Con un paro total y piquetes en los principales accesos a la ciudad de Buenos Aires, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aseguró que “hay más de 2.000 efectivos en las calles” para evitar los piquetes y advirtió que “si los manifestantes no desalojan la Panamericana, Gendarmería va avanzar”. Por la mañana corrió a los manifestantes para liberar un carril en algunos de los puntos donde se concentraron. Hubo corridas, hidrantes, gas pimienta y palazos. A media mañana, con esos carriles ya desatados, la Gendarmería desató una represión feroz con hidrantes, gases y palos sobre los manifestantes que estaban en la autopista Panamericana. El saldo de la represión son cuatro personas heridas y al menos seis detenidas.


La represión empezó minutos después de que un gendarme le pegara una trompada a un hombre que estaba sentado en su auto. Se trataba de uno de los suspendidos de una automotriz de la zona.

El secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, se había mostrado minutos antes en el lugar. Cuando se desató la represión, ya estaba liberado un carril y se había anunciado que el corte sería levantado: “Nos estábamos retirando y en la retirada nos empezaron a reprimir”, contó una de las manifestantes. “Estábamos desconcentrando y la gendarmería sorpresivamente comenzó a tirar gases. Era una humadera de humo. La Bullrich ya tienen su postal de gobierno de mano dura”, agregó otra.

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