A partir de la publicación de esta nota, la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires realizó una presentación de oficio ante el Registro Nacional de las Personas de la provincia para que las autoridades informen los fundamentos del rechazo al reconocimiento de la identidad de género de niños y niñas trans. “Actuamos de oficio por la gravedad y el retroceso que implica esta decisión de apartarse de lo que establece la legislación”, explicó el defensor del Pueblo adjunto de Buenos Aires, Walter Martello.
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Una niña de Quilmes de siete años pidió el cambio de género y nombre en su partida de nacimiento y en el DNI. Lo hizo a través de sus padres, como exige la Ley de Identidad de Género. Cuando la familia consultó en el Registro de las Personas de la provincia de Buenos Aires sobre el estado del trámite les avisaron que el nuevo documento estaba en camino. Unos días más tarde recibieron un sobre con documentación oficial: no era el DNI y la partida de nacimiento de su hija, era una notificación que rechazaba el pedido.
Un niño de ocho años de Punta Indio y otro de La Plata también recibieron una notificación de rechazo. Es la primera vez en seis años, desde la aprobación y promulgación de la ley, que el Estado le niega a menores de 13 años el derecho a la identidad de género: desde 2013 más de 20 niños y niñas obtuvieron sus DNI con la identidad autopercibida. Ahora las asociaciones AboSex e Infancias Libres, que acompañan a las familias de los niños y las niñas trans, anticiparon que llevaran los casos “hasta las máximas instancias locales e internacionales de protección de derechos humanos”.
El Registro de las Personas argumentó el rechazo diciendo que se debe conformar un equipo multidisciplinario que analice si los menores de 13 años tienen “el grado de madurez suficiente para prestar un consentimiento válido”. “Es una interpretación totalmente arbitraria”, explicó a Cosecha Roja Alejandro Joma, representante de la asociación AboSex. “Cualquier niño que puede entender que hace el cambio de género puede pedir el cambio de DNI sin importar la edad. Es una batalla que ya fue saldada y por la cual se luchó mucho”, agregó.
“Las personas trans luchamos mucho para tener esta ley y ahora no se respeta. A los niños les afecta mucho no poder ver reflejado su nombre en el DNI o que no les respeten el nombre en el colegio o en el médico”, dijo a Cosecha Roja Matias Veneziani, secretario de la Asociación Civil Infancias Libres.
La Ley 26.743 de Identidad de Género, sancionada y promulgada en mayo de 2012, otorga el derecho a todas las personas a que se les reconozca su identidad de género. En el artículo 5 establece que los niños, niñas y adolescentes que deseen efectuar un cambio de género y nombre deben hacer el pedido “a través de sus representantes legales y con expresa conformidad del menor”. El Registro de las Personas está obligado a reconocer la identidad de género “sin necesidad de ningún trámite judicial”.
En 2013 Lulú se convirtió en la primera niña trans en tener DNI con nombre femenino. Se asumió nena desde que nació y a los cuatro años le dijo a su mamá Gabriela: “Yo no soy un nene, soy una nena. Ya no me llamo Manuel, me llamo Lulú”.
Gabriela entendió que no debía imponerle a su hija una identidad que no era la suya. Así, las dos juntas comenzaron un recorrido de acompañamiento y de lucha contra la incomprensión, la negación y la discriminación cada vez que la llevaba a anotar a un taller, danza o patín o cuando iban a una guardia médica para que la atendieran.
Lulú necesitaba un DNI que reconociera su derecho a la identidad. Durante un año insistieron para que el Registro de las Personas de Buenos Aires rectificara sus datos. A pesar de que en 2012 había sido sancionada la ley de Identidad de Género, la titular del registro y el asesor de Menores e Incapaces del Tribunal de Morón consideraban que la nena no tenía capacidad para decidir sobre su identidad.
En octubre de 2013, el jefe de ministros de la Provincia de Buenos Aires, Alberto Pérez, le entregó a Gabriela Mansilla la nueva partida de nacimiento y el DNI de su hija. “Todas las personas trans fueron niños en algún momento, pero no existía en la sociedad la posibilidad de percibirlo”, dijo Gabriela ese día. Y agregó: “El temor lo tenemos los adultos, no los niños, ya que en el jardín los compañeros no tienen ningún problema en aceptarla tal como ella se siente”.
* Nota publicada el 30 de enero de 2018 y actualizada el 31.