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Cosecha Roja.-

El martes a la tarde, Maximiliano Rodríguez, El Quemadito, de 25 años, estaba con su novia Sofía Laffatigue, de 19, en la puerta del banco Macro de Pellegrini y Corrientes, en el centro rosarino. Dos hombres se le acercaron por la espalda. Uno de ellos sacó una 9mm. Un solo disparo a la cabeza. El joven murió camino al hospital. La chica entró en estado de pánico y fue contenida por dos mujeres que vieron toda la escena. Era la tercera vez que baleaban al Quemadito. Era la tercera vez que Sofía veía a su novio desangrarse a su lado. Después de declarar en la causa, el juez ordenó un allanamiento en el departamento que compartía la pareja. La chica quedó detenida acusada de formar parte de la banda narco.

Sofía tiene 19 años, ojos verdes y un piercing sobre su labio superior, del lado derecho. Sus delicadas curvas le permitieron construir una pequeña e intermitente carrera como modelo publicitaria. Conoció al Quemadito hace poco más de un año y medio y se pusieron de novios. La familia de ella nunca aceptó la relación: los rumores en el barrio –varios de ellos confirmados por la Justicia- le adjudicaban al Quemadito y sus padres varios homicidios, el manejo de kioscos de droga en la zona sur de Rosario y un pasado en la barrabrava de Newell’s.

Ella no tiene antecedentes. Él estuvo involucrado en causas por intentos de homicidio y tenencia de armas de guerra, entre otros delitos. Cuando El Quemadito salió de la cárcel, a fines de diciembre, la pareja se fue a vivir a un departamento en Pellegrini y Corrientes, a metros del lugar donde lo mataron. En su declaración, la chica dijo que no pudo ver a los asesinos. El juez Javier Beltramone pidió que se allanara el domicilio y ordenó la detención de Sofía. En el lugar se encontró un arma calibre 22 con cinco balas, 1600 pesos en billetes de baja denominación y “documentación que determina que claramente estaba comercializando algún tipo de estupefaciente”, según declaró el magistrado en conferencia de prensa.

Entre alquiler y expensas -explicó Beltramone- el departamento tenía un costo mensual de 7 mil pesos. “No tenía trabajo, no lo tuvo nunca”, dijo sobre el Quemadito. Sofía Laffatigue quedó detenida acusada de tenencia de arma, encubrimiento y asociación ilícita. Para el juez, las pruebas demuestran que la chica formaba parte de la banda narco que integraba su novio.

Según declaró ella en la justicia después del triple crimen, en enero del año pasado, en una oportunidad él le mostró una pistola 9mm. Le dijo que la llevaba para defenderse de algún ataque.

Para la Justicia, el Quemadito no solo usaba las armas para protegerse. El 29 de diciembre de 2011 con otros dos jóvenes atacó a balazos a Facundo Osuna, en ese entonces de 17 años, en la puerta de la casa, en Dorrego al 4000. El joven recibió cuatro balazos en las piernas y otro en el hombro. Tres días después, los amigos de Osuna intentaron vengar el ataque.

El 31 de diciembre, el Quemadito cenó con su familia en una parilla de Pellegrini y Francia. Alrededor de la 1.30 fue a buscar a su novia a la casa de una amiga en su BMW gris, uno de los tantos autos en los que se movilizaba la banda que lideraba su padre. También tenían otro BMW negro, un Peugeot 307 gris, un Fiat 147 color crema, un Ford Focus gris, un Peugeot 206 bordó, un Megane cupé gris, otro de cuatro puertas color champagne y un Escarabajo rojo. Cuando actuaban en grupo, solían utilizar una Kangoo blanca.

A unos metros de la esquina de Vera Mújica y Garay, una moto se puso a la par del BMW que avanzaba lentamente.

-¡Ey!- gritó uno de los dos jóvenes que iban en la moto. Tenía una 9mm en su mano.

Gatillaron varias veces. Primero a través de la ventanilla y luego, cuando el BMW se detuvo, delante del parabrisas. El Quemadito respondió con su 9mm. Tuvo mala puntería. Sofía, que estaba sentada en el asiento del acompañante, se bajó y se escondió detrás del baúl del auto. “Cuando dejé de escuchar los disparos me asomé y vi que mi novio venía caminando hacia mí bamboleándose y se cayó al piso”, declaró después.

El Quemadito fue herido en la mano, en la parrilla costal y en el hombro. Una cuarta bala le rozó la nuca.

Esa noche, el Quemado quiso vengar el ataque a su hijo. Juntó a su banda y fue a buscar a sus enemigos al club Oroño, en la villa Moreno. Allí acribilló a balazos con su ametralladora FMK3 a tres militantes del Frente Popular Darío Santillán que nada sabían de los balazos que le habían pegado al Quemadito.

El joven estuvo varios días internado. Cuando le dieron el alta lo trasladaron al penal de Piñero acusado de intentar matar a Facundo Osuna. Casi un año después, el 28 de diciembre pasado, la Cámara Penal cambió la carátula a lesiones graves y quedó en libertad.

El 27 de enero de este año, el Quemadito estaba con Sofía en la puerta de la casa de la familia de ella, en Coronel Arnold al 3200. Según declaró el muchacho ante la Justicia, dos hombres que pasaron caminando le dispararon al menos tres veces. Una bala 9mm le perforó la pierna y lo obligó a moverse en muletas.

El martes, caminando con dificultad, entró al cajero del banco Marco, en la esquina de Pellegrini y Corrientes, a metros del departamento de Sofía. La chica lo esperaba afuera. También lo aguardaban tres hombres: uno en una moto blanca enfrente, otros dos a metros de la entrada del banco.

El Quemadito caminó unos metros. Desde atrás se le acercaron los dos hombres. Uno de ellos le apuntó a la cabeza y gatilló su 9mm. La bala le atravesó el cráneo y murió camino al hospital.

El quemadito