Waldo Cebrero-. Carlos ‘Tucán Grande’ Yanicelli era un jefe que fomentaba la mística y la camaradería entre sus hombres de Inteligencia Criminal, cuyo ‘lado B’ fue la ‘Brigada Fantasma’. Si uno de sus subordinados daba un golpe exitoso, Yanicelli lo reconocía, por ejemplo, con un diploma firmado por sus colegas. El que ilustra esta nota lleva firma y sello del ‘Tucán’. Allí destaca, entre una docena de otras rúbricas, el garabato del por entonces oficial principal jefe de calle, Alejo Paredes.
Uno de los últimos golpes organizado por la brigada fue el asalto al Banco Nación de Laguna Larga, en 1997. Allí habrían ‘entregado’ el dato a tres delincuentes a los que –fieles a su costumbre– luego traicionaron con un operativo de búsqueda sin precedentes. Paredes participó de aquel operativo. La mitad del botín robado se esfumó en Jefatura. Años después, por ese faltante fue a juicio un policía.
En los fundamentos de la sentencia que el Tribunal Oral Federal N°2 (TOF2) dictó en 2006 sostiene que, durante el asalto, la brigada “adoptó un modo impune como sólo puede intentar hacerlo un grupo de policías que cuenta con el completo dominio del hecho”. Y que ese modo de actuar “quizás pueda inscribirse en la lábil decisión de formar cuadros policiales con personal supérstite (sic) formado en las prácticas del conocido grupo de tareas D2”.
Todavía faltaba un buen tiempo para que comenzaran los juicios por delitos de lesa humanidad.
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