abortó. Pero muy pocos o probablemente nadie conozca a un asesino.

Aborto y homicidio tampoco son lo mismo para nuestros códigos. El Código Penal establece penas de uno a cuatro años para el aborto y de 8 a 25 para el homicidio. Resulta asombroso que quienes luchan contra la legalización del aborto basado en la idea de que aborto es homicidio no dirijan todo su esfuerzo a cambiar el Código Penal. Ningún Código Penal equipara aborto con homicidio, porque ningún Código Civil equipara a la persona por nacer con la persona nacida. Si bien el artículo 19 dice que la existencia de la persona comienza con la concepción, inmediatamente después el artículo 21 establece que si el concebido no nace con vida, se considera que la persona nunca existió.

Pero quienes luchan contra la legalización del aborto basándose en que la persona tiene plenos derechos desde el momento de la concepción, no dicen palabra sobre esta situación. ¿Por qué no exigen una reforma al Código Penal para incluir al aborto dentro de la carátula de homicidio? ¿Por qué ponen la energía en condenar a las mujeres en vez de exigir una severa reforma del Código Civil?

Parece mentira que el debate acerca de cuándo comienza la vida humana transcurra sin que se ponga en evidencia la distancia entre los argumentos presentados y la letra de nuestras leyes.

Lo que se va a dirimir aquí no es cómo se define ni cuándo comienza la vida humana, sino si una mujer embarazada puede decidir o no tener un hijo sin que esto la convierta en una criminal.

Para demostrar que el aborto sea legal o ilegal se nos hace creer que primero hay que demostrar si abortar es o no es un homicidio, que a su vez depende de la pregunta de si el embrión es o no una persona. Pregunta que se reduce a cuándo comienza la persona y esto va a depender del signo distintivo que se elija para definirla. Se le pide a la ciencia que dictamine. Pero con el mismo rigor científico se puede demostrar que un embrión es una persona -basta con recurrir al ADN-  como que no lo es -basta decir con que tiene que ver con que se pueda vivir fuera del útero-.  Entonces si todas las posturas son igualmente demostrables, ninguna demuestra nada. Si fuera sólo por el descarte de un embrión, el descarte de un embrión por probeta debería ser considerado un aborto. No es ni un aborto ni ningún tipo de delito. ¿Por qué? Porque recién es considerado persona por nacer cuando se implanta en el útero. Parece que lo que nos hace humanos no es nuestra carga genética, sino nacer de un cuerpo de mujer, ser, haber sido su cuerpo. Esto es lo que se llama embarazo, antes de ser individuos, somos hijos.

No hay aborto sin embarazo, pero aunque suene increíble, en el debate del aborto de embarazo casi no se habla. Se habla del conflicto entre dos individuos, una mujer y un embrión que tienen intereses enfrentados y contradictorios entre sí. Pero la mujer embarazada no es equivalente a una mujer más un óvulo fecundado. No es una suma ni un compuesto divisible.

Como si fuese generoso, como si fuese justo, escuchamos hablar de dos vidas. Sin embargo, no somos individuos sueltos que cayeron en el cuerpo de una mujer para pasar 9 meses. El vientre no es un lugar, el embrión no es un inquilino que vive en el cuerpo de una mujer, ni tampoco es una parte de su cuerpo, como un riñón o una muela.

El embarazo es una experiencia intransferible que por ahora sólo tenemos las mujeres. Y como sólo las mujeres tenemos la capacidad, el don o la condena de dar la vida, somos sólo las mujeres las que tenemos la capacidad de no darla y eso es precisamente lo que significa abortar: privar de nacer. Aunque esté prohibido.

Por eso, aunque no hubiera ninguna mujer que muera por aborto clandestino el aborto tiene que ser legalizado.

El conflicto que aquí se trata no es entre los derechos de dos individuos, sino si una mujer puede decidir abortar sin que esto la condene a la clandestinidad con sus secuelas y la convierta en una paria del sistema de salud. Y es sobre esto que diputados y senadores van a decidir. Esto es lo único sobre lo que tienen potestad, lo que van a decidir no es si las mujeres van a abortar o no: no depende de ustedes. Ni si son homicidas al hacerlo: para eso está el Código Penal, ni cuándo comienza la vida humana con derechos ni cuando se define ni si el embrión es o no es una persona: para eso está el Código Civil. Ni si es justo o injusto que solo las mujeres nos quedemos embarazadas: ahí habrá que recurrir a Dios o a la naturaleza.

Lo único sobre lo que pueden y van a decidir es si una mujer embarazada que no fue violada y cuya salud no está en peligro puede decidir abortar sin que esto la convierta en una criminal. Y al tomar esta decisión van a estar solos, solos como una mujer que decide abortar.