Leo Grosso, el hijo marica de la nueva política

A los 15 militaba en un centro de estudiantes y a los 17 fue parte de una organización barrial. Armó la juventud del Movimiento Evita y se hizo cargo de ese partido en San Martín. Diputado por primera vez a los 27, va por su tercer mandato y es el primer legislador nacional en manifestarse públicamente marica.

Por Matias Máximo

Fotos: Facundo Nívolo

–Nos van a cagar a palos.
–Bueno, entonces vamos al frente.

En la puerta del Congreso vallado hay una fila que reúne a todas las fuerzas de seguridad, desde la Aeroportuaria pasando por Gendarmería, Prefectura, Federal y de la Ciudad. De fondo suenan bombos que dicen no a la reforma previsional: es diciembre de 2017 y en una sesión especial de Diputados el macrismo planea aprobar el proyecto para recortar 11% a los fondos de seguridad social y jubilaciones. Algunxs diputadxs se acercan al recinto entre la manifestación popular y se ponen delante para ver si el cargo hace de escudo. “Quizá no le pegan a un diputado”, especulan. Pero sí. Y llegan a sesionar golpeadxs y con los ojos hinchados del gas lacrimógeno.

–Vas a quedar en la historia como el tipo que le robó a los jubilados –le dirá más tarde Leo Grosso a Nicolás Massot, jefe del bloque PRO.

La sesión se levanta. Denuncian que hay infiltradxs que no son diputadxs y entraron para dar quórum. A la semana siguiente el Congreso vuelve a tratar el tema con el triple de policías. Adentro la reforma se aprueba. Afuera, entre balas y piedras, parece una guerra civil.

Leo tenía 15 años, militaba en el centro de estudiantes de su escuela y había contactado a la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas para que diera una charla por el 24 de Marzo. Ella lo atendió y todo iba encaminado a ser un gran acto, hasta que a último momento las autoridades le dijeron que no, que nadie le había dado autorización. Desanimado, llorando, la llamó. Norita le dijo que pensara en cómo habían tenido que pelear ellas. “¡Tenés que ir y pelearla!”. Armaron una sentada en el patio de la escuela y los tuvieron que escuchar: Norita fue. Hace poco se cruzaron y ella todavía recuerda aquel día.

Después de la experiencia en el centro de estudiantes Leo militó en el barrio Las Tunas de Tigre. Ahí le tocó hacer de maestro jardinero: buscaban que lxs niñxs que iban al comedor y al merendero se fueran con algo más que la panza llena. Usaban técnicas de educación popular y fomentaban la integración con espacios comunitarios como la huerta, el trueque, proyectos productivos. Así nació una organización barrial. Con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno en 2003, estxs hijxs de la crisis descreídxs del Estado dijeron que era su momento en la vida partidaria. Sintieron que alguien los iba a escuchar. 

Dos años después, una vez conformado el Movimiento Evita, se dedicó a la construcción del frente juvenil, la JP Evita, para luego hacerse cargo del Movimiento Evita en San Martín.

A los 27 años y junto con la reelección de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta Leo entró a la Cámara de Diputados en las listas del Frente para la Victoria. En 2015 fue reelecto: conformó el bloque y posterior interbloque de los movimientos populares (Movimiento Evita y Libres del Sur) que todavía preside. 

Este año va tercero en la lista de la coalición Frente de Todos. Entre pasillos se sabe que Cristina le tiene cariño, que a veces hablan por teléfono, pero hace un mes no se imaginaba este lugar en las listas. Y hace 20 años, cuando empezó a militar, ser diputado le resultaba un insulto. “Para mí los políticos y el poder eran exactamente lo mismo: los que hacían que estuviéramos viviendo mal. Yo creía en la organización popular por fuera para ir de a poquito generando otra cosa. Pero cuando llega Kirchner para mi generación significó la posibilidad de entender que desde el Estado se podía pelear con el poder real. Ahí fue cuando supe que los buenos de la vida podían acceder al poder estatal para defender a las mayorías populares”, dijo a Cosecha Roja.

