Amalia Morales y Elizabeth Romero. La Prensa.-

Las temibles maras —pandillas que han acabado con la tranquilidad en países vecinos como Honduras y El Salvador—, tienen presencia en este país en la zona del Golfo de Fonseca, según afirmó el ministro de Seguridad  y Justicia de El Salvador, David Munguía Payés.

“Hay una presencia regular de pandillas en la costa del Golfo de Fonseca”, dijo Munguía Payés, y agregó que esa es una zona estratégica para los cárteles de narcotraficantes que intentan trasladar droga a Estados Unidos.

El Golfo de Fonseca, en el Pacífico del país, es compartido también con El Salvador y Honduras. “Quien controla el Golfo, tiene control en el paso de la droga”, dijo el ministro salvadoreño y anotó que el año pasado en esa zona incautaron alrededor de 800 kilos de cocaína.

El ministro salvadoreño dijo que se trata de un “núcleo de pandilleros, entre los que habrían miembros salvadoreños y nicaragüenses. “Acuérdense que son transnacionales”, dijo el ministro.

Munguía Payés dijo que estos movimientos de las maras ocurren desde el año pasado, pero que se desconoce la cantidad de pandilleros que estarían operando en la zona.

Sin embargo, el jefe de Relaciones Públicas de la Policía Nacional, comisionado mayor Fernando Borge, dijo desconocer  si hay alguna  alerta a las autoridades nicaragüenses de parte de las autoridades salvadoreñas, sobre una posible presencia de maras salvadoreñas junto a pandillas nicaragüenses en el Golfo de Fonseca.

Borge aseguró que mantienen de forma permanente intercambio de información con los diferentes cuerpos policiales de la región “y en todo momento ha habido  colaboración”.

Atentos en la zona

No obstante, explicó que como institución han adoptado medidas de reforzamiento en todo el borde fronterizo del territorio nicaragüense y en las ciudades adyacentes a la frontera, esto para evitar que se les vayan a infiltrar mareros o elementos vinculados con actividades delictivas altamente peligrosas.

Como parte de esas medidas la Policía Nacional creó una nueva unidad para resguardar las fronteras.

También como parte de esas medidas preventivas, particularmente en el sector aledaño al Golfo de Fonseca, esa institución instaló en el presente año un puesto policial fronterizo el cual está bajo la jurisdicción de la delegación de Chinandega y que trabaja “muy articulado” con todas las autoridades del país.

El jefe de Relaciones Públicas del Ejército de Nicaragua, coronel Juan Ramón Morales, afirmó que esa institución mantiene control de esa zona. Morales dijo  que el movimiento continuo del puesto naval de la zona les permite mantener un buen control en las aguas jurisdiccionales del Golfo de Fonseca. Igual porque mantienen coordinación con las autoridades de los países vecinos.

Sobre la incursión de maras en el Golfo, el ministro salvadoreño detalló que no se realizan actividades conjuntas.  “Solamente hemos intercambiado información”, agregó.

Casos aislados 

Morales expresó que con un importante dispositivo de inteligencia de la Fuerza Naval junto con las tropas del Segundo Comando Regional del Ejército controlan el sector, y no hay información que indique que en ese sector hay un flujo de mareros. “A lo mejor haya casos aislados”, dijo Morales.

El portavoz militar recordó que el Golfo de Fonseca es una ruta de flujo de personas, y agregó que la institución está preparada para controlar cualquier situación que se presente.

El ministro salvadoreño no detalló cuál de las dos principales pandillas, MS-13 o M-18, sería la que estaría operando en la zona.

En los últimos cuatro meses, el Gobierno de El Salvador ha facilitado un acuerdo entre pandillas para disminuir el número de homicidios en ese país, considerado el principal problema de los salvadoreños. En ese sentido, Munguía Payés dijo que se ha logrado reducir el número de muertos por día, de 14 a cuatro o cinco.

Además del sicariato, a las maras se le atribuyen en El Salvador otros delitos como la extorsión, el secuestro y el tráfico de drogas y de personas.

Munguía Payés recordó que a través de las costas marítimas de Centroamérica, tanto en el Caribe como en el Pacífico, pasa el 89 por ciento de la droga que llega a Estados Unidos.