fabian-ezequiel-enriqueFabián Exequiel Enrique tenía 17 años. El martes lo encontraron muerto en Quilmes Oeste, en la entrada de Villa Los Eucaliptos. Le habían dado tres balazos: dos en la espalda y uno en la pierna.

El acusado por el asesinato es un oficial del Grupo Halcón, el cuerpo de elite de la Policía Bonaerense. Al momento de disparar, estaba de uniforma e iba a trabajar. Los primeros testimonios dicen que el chico le había intentado robar el cevular, y que el policía lo persiguió a tiros.

El oficial se presentó en la comisaría 3 de Quilmes acompañado por su jefe. Allí contó que estaba parado ante un semáforo cuando dos jóvenes se le abalanzaron para sacarle el teléfono. Según su testimonio, bajó del auto y disparó al aire y ellos escaparon corriendo.

La aparición del cuerpo y las vainas encontradas en la zona desmintieron su testimonio.“Lo que pasó con mi hijo fue que un policía lo mató por la espalda, sin piedad. Lo mató como a un perro”, dijo al diario Clarín Claudio Enrique, el padre del chico asesinado.

El policía está siendo investigado por homicidio, pero no fue detenido. La justicia le secuestró el arma para hacer pericias y la policía lo ‘desafectó’ mientras dure la investigación.

Días atrás, la ministra de seguridad Patricia Bullrich defendió al  policía Luis Chocobar, investigado por matar por la espalda a un ladrón que estaba huyendo. El policía, que está siendo investigado por la justicia, había sido recibido por el presidente Macri y tratado como un héroe.   “Siguió todos los protocolos de la nueva doctrina que hemos elaborado”. La ministra incluyó en esa nueva doctrina el fusilamiento por la espalda del mapuche Rafael Nahuel.

“Es la doctrina de la muerte”, explicó en ese momento a Cosecha Roja Rodrigo Pomares, director de Seguridad Democrática de la Comisión Provincial de la Memoria. “Se está construyendo un Estado que avala la muerte aún en casos como éstos, donde es evidente que la intervención fue desacertada”, agregó.

“El discurso del Presidente y de la ministra de Seguridad posibilitan que estos casos aumenten. Es gravísimo. Las fuerzas de seguridad reciben rápidamente los mensajes políticos. No son inocuos, generan intervenciones concretas”, explicó Pomares.  Las pruebas están a la vista.