lasovejas

La Justicia lo buscó durante 23 días. La policía puso a disposición 140 agentes, un helicóptero y perros rastreadores que recorrieron cada punto de Las Ovejas, un pequeño pueblo neuquino de poco más de 1.300 habitantes. Los investigadores sospecharon que tenía ayuda de su familia y de la Iglesia Evángelica a la que pertenecía y detuvieron a dos personas acusadas de encubrimiento. Pero Lorenzo Muñoz no estaba prófugo: se había suicidado el mismo día que apuñaló a su ex pareja y a la hija. El cuerpo apareció a 300 metros del lugar donde asesinó a las dos mujeres.

La búsqueda de Muñoz comenzó dos horas después del doble femicidio, la tarde del 2 de febrero de 2017. Los testigos contaron que después de atacar a cuchillazos a las mujeres en plena calle, escapó por una zona de bosques. Los investigadores sospecharon que había escapado por caminos y senderos de montaña que conocía bien.

La subsecretaria de Seguridad provincial puso a disposición efectivos de otras localidades y un helicóptero. También sumaron dos canes rastreadores. Encontrar a Muñoz se convirtió en el principal objetivo del Poder Judicial y el gobierno de Neuquén. También se sumó un grupo de vecinos que recorrió el pueblo a caballo.

Karina Apablaza, de 31 años, había conocido a Muñoz hace tres años en la fiesta de San Sebastián en Las Ovejas. Se pusieron de novios y al poco tiempo se mudaron juntos. En octubre de 2016, Karina lo denunció por abusar de su hija. La fiscalía dictó una medida de restricción de acercamiento y lo imputó por abuso sexual simple.

En enero Karina denunció ante el Juzgado de Familia que su ex pareja había violado varias veces la restricción. El Juzgado demoró casi un mes en dar intervención a la Fiscalía. Cuando recibieron la fiscalía pidió una audiencia para revisar las medidas cautelares. La audiencia estaba prevista para el 23 de febrero. El día anterior Muñoz violó la perimetral y atacó a Karina y su hija mientras caminaban por la Avenida Pedernera, la arteria principal del pueblo. Primero asesinó a la nena a puñaladas y después a su ex pareja.

Los investigadores sospecharon del entorno del “prófugo”. A principios de marzo detuvieron a dos cuñados por encubrimiento agravado y les dictaron 90 días de prisión preventiva. En la camioneta de uno de ellos detectaron manchas de sangre: los investigadores pensaron que podría ser de las víctimas y que la camioneta había sido utilizada para trasladar al acusado después del crimen. También allanaron la Iglesia Evangélica a la que iba Muñoz.

“Estos allanamientos son parte del trabajo que estamos haciendo sobre el círculo cercano de Muñoz, y que sospechamos que podría estar encubriéndolo”, dijo el fiscal general José Gerez, que coordinó el operativo de búsqueda junto a la fiscal Sandra González Taboada.

El 8 de marzo un perro de la policía siguió el rastro de Muñoz hasta una zona de riscos. Ahí encontraron un papel con una frase: “Andate al chenque y no bajes a lo de tu hermana que los huevones cortaron todo”. En el Chenque, un refugio de la zona, encontraron una bolsa de dormir y un sobretecho. “Muñoz durmió a tres kilómetros de Las Ovejas en un refugio”, tituló el diario La Mañana de Neuquén al día siguiente. “Somos optimistas de que lo vamos a atrapar”, dijo el fiscal general.

“Estamos consternados, no podemos creer que una persona se esté burlando de cien policías, ¿quién es? ¿Rambo?”, dijo el hermano de Karina a una radio local.

El 17 de marzo, 23 días después del doble femicidio, el cuerpo de Muñoz apareció en un descampado, a unos 300 metros del lugar donde había asesinado a Karina y a la hija. Lo encontraron en un rastrillaje de rutina: estaba tirado entre los arbustos, tenía lesiones en el cuello y cortes en las manos.

Los investigadores especularon que Muñoz se había suicidado después de la detención de sus dos cuñados, al quedar cercado por la policía. Otra vez se equivocaron: la autopsia demostró que se suicidó el mismo día del crimen.