pepe mujicaEl Observador.-

El 28 de febrero, en un almuerzo con la prensa organizado por la Junta Nacional de Drogas (JND), Frans Bronkhorst se presentó como periodista de la revista española Cáñamo, publicación especializada en políticas de drogas y formas de consumo. Sin embargo, Bronkhorst, que preside la ONG holandesa Drugs Peace Institute, había llegado a Montevideo unos días antes con un propósito más ambicioso que escribir algunos artículos periodísticos: le entregó al secretario general de la JND, Julio Calzada, una propuesta para que el presidente José Mujica sea postulado a Premio Nobel de la Paz. La propuesta le llegó también al diputado del Frente Amplio Sebastián Sabini, uno de los redactores de la ley para regular el mercado de la marihuana. Para postularlo, Bronkhorst necesita el consentimiento del mandatario.

El activista explicó a El Observador que Mujica merece el premio porque propone, en lugar de “la guerra a las drogas”, representada por el paradigma prohibicionista, “la paz de las drogas”, representada por el proyecto de ley que presentó el año pasado al Parlamento.

“Queremos hacer una campaña global de consumidores de cannabis para presentar al mundo a Mujica como la voz soberana”, dijo Bronkhorst, quien reconoció que si el mandatario acepta el convite se convertirá en un referente mundial que permita generar debates acerca del tema.

De todas maneras, la postura de Mujica sobre el autocultivo de marihuana sigue siendo ambigua.

Drugs Peace Institute trabaja desde 1994 en la lucha contra la guerra a las drogas. En 1994 y 1995, la ONG holandesa propuso al actual presidente de Bolivia, Evo Morales, para Premio Nobel de la Paz por su defensa del consumo y la producción de coca, aún penalizados por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE). “A Evo le sirvió mucho la postulación para posicionar el tema a nivel internacional y para conseguir el respeto de políticos en Bolivia”, dijo Bronkhorst.

Según el activista, Mujica tiene una imagen internacional favorable que puede impulsarlo a ganar apoyos y catapultar en la agenda global el tema de la regulación de los mercados de marihuana. “Tiene buen marketing”, aseguró.

Bronkhorst destacó además otras cualidades del mandatario que lo posicionarían como un candidato interesante para el premio, entre ellas, su “austeridad” y “anticapitalismo”.

El activista recordó también la trayectoria política del presidente. “Es un guerrillero tupamaro que abandonó las armas y se convirtió en presidente por los votos, en democracia”, destacó.

El presidente del Drugs Peace Institute advirtió que los movimientos que están en contra de las políticas prohibicionistas de drogas y a favor de la regularización de los mercados carecen hoy de un referente a nivel global. “Mujica se podría convertir así en el Bob Marley del siglo XXI”, bromeó.

Durante su visita, además de participar de talleres organizados por la JND, Bronkhorst se reunió con activistas locales, como Juan Vaz, asesor parlamentario e integrante de la Asociación de Estudios del Cannabis del Uruguay. “Mujica es un mandatario que no esperó a ser exmandatario para luchar por esto. Hay un montón de expresidentes hablando que cuando gobernaban estaban bien calladitos”, dijo Vaz a El Observador en referencia a los exmandatarios de Brasil, Fernando Henrique Cardoso; Colombia, César Gaviria; y México, Ernesto Zedillo, quienes ahora proponen abandonar el paradigma prohibicionista y regular el marcado.

La Policía detuvo a Vaz en octubre, cuando llegó al aeropuerto de Carrasco con un paquete con semillas de cannabis a su nombre. La Justicia lo liberó.

En referencia al proyecto del gobierno, Vaz explicó que “tiene el fin de terminar con la guerra a las drogas, que ha dado más víctimas que resultados”. “Los países desarrollados prohíben y la que paga los muertos es Latinoamérica”, agregó. Bronkhorst coincidió y dijo que Mujica puede contribuir a solucionarlo.