marido enterrado en el jardín

Cosecha Roja.-

La última vez que los amigos de Juan Carlos Medina lo vieron fue el 27 de octubre. Habían ido a jugar al fútbol, como cada lunes. Después no supieron nada más de él y fueron a su casa a buscarlo. Gladys Correa, la esposa, les dijo que estaba en Córdoba capital haciendo un trabajo y que no volvería pronto. Ayer lo encontraron muerto, enterrado en su jardín. La mujer, que había intentado escapar, quedó detenida y  acusada de homicidio agravado.

El cuerpo de Medina estaba dentro de una bolsa de nylon negra, debajo de unas tablas de cemento. Los policías y bomberos tuvieron que excavar unos 50 centímetros desde el piso. El cadáver estaba boca abajo y tenía un parche que le cubría los labios. “Es probable que Gladys lo haya estrangulado”, dijo a Cosecha Roja el comisario Mario Tornavaca, encargado del operativo. La justicia espera el resultado de la autopsia para determinar las causas de la muerte.

Juan Carlos y Gladys se llevaban mal. Estaban casados desde 1989. Él era policía retirado y ella peluquera. Hace cuatro años ella acusó a su marido de golpearla y se separaron. Luego volvieron, pero al cabo de un tiempo él la acusó a ella por lo mismo. Se sometieron a terapia y acompañamiento. “Al poco tiempo la dejaron y volvieron a restablecer vínculos creyendo en el arrepentimiento. El círculo de la violencia fue más profundo”, dijo a Cosecha Roja el fiscal Martín Bertone.

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Los primeros días de noviembre, cuando los amigos fueron a buscar a Juan Carlos a la casa, su mujer les pidió que se llevaran las remeras deportivas. Ellos se preocuparon y llamaron a la hermana. Hacía años que no se hablaban, habían tenido problemas. Pero los amigos insistieron tanto que, el lunes 16, ella fue a la comisaría de Santa María de Punilla y denunció la desaparición.

La policía cordobesa activó un operativo de búsqueda. Las voces del entorno apuntaron a la casa donde vivían Juan Carlos y Gladys, y la justicia ordenó un allanamiento.

Ayer al mediodía cuando los policías entraron la vivienda estaba sola, el Fiat Uno en la cochera y la ropa de ambos en los armarios. Un olor nauseabundo provenía del jardín. La tierra estaba removida y se veía que recién habían instalado un camino de cemento que cruzaba desde el patio hasta el fondo, donde la pareja tenía un pequeño departamento que alquilaban. Los investigadores de la causa descubrieron que ella había comprado el material de albañilería con el que hizo el camino en una ferretería del barrio.

Correa fue capturada en la terminal de buses de Córdoba capital. Había huido hacía varios días. “Estimábamos que podía tomar otro colectivo ante la premura de que estaba siendo investigada”, dijo Tornavaca.

Medina tenía 61 años, Gladys 51. Ella había dejado su oficio para dedicarse a cuidar la casa en la que vivían. No tenían hijos en común, él tuvo uno fuera del matrimonio. La peluquera está acusada de homicidio calificado agravado por el vínculo. El fiscal espera los resultados de la autopsia y otras pericias. La mujer podría recibir condena perpetua.