Aunque en el mapa conurbano y en la vida política ya tenía un recorrido, Leo saltó al mundo mediático con su salida del closet, cuando se definió como marica orgulloso. Como buen millennial Nac&Pop y heavy user de las redes lo contó con un posteo de Instagram:

“Tengo 35 y milito desde los 17, esto siempre fue una contradicción en mi vida. La política es machista, patriarcal y se mueve en esos códigos. La lucha por poner la política al servicio de las mayorías populares no escapa a esta lógica, por más justa que sea. Quizás porque ahora la marea feminista y disidente vuelve a poner todo en jaque. Quizás ahora, acá, con ellas no me siento más una minoría. Las pibas siguen abriendo caminos, como antes lo hicieron otres. Quizás estoy harto de la doble vara de la política, de la hipocresía como regla (…)”, escribió el día de la última Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ que coincidió con el “Día de la militancia”, celebrado en memoria del retorno de Perón en 1972. 

En marzo de este año se casó con Guillermo Castro –a quien le dice “el Rubio”–, que milita en la organización popular La Colectiva con la dirigente Cecilia “Checha” Merchán (ex diputada nacional y actual diputada Parlasur). Castro también pertenece a la agrupación Antroposex, un espacio que debate políticas y hábitos del deseo y la identidad. Leo y Guillermo salen hace tres años y comparten una pasión por la militancia y la inclusión de disidencias sexuales que llega a diferentes ámbitos de su vida. “Acá en la oficina de Leo hay que pedir cupo hetero”, dice uno de sus asesores: sus asistentes más cercanxs son una torta, una trans y un marica.

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Varios años antes de decirlo en redes Leo habló con su familia, que está compuesta por tres hermanxs, madre y un padre ex montonero. La discusión del Matrimonio Igualitario en 2010 y el dolor que significó la muerte de Néstor lo empujaron a hacer su primera salida del closet, que fue mucho menos traumática de lo que pensaba. “Estuve como dos horas para largar una frase y poder decirlo y cuando me animé mi hermana melliza, muy espontánea y aliviada, me dijo “¡Ay boludo, pensé que te ibas a vivir a otro país!”. Los años que siguieron yo decía bueno, si mi familia y mis compañeros saben, ya está, todo bien. Porque eso me servía como una excusa para no ponerlo en palabras en el plano público”, dijo Leo. 

El 17 de mayo de este año, “Día nacional de lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género” –en alusión al momento en que la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales–, Leo y Guillermo festejaron chapándose en un video que viralizó en sus redes.

Entre sus propuestas para las personas LGBTTTIQ+ de cara a su próxima gestión hay una prioridad: “La deuda pendiente es lo que nosotros llamamos el cupo laboral trans. Y es una prioridad porque en estos años fue brutal no solo la discriminación sino la violencia y el odio hacia las personas trans. Si bien Argentina tiene una Ley de Identidad de Género de la cual estamos todos muy orgullosos o la ley de matrimonio igualitario, en los momentos donde las mayorías populares retroceden como está pasando con Macri, cuando la gente vive cada vez peor, los brotes de odio son cada vez moneda corriente. Y siempre se descargan sobre los sectores más débiles de la sociedad. La ley de cupo laboral no es una ley solo para conseguir trabajo y construir una alternativa de vida que no sea solo, y sin tener opciones, la prostitución. El cupo también es dar una señal de cuál es la actitud que debe tener el Estado con los, las y les más débiles de la sociedad. Esa es una agenda pendiente para este Congreso, lo intentamos este año pero está muy difícil porque el gobierno de Macri no quiere saber nada”.

La noche en que Diputados aprobó el aborto con una multitud manifestándose en las calles, a Leo le tocaba hablar en el recinto a las 20. Decidió que su turno lo usara su compañera Lucila de Ponti: había que escuchar primero a las pibas (“Por cosas como éstas en muy querido dentro de su organización”, dice uno de sus compañeros).  

“Es una realidad que en la Argentina todos los días se practican abortos”, dijo. “El debate es si el aborto es clandestino o es legal”.

Hoy sostiene lo mismo: “El aborto es una discusión ineludible, ningún político va a discutir si se discute o no. Ya está. Los feminismos se instalaron