El partido de Rugby en el Lawn Tennis de Tucumán comenzaba el sábado a las 16, por eso las personas dedicadas al mantenimiento del club estaban acondicionando las gradas. Cuando hacían su trabajo de rutina pegando unos banners, encontraron bajo una de las tribunas laterales al cuerpo de Ayelén Gómez, una mujer trans de 31 años nacida en la localidad tucumana de Ranchillos. Según confirmó la autopsia, el cuerpo estaba desnudo, golpeado y con signos de asfixia. Hoy, la fiscal Adriana Reinoso Cuello continuaba tomando declaraciones y las organizaciones locales conformaron un frente para reclamar justicia por el asesinato.

Desde principios de año Ayelén vivía en Tucumán junto a la mamá, después de pasar un tiempo buscando alternativas laborales en la Ciudad de Buenos Aires, donde había estudiado en el Bachillerato Popular Mocha Celis -un espacio que ofrece facilidades para terminar el secundario a personas travestis y trans-.

“Con Ayelén nos conocimos en Tucumán y volvimos a encontrarnos en el Mocha Celis unos diez años después. Ella estaba muy cambiada, desmejorada por cuestiones de salud y por la vida dura que estaba pasando en la ciudad, donde según me había contado tenía una pareja que la maltrataba. La recuerdo como una compañera que ponía muchas ganas para salir adelante a pesar de los golpes de la vida”, contó a Cosecha Roja Mahia Moyano, ex alumna del Mocha que por estos días sigue sus estudios en el Centro Educativo Trans de Puertas Abiertas (Cetrans) de Tucumán.

Según el periódico local La Gaceta, la madre de Ayelén dijo a los investigadores que la joven “dejó su casa el jueves para encontrarse con una tal Marcela”, quien “declaró que estuvieron juntas hasta el viernes por la noche, cuando fueron a trabajar en la zona del Parque”. Personas cercanas a Ayelén dicen que en Tucumán funcionan varias redes de explotación sexual, que se manejan “como mafias” frente a quienes no quieren pagar una parte de lo que ganan de la prostitución como peaje.

Una repetición de violencias

En 2012 Ayelén denunció que dos policías de la seccional segunda de San Miguel de Tucumán la violaron y golpearon en una de las tantas detenciones que había sufrido. La denuncia no prosperó en la justicia. Después de este episodio tomó la decisión de irse de la ciudad.

“Otro travesticidio social como los que se lleva día a día compañeras y que no pueden quedar impunes. Las vuelven a matar con las actas policiales y en los noticieros y en los diarios, notas redactadas en masculino, esto también debe tener condena. Tantos avances que solo quedan impresos en hojas secas pero que en la práctica real hay tan poca la decisión del Estado que ya conocemos el desenlace de esta historia. Lo único que buscarán será justificar su asesinato, poner excusas, esquivar responsabilidades, minimizar y desviar sus causas”, dice el documento que difundió Mocha Celis. “Esto es parte del travesticidio social y estatal, una ingeniería en marcha. Necesitamos una ley de emergencia que entienda y tenga real perspectiva de género y diga basta”, denuncian.

En las redes hay un llamado a convocarse el miércoles a las 10 de la mañana frente a la casa de Tucumán en Buenos Aires (Suipacha 140), donde se hará un reclamo de justicia. “Porque la violencia intenta paralizarnos, que nos quedemos ‘tranquilas’ mientras somos arrojadas por esta sociedad y el Estado, sin acceso a la salud, a la educación, a la vivienda ni al trabajo, sin sistemas compensatorio que nos haga pensarnos -soñarnos- en otros contextos, el disciplinamiento se sigue cobrando vidas, que la vida no vale más que otras, pero si hay muertes que valen menos para esta sociedad”, dice la convocatoria.

Quienes quieran aportar datos que sumen al esclarecimiento pueden acercarse a la Fiscalía décima de San Miguel de Tucumán (avenida Sarmiento 431).