Mató al marido y la absolvieron

Cosecha Roja.-

Salieron de hacer un trámite en el registro civil y Osvaldo le pegó. Caminaron unas cuadras y subieron a un colectivo: arriba él la volvió a golpear. Mientras caminaban a la casa de sus padres en el barrio Santa Teresita en Las Heras, Mendoza, el maltrato continuó. Cinthia le gritó varias veces que la cortara, pero él sólo se detuvo un rato. Cuando llegaron a la casa se sentó a jugar a la PlayStation con sus cuñados. Eso fue lo anteúltimo que hizo en su vida. Lo último fue acercarse a ella – que estaba embarazada de casi tres meses y cocinando para él, los hijos y los hermanos- y meterle una piña de costado. Ella se dio vuelta y con el mismo cuchillo tramontina que cortaba las verduras le perforó el pecho. Osvaldo murió horas después en el hospital y ella fue presa hasta ayer, cuando la Corte Suprema de Justicia de Mendoza la absolvió porque consideró que fue legítima defensa.

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El 15 de junio de 2012 Cinthia Yasmín Rojas Echevarrieta tenía 21 años, una hija de 5, un nene de 2, un ex marido, un embarazo a cuestas y un novio que le pegaba. Osvaldo González tenía 33 años, 27 causas por robo, venta de estupefacientes, violación de domicilio y abuso de armas, y varias denuncias por maltrato. Habían vivido juntos desde diciembre del 2011 con los dos hijos del matrimonio anterior de Cinthia. Pero hacía un tiempo que ella le había dicho basta y se había vuelto a vivir con sus papás, sus hermanos adolescentes y sus hijos, también en el barrio. Pero ese día él fue a buscarla: le dijo que si no volvían se iba a matar y “se le metió de guapo”, contó a Cosecha Roja Sergio Carreño, el abogado de Rojas.

Cuando Cinthia tomó dimensión de lo que había hecho salió desesperada a buscar a algún vecino que los llevara hasta el hospital. Como nadie quería, ella tuvo que pagarle a uno para que los alcance. Según Carreño, Osvaldo no es el único de la familia con prontuario y cuando se enteraron del asesinato, incendiaron la casa en la que vivían juntos.

Rojas fue presa con su nene de 2 años y parió a su tercer hijo en la cárcel. En septiembre de 2013 fue condenada a 8 años de prisión por la Segunda Cámara del Crimen de Mendoza. La consideraron culpable de homicidio simple. El abogado criticó el fallo ratificó que la Cámara de Apelaciones . “Si hay violencia de pareja no hay que analizar solamente el desenlace final sino también las causas”, dijo.

Mientras estaba presa, el bebé casi se muere por una infección. Por eso le otorgaron prisión domiciliaria en la casa de los padres, donde espera la libertad formal.

Cinthia no premeditó el asesinato, no fue a buscar un cuchillo ni se dispuso a matarlo: reaccionó con lo que en ese momento tenía en la mano. La disparidad de fuerzas entre la mujer y el varón permiten considerar legítima defensa el caso. Además, el tribunal tuvo en cuenta que ella lo auxilió y que se mostró conmovida durante el juicio. “Reaccioné cuando saqué el cuchillo (del pecho). No recuerdo cómo fue. No quería matarlo“, citó el periodista Oscar Guillén en el diario Los Andes.

Los jueces de la Corte Suprema provincial, Herman Salvini, Carlos Böhm y Mario Adaro absolvieron a Cinthia y sentaron un precedente en materia de violencia de género en Mendoza. Esperan que mañana la liberen formalmente.

Hace poco más de un mes, la Corte Suprema de Tucumán absolvió a una mujer que mató al marido por considerar que“él la había mantenido sometida a una constante violencia de género”.

Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes