NoAlAcosoCallejero

Cosecha Roja.-

“¿Te acompaño o te persigo? Ay, coloradita, qué ganas de que me hagas un pete. Gordita, te hago de todo menos upa. Qué pinta de putita que tenés, mi amor. Qué linda, te chuparía toda la conchita”

“Si te incomoda leerlo, imaginate escucharlo”: así remata su campaña contra el acoso callejero la organización Acción respeto. La idea es romper el silencio, desnaturalizar y poner al descubierto la incomodidad de las mujeres al salir a la calle. Hasta el domingo empapelarán la ciudad por la Semana Mundial contra el Acoso Callejero que organiza cada año la ONG Stop Street Harassment (SSH).

“Es la realidad de muchísimas mujeres en su vida diaria”, explican desde Acción respeto. El avance de los hombres sobre las mujeres en la vía pública es micromachismo, es violencia naturalizada, es intimidante. “Socialmente minimizamos estas agresiones por considerarlas parte de nuestra cultura, y así las mujeres se ven llevadas a tolerar esta violencia”, agregaron. Para eso, llenaron de afiches las calles y los subtes, emporio del acoso.

Un estudio de SSH sobre 811 casos indicó que el 90 por ciento de las mujeres de 19 años experimentaron acoso en la calle. Las adolescentes y jóvenes de menos de 30 años son las principales víctimas de esta modalidad, pero sucede a todas las edades y arranca a los 12.

El acoso, los piropos, la cercanía corporal condicionan la manera en que las mujeres se visten, hacen que deban cambiar el recorrido o, incluso, que tengan miedo de estar solas en la calle. “La capucha y los auriculares son su escudo de cada día”, dice uno de los afiches. A las que se quejan, las suelen tildar de exageradas y malagradecidas: ¡es un piropo, mamu!

Desde las redes sociales, hace un tiempo se intenta desnaturalizar estas prácticas. Hay varios ejemplos que se viralizaron. Un corto francés, los micros de Malena Pichot en Duro de Domar y hasta una publicidad.

El siguiente video muestra cómo se siente un hombre si el que recibe los piropos es él. La primera vez le resulta tierno, la segunda le levanta el autoestima, la tercera le resulta extraño. El nivel de violencia no para de aumentar.

 

En el corto francés de Eleonore Purriat un hombre es víctima de violencia de género: piropos, levante y hasta piñas. Su novia, después, lo acusa por cómo se viste. “Visto como yo quiero”, le responde él angustiado. “Entonces después no te quejés”, remata ella.

Malena Pichot, en la serie Cualca, se había había dado el gusto de responder desde el deseo más sincero de la mujer.

En esta publicidad, los obreros de una construcción les desean a las mujeres que pasen “un día productivo” y hasta les dicen “quiero mostrarte el respeto que te merecés”. Las desconciertan a ellas y desconciertan al espectador.

Desde el humor y la ternura, el dibujante Szoka también rompe con la estructura del piropo violento y propone:

SzokaTé