En octubre de 2014, una integrante de la Tupac Amaru descubrió que en la feria vendían ropa que habían robado de casa de su madre. Llamó a la policía, que las llevó a ella y la denunciada a la comisaría. Una vez allí dejaron ir a la denunciada e interrogaron a la denunciante. Milagro Sala llamó a la comisaría y dijo: “Quedensé con las bombachas, pero dejen ir a la hija de María”. Los policías la denunciaron por amenazas. El hijo del gobernador Gerardo Morales y el actual secretario de gobierno de Jujuy fueron los primeros abogados querellantes.

Ayer empezó el juicio, que se conoce como “la causa de las bombachas”. Uno de los denunciantes que debía prestar declaración no asistió a la audiencia. Uno de los denunciantes directamente no fue a la audiencia, y los testigos dijeron no recordar nada.

Milagro Sala empezó el debate oral con un fuerte alegato:

Al inicio de la audiencia, Sala pidió renunciar a sus defensores. “¿Para que van a seguir siendo mis abogados?, ¿para que los sigan sancionando?”, les dijo. Se pasó a un cuarto intermedio. Al retomar el debate, la diputada del Parlasur dijo: “cada uno de los abogados ha sido multado. Por eso teníamos una discusión, porque no quiero que pierdan la matrícula por defenderme. Me dijeron que no les importa que los sancionen, que para ellos ser mis abogados es un desafío”.

Según informaron desde el Comité por la Libertad de Milagro Sala, la primera en declarar fue la comisario Cabero. Los vicios del proceso no tardaron en salir a la luz y se produjo entonces el segundo momento de tensión. Apenas iniciado el interrogatorio, el fiscal Darío Osinaga lanzó a la policía: ”¿Usted recuerda el 13 de octubre de 2014 haber recibido una llamada telefónica en la cual se la amenaza?”. La defensa se opuso por tratarse de una pregunta sugestiva. “Esto tiene que ver con las reglas básicas de un interrogatorio a un testigo, para lo cual es una pregunta inapropiada”, explicó. Entonces el presidente del tribunal pidió al fiscal que reformule la pregunta. “¿Usted fue amenazada?”, preguntó entonces el fiscal desconociendo una vez más las reglas del derecho. Sin el llamado de atención de los jueces al funcionario del Ministerio Público de la Acusación, continuó la declaración de la comisario.

Cabero relató lo que había denunciado en 2014: que la llamaron por teléfono, que habló con Milagro Sala,  que le reclamó por la ineptitud de los oficiales de la seccional que estaban a su cargo, que la víctima del delito denunciado seguía en la comisaría mientras la persona que había sido encontrada con la ropa denunciada como robada había sido liberada. Según la comisario fue entonces que la diputada provincial la amenazó y le dijo que cuando pusiera una bomba y volara todo la iban a conocer. Consultada por la defensa sobre si había tomado alguna medida ante la supuesta amenaza contó que llamó a la comisaría para preguntar quién le había dado su teléfono particular a la dirigente social y que al día siguiente fue a trabajar con normalidad. Cuando le consultaron cómo conoció a Gaston Morales, que se presentó como su defensor junto a Luciano Rivas, dijo que estaba buscando abogado y se lo presentaron.

Más tarde declaró la mujer que en teoría estaba en la comisaría cuando llamó Sala. La testigo tiene una discapacidad producto de un ACV que sufrió hace más de 14 años. Le cuesta hablar y comunicarse.

-¿Usted concurrió a la seccional 56 por algún trámite? preguntó el fiscal.
-No me acuerdo- dijo la mujer.
-¿La llamaron para alguna declaración?
-Que yo sepa no.

Le mostraron entonces el acta de la declaración testimonial que hizo dos días después del hecho, en la regional. Si bien reconoció su firma, no recuerda haber dicho lo que figuraba escrito.

Hoy continuarán las audiencias a partir de las 8.30. Se espera que declaren siete testigos y todavía no se sabe cuándo tendrán lugar los alegatos y la sentencia.