Mal pagos, sin abrigo ni comida: así trabajaban estos peones chaqueños

Fueron llevados a un campo del grupo Vía Bariloche y obligados a vivir en condiciones inhumanas. Para evitar una inspección judicial, los escondieron en el remolque de un camión precintado y en la caja de una camioneta. La Justicia investiga a la empresa por “presunta trata de personas para fines de explotación laboral”.

Mal pagos, sin abrigo ni comida: así trabajaban estos peones chaqueños

Por Cosecha Roja
02/06/2020

Por Santiago Rey y Sebastián Premici

“A veces hay para comer y otras no. La mayoría de las veces nunca llegamos a tener todas las cosas que necesitamos para el alimento. Te llevaban por ejemplo cada tres días dos kilos de carne para compartir entre 6 o 8 personas y eso no alcanza. Y cuando les pedís te dicen ‘¿qué hicieron con la carne?’”. O.C. no quiere dar a conocer su identidad. Teme por las represalias que pueda tomar el poderoso grupo empresario Vía Bariloche, propiedad de la familia Trappa.

En el monte pampeano de la estancia “Cabaña Curaco” trabajaban hachando durante nueve horas por día, de lunes a lunes, dormían en casillas de chapa y piso de tierra, y soportaban sin frazadas el frío de las noches en el campo.

Cobraban en negro menos de lo estipulado en el convenio del peón rural, y fueron encerrados y precintados en el remolque de un camión durante un viaje de ocho horas, entre General Acha -La Pampa- y Cipolletti -Río Negro-.

El responsable de ese maltrato que ya investiga la Justicia bajo la figura de “presunta trata de personas para fines de explotación laboral” es el grupo empresarial Vía Bariloche, propietario de “Cabaña Curaco”, hasta donde todos los años traslada peones chaqueños para realizar la tarea de desmonte, apeo de árboles y hacheo.

El fiscal provincial de La Pampa, Juan Méndez, elevó a su par federal, Leonel Gómez Barbella, un pedido para que investigue la posible comisión del delito de trata. El Comité Ejecutivo contra la Trata y la Explotación de Personas decidió abrir un expediente y elevar las actuaciones a la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX).

La tarea de averiguación alcanzará a la forma en que la empresa trasladó a los trabajadores, de urgencia y de madrugada, desde la estancia en General Acha hasta Cipolletti, en el Alto Valle de Río Negro. Son 450 kilómetros que un grupo de peones recorrió encerrado en un camión semi remolque de la empresa Vía Cargo -del mismo grupo-, y otro en la caja de una camioneta, a la intemperie, sin abrigo.

Denuncia

El sábado 23 de mayo a la noche un vecino de Cipolletti informó de manera anónima a la Unidad Cuarta de la Policía de ciudad, que del remolque de un camión de traslado de encomiendas bajaron “alrededor de 20 personas”.

Cuando el fiscal del Ministerio Público provincial Martín Pezzetta llegó a la escena, un micro de la empresa El Valle -también propiedad de Vía Bariloche- interno 59754, tenía el motor encendido y pretendía salir hacia Buenos Aires, con los hacheros a bordo. No había autoridades sanitarias ni de la Comisión Nacional Reguladora del Transporte (CNRT), organismo responsable de controlar que la cantidad de pasajeros coincida con el Documento Universal de Transporte (DUT), más la documentación que tiene que tener la empresa transportista con el visto bueno de las autoridades provinciales, en este caso Río Negro y Buenos Aires, que era el destino final del viaje.

“Nosotros somos trabajadores de la empresa”, repetían los hacheros ante el fiscal Pezzetta. Es decir, los peones reconocieron en ese mismo momento -o dieron a entender- que habían estado trabajando dentro de un campo administrado por Vía Bariloche, sacados intempestivamente durante la noche desde La Pampa.

El fiscal no tomó ninguna declaración testimonial: consideró que esas personas estaban “simplemente de tránsito”. Pero bajó las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona, solicitadas a la Municipalidad de Cipolletti, y las enviará a la fiscalía federal de La Pampa.

Aún está pendiente la toma de declaración testimonial de los policías que recibieron la llamada anónima. Ellos fueron los primeros en arribar y dialogar con uno de los choferes del camión, quien confirmó que “al llegar a la base de la empresa en esta ciudad (Cipolletti) y dirigirse a cortar el precinto del acoplado y abrir las compuertas, observa que en el interior habría 20 personas aproximadamente”.

A ese grupo se sumó el que fue trasladado en la caja de una camioneta. “Salimos en camioneta, en la parte de atrás, así nomás. Sin abrigo, nada. De la estancia eran las nueve de la noche y nos dijeron que nos teníamos que ir y llegamos de madrugada (a Cipolletti). Después nos subieron a un micro y nos trajeron a Buenos Aires”, cuenta M.A.R, peón de 26 años con dos hijos, quien también pide preservar su identidad.

El artículo 31 de la Ley 26.727 (Régimen de Trabajo Agrario) establece que “los trabajadores rurales no podrán ser trasladados en camiones. Los vehículos a utilizarse deberán haber sido construidos con destino al transporte de personas. En caso de ser trasladados en vehículos de carga o en utilitarios, solamente podrán viajar en los lugares diseñados para el traslado de personas”. La utilización del remolque de un camión o una caja de camioneta para trasladar trabajadores está prohibida por ley.

 Hambre y frío

 ¿Por qué el grupo Vía Bariloche trasladó de urgencia a los trabajadores chaqueños desde la estancia “Cabaña Curaco” hasta Cipolletti? La hipótesis que manejan el fiscal Méndez y el Comité Ejecutivo de Lucha contra la Trata es que los empresarios intentaron evitar que los peones sean encontrados durante una inspección ocular.

Méndez había solicitado esa inspección para saber si la empresa violentó la norma vigente de aislamiento social, preventivo y obligatorio, en el marco de la pandemia. Quería averiguar si un grupo de hacheros trasladados por Vía Bariloche había sido ingresado clandestinamente a la estancia, sin cumplir con la cuarentena.

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Al llegar la inspección ocular, los peones ya habían sido llevados hasta Cipolletti -donde Vía Bariloche tiene su principal base de operaciones-. Sin embargo, los funcionarios judiciales y los uniformados de la División de la Policía Rural de La Pampa pudieron comprobar la forma inhumana en que los trabajadores eran obligados a vivir.

Las condiciones de trabajo en “Cabaña Curacó” eran extremadamente precarias: la comida no siempre alcanzaba, a los peones no les dieron ropa adecuada para cortar la madera, se bañaban a la intemperie con agua fría y les pagaron en negro. Así lo relataron tres peones chaqueños que estuvieron dentro de la Estancia entre el 11 y el 23 de mayo.

Según el acta, la División de la Policía Rural de General Acha pudo determinar que en el campo utilizado por Vía Bariloche para su negocio forestal se encontraron tres campamentos vacíos, pero con huellas de que habían estado trabajando hasta hace poco.

“Se puede denotar varias huellas de vehículo; en esa altura podemos ver una casilla, con varias máquinas agrícolas al lado de la misma, al bajarnos constatamos que se trataría de un asentamiento o campamento en abandono de trabajadores rurales, el mismo está compuesto por un colectivo de color blanco, desarmado y en desuso y una casilla, como así también hay una habitación precaria compuesta de chapa al medio de dichos vehículos”, puede leerse en el acta policial.

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El baño consistía en cuatro postes y una lona para simular privacidad y un balde. Para bañarse, agua fría. Para la noche, los peones carecían de frazadas y abrigos. “Estábamos solo con lo puesto”, explicó otro de los peones de 48 años que formó parte del grupo que estuvo hasta el 13 de mayo. Era su segundo año consecutivo en la “Cabaña Curaco”.

“Nuestro pago por día era de 1000 pesos y era un laburo medio rústico en todo sentido porque se laburaba en el monte, entre todos los peligros. Una vez casi me picó una víbora, por suerte la alcancé a ver, salté y no quedó otra que matar a ese bicho. Aparte de eso teníamos que viajar todos los días en un tractor con acoplados, 4 o 6 kilómetros dentro del campo”, relata.

– ¿Les dieron ropa?

– No, no, no, nada, nada. Era lo que nosotros teníamos nomás. Yo entré una vez al depósito de la cabaña y había colchones nuevos y frazadas pero nos dieron un colchón finito y nada para abrigarnos, más con el frío que hace ahora. Lo único que teníamos era lo que llevábamos desde acá porque ahí no nos dieron nada.

La empresa había pactado un pago de mil pesos por día, aunque algunos recibieron menos, como en el caso de S.L., que por 62 días de trabajo recibió 740 pesos por jornada. La actividad de los hacheros en La Pampa no tiene un salario regulado por la Comisión Nacional de Trabajo Rural. Por ende, se les debería pagar lo estipulado para los peones generales: un mínimo de 1.293 pesos. Todos cobraban menos, y en negro.

– ¿Dónde les pagaban?

– La primera vez que estuve con ellos, en Retiro, en la misma empresa de los colectivos. En la boletería de Vía Bariloche ahí estaba el contador de la empresa y ahí retiraba la plata nuestro delegado del grupo. Pero esta vez el pago fue directamente en manos del patrón, todo en negro- dice el hachero de 48 años,

Las jornadas laborales estaban divididas en dos, por la mañana y la tarde; en total hacían nueve horas de trabajo, de lunes a lunes. “Depende como aguante tu cuerpo”, explicó S.L. Otros lograban imponer su reclamo y solamente cortaban leña de lunes a sábado. ¿La comida? Había que pelear cada gramo de carne.

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“A veces hay para comer y otras no, siendo una empresa grande. La mayoría de las veces nunca llegamos a tener todas las cosas que necesitamos para el alimento. Te llevaban por ejemplo cada tres días dos kilos de carne para compartir entre seis y ocho personas y eso no alcanza. Y cuando les pedís te dicen ‘¿qué hicieron con la carne?’. Anotan todo ahí en la cabaña. Realmente le explotan a uno trabajando y con malas condiciones de alimentos”, explicita un hachero, padre de 7 hijes.

Fuentes de la Secretaría de Trabajo de la Provincia de La Pampa confiaron que, “en años anteriores”, se labraron multas a “Cabaña Curaco” por “trabajo no registrado” y malas condiciones laborales.

La grave situación provocó que el Gobierno de La Pampa, a través de la subsecretaría de Derechos Humanos, presentara ante la Fiscalía Federal de Santa Rosa un pedido para que se investigue “la presunta comisión del delito de trata de personas con finalidad de explotación laboral”, según se informó oficialmente.

En cambio, la Comisión Nacional Reguladora del Transporte (CNRT) evitó un pronunciamiento e informó que “es una cuestión a investigar por la Justicia local”, a pesar que algunas de las normas transgredidas se relacionan con el transporte de personas en condiciones irregulares.

Por su parte, el Gobierno de Río Negro eligió el silencio. Sus funcionarios nada dijeron sobre el ingreso a la Provincia en condiciones irregulares de por los menos dos grupos de personas. Ni autoridades policiales en las fronteras provinciales, ni autoridades sanitarias que controlan las normas derivadas de la cuarentena, ni el área de Derechos Humanos ante la gravedad de la denuncia, actuaron hasta el momento.

Río Negro mantiene estrechos vínculos con el grupo económico. Entre otros negocios, desde hace años el Gobierno compra a “Cabaña Curaco” leña para el Plan Calor. Invierte montos millonarios para abastecer a diversas localidades.

*Las fotos corresponden a la inspección ocular realizada por el fiscal y la Policía de La Pampa