Ensayo fotográfico por Kaloian
Cuando a alguien le preguntan en Cuba “¿cómo estás?” suele contestar: “Bien, en la luchita”. Esta expresión popular encierra los malabares que los cubanos hacen todos los días para resolver las cuestiones más cotidianas, sobre todo, la comida.
El cubano se ríe de sus propios dramas y suele decir que en el país hay tres grandes problemas: el desayuno, el almuerzo y la cena.
Cuba importa el 70 por ciento de sus alimentos, lo que hace que la mayoría de los productos sean caros. A eso se suma la mala distribución. Las raciones de libreta de abastecimiento, una política que durante muchos años buscó un acceso equitativo, hoy no alcanzan y ahondan las dificultades.
Todos los días y a toda hora es común ver a los cubanos recorrer las calles de las ciudades en busca de alimentos, ya sea en el mercado paralelo, en las tiendas MLC o en las bodegas.
En las festividades aún más. La noche del 31 de diciembre se celebra con más fuerza que la Navidad. En la mesa no pueden faltar el cerdo asado, el arroz y la yuca con mojo. Ese cerdo se consigue con esfuerzo y se celebra con humildad. Como cada alimento es malabar, es deseo y cuesta llegar a concretarlo.
Este artículo es parte de Los insaciables, un especial transnacional del Laboratorio de Periodismo Situado de Cronos Lab.