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Hernán Lombardi lo confirmó ayer a la mañana en la radio: serán 354 los despidos en Télam, alrededor de un 40 por ciento del total de empleados que tenía la agencia de noticias del Estado. “Hoy ganó el periodismo”, dijo después el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos en un comunicado cargado de cinismo.

La agencia justificó los despidos por “los abusos” cometidos durante el kirchnerismo en el nombramiento de cargos. Pero en la lista de despedidos aparecen trabajadores con más de dos décadas en el cargo.

Uno de ellos es Eduardo Kragelund, secretario de Redacción de Télam desde 2006. Durante más de una década trabajó en la agencia inglesa Reuters (en Miami y en México) y ocho años en la francesa AFP. Escribió para la Editorial Televisa en Miami, fue colaborador en España del diario El País y las revistas Triunfo, Cambio 16 y Posible y en Argentina fue redactor de policiales y política del diario Crónica. Difícilmente exista otro periodista con más experiencia que él en agencias internacionales.

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El ingreso a la agencia a la mañana se había convertido en una especie de ruleta rusa: los trabajadores ponían el dedo en la máquina, si el molinete no se abría era la confirmación de que acababan de quedarse sin trabajo.

-Me rechazó el dedo la máquina dos veces y cerré los ojos -era uno de los comentarios que se escuchaba en la redacción.

Los compañeros y compañeras se reunieron. Algunos tenían telegramas de despidos. Los rumores decían que serían más de 300 pero no tenían confirmación oficial.

-Fijate que están mandando telegramas -le avisó Analía Páez a su esposo.

Un rato más tarde llegó el correo. Analía Páez, que había ingresado como pasante en la agencia en 1996 durante la presidencia de Carlos Menem, que fue aspirante, redactora y redactora especial, que pasó por Gremiales, boletines de radio y televisión, Información General y Cultura, fue despedida después de 22 años.

El marido de Analía está desocupado y ella es el único sostén económico del hogar. Tiene una hija adolescente y otra más chica.

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Claudia Lorenzón entró a Telám en 1995. Había estudiado un profesorado de Letras y luego Periodismo en Santa Fé. Viajó a Buenos Aires para conseguir un buen trabajo. Empezó a colaborar con distintos medios: Treceveinte, una revista para adolescentes, y El Parlamentario. Una compañera del instituto de su provincia entró a la beca Clarín y le contó que era una buena oportunidad. Entonces ella se preparó y fue elegida. Trabajó seis meses. Cuando estaba terminando la formación, se enteró que buscaban cronistas para la sección Información General en la agencia. También logró entrar.

Claudia fue parte de la sección que después pasó a llamarse Sociedad. Fue redactora y editora. El trabajo era intenso: cubrió desde accidentes aéreos hasta la tragedia de Once. Hace cuatro años pidió el pase a la sección Cultura. Siempre se había interesado en la literatura y quería volver a escribir. Durante los últimos años pudo hacerlo: entrevistó a diversos escritores y escritoras. Leía todos los libros fuera del horario laboral. Ayer recibió el telegrama. La despedían después de 23 años de trabajo.

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Hasta ayer al mediodía Natalia Concina escribía cables para la sección Sociedad. Entró a la agencia en 2005, cuando fue el relanzamiento del portal web. Venía de Mar del Plata donde había trabajado en Radio 9 y después en Buenos Aires en Tercer Sector y Revista Acción. En la agencia fue parte del staff del portal hasta que pasó a la cablera. El cambio le gustó: la escritura era más estructurada. Era consciente de que producía contenido para ser usado en medios de todo el país. Intentó tocar temas que suelen estar relegados en las agendas: personas en situación de calle, salud, adultos mayores, géneros o infancia.

El día de la votación de la ley de aborto en la agencia estaban de paro. Se discutió y un grupo de comunicadoras se repartió la cobertura. A Natalia le tocó ir a la marcha pro vida. Estuvo desde las 5 a las 10 de la noche. Volvió a dormir unas horas a su casa y después de nuevo a la agencia. La marcha no representaba su postura ante el aborto. Pero el criterio de trabajo siempre es el mismo: si hay una persona en Salta que no está a favor del aborto debe encontrar su voz en Telám. Ayer, Natalia fue despedida. 

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Algunos de los que no habían sido despedidos recibieron un correo electrónico: “Sos parte de la nueva Agencia Télam. Confiamos en vos”, le decían. Una mezcla de burla y amenaza.

Cerca del mediodía, unas horas antes de que comenzara el partido de Argentina en el que se definía la clasificación a octavos de final o su eliminación del mundial, Lombardi confirmó la cifra: 354 trabajadores de prensa quedaban en la calle.

Cuando Lombardi habla de que se duplicó la cantidad de gente lo que no dice es que fue en el período de la revolución tecnológica en los medios”, explicó a Cosecha Roja Francisco Basualdo, delegado del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) en Télam.

En 2003 la agencia solo tenía servicio de cables, servicio fotográfico, el área de administración y publicidad. Quince años después la agencia contaba con  infografías, videos, podcast, archivo fotográfico y audiovisual, streaming, especiales multimedia, una redacción dedicada al portal web, 27 corresponsalías en todo el país y seis corresponsalías internacionales.

“Tienen como modelo a agencias como la española EFE y la BBC. Bueno, EFE tiene 6300 empleados y corresponsalías en todo el mundo. La BBC tiene un total de 35 mil empleados y colaboradores”, agregó Basualdo.

Desde hace semanas la asamblea de trabajadores venía denunciando el plan oficial para disciplinar a los trabajadores y liquidar la agencia estatal. Ayer el gobierno le dio el tiro de gracia.