Es sábado y una fila irregular de hombres y mujeres se arma en la vereda de un penal de la provincia de Buenos Aires. Son familiares de detenidos y hace siete meses que la pandemia les prohíbe visitarlos. Pero ahora se reanudó el régimen de visitas y están ahí, esperando que los requisen y los dejen pasar. Desde las celdas empiezan a llegar los primeros mensajes: “Están prendiendo fuego todo” “No los van a dejar entrar”. Hubo otros mensajes desde afuera: “no me dejan pasar”.
De un momento a otro, sin aviso previo ni ninguna persona en la puerta del penal que informe, se habían suspendido otra vez las visitas. Así comenzaron los motines de este fin de semana en los penales de Melchor Romero, Florencio Varela, Campana y San Martín, que fueron reprimidos a palazos y balas de goma. No hay cifras oficiales ni nombres pero la Asociación de Familiares de Detenidos (ACIFaD) calcula cientos de heridos que aún están tratando de ubicar.
Penitenciarios reprimiendo a familiares, detenidos en los techos del penal, lluvia de balas de goma, un detenido con al menos cinco impactos en las piernas, la espalda y los brazos. No es una ficción ni son imágenes de un noticiero. Son relatos en primera persona, desde dentro de los penales y para cuando llegaron los medios ya se habían viralizado en tik tok y trascendieron el circuito tumbero de esa red social.
@agusdelaplata_seguime¡¡¡¡toma de penal !!!! dale queremos visita!!!♬ sonido original – user5142044784728
@maxiibarra6
##derechoshumanos todos juntos por nuestros derechos. ni femicidas ni violadores
♬ sonido original – Maxi Ibarra
@noiirhernan##pyt ##saludos ##nadaesparasiempre ##gracias ##poniendolamejor
¿Cómo se construyen los relatos de las cárceles y de las personas privadas de libertad? ¿Cómo se reflejan en los medios y en las ficciones de los noticieros y las series de tv? ¿qué pasa cuando no hay intermediarios y los relatos son en primera persona y desde adentro?
“Los medios aparecen en la cárcel cuando hay un motín, algo que es más bien excepcional, y que es pensado por el sentido común como la cotidianeidad de las cárceles”, dice a Cosecha Roja Ines Mancini, investigadora de Conicet y de Idaes/UNSAM. “Lo mismo sucede en las ficciones. Nunca aparecen otras situaciones que suceden en la cotidianeidad de las cárceles: la universidad, el trabajo, la solidaridad”.
Para Mancini, estos videos “son formas de hacer política: unos pintaron banderas, otros subieron a los techos y otros hicieron videos para contar la represión y mostrar los heridos”. Son imágenes que intentan comunicar el sufrimiento.
En los grupos de familiares esos videos transmitieron ansiedad y preocupación. ¿Y en los usuarios que nada tienen que ver con el mundo penitenciario? “Por ahora no veo que circulen discursos, de adentro hacia afuera, que puedan generar empatía en quienes no están relacionados de alguna manera con las personas privadas de su libertad”, dice Mancini e insiste con que deberían circular “otras cosas que suceden en las cárceles: producciones, discursos, imágenes de quienes estudian, trabajan, o desarrollan algún tipo de proyecto”.
El detrás de escena de los motines
La comunicación entre el Servicio Penitenciario y los familiares de los detenidos nunca fue efectiva y menos en este contexto. Lo poco que se enteran lo saben por los propios detenidos que en pandemia fueron autorizados a usar celulares para mantener el único vínculo que tienen con el exterior.
“Nunca nos comunicaron nada, cómo es el protocolo en pandemia para las visitas, nada”, dice a Cosecha Roja Andrea Casamento, de la ACIFaD. “Nunca sabemos cuando nuestro hijo muere ahí adentro. Te enterás que fue a parar al hospital porque algún compañero te lo avisa. Nadie tiene consideración por nadie. Con suerte le avisan al juzgado, como si tu familiar fuera un número en una causa”, agrega.
La buena noticia de que se habilitaba el régimen de visitas comenzó a circular hace más de una semana en los grupos de WhatsApp de familiares de detenidos en cárceles bonaerenses.
Quince días atrás se habían habilitado las visitas en las dependencias del Servicio Penitenciario Federal. Por eso los detenidos en las unidades penales de la Provincia empezaron a reclamar. Las primeras protestas fueron en la Unidad 24 de Florencia Varela.
Unos días después, en varias unidades penales les comunicaron que volvían las visitas e incluso les dieron fechas por módulos.
“Esto no pasó de la noche a la mañana, hace 15 días que se está organizando. ¿Cómo es que el servicio penitenciario no sabía que habían autorizado las visitas y no tenían protocolo? Ellos mismos dicen que hubo una desinteligencia”, destaca Casamento.
Para Casamento, la pandemia reveló una verdad: “los presos no le importan a nadie”. “Se piensan y diseñan protocolos para volver a los trabajos, a las clases presenciales y hasta los shoppings. Pero para el sistema carcelario no se piensa nada, ni para los presos ni para el propio personal”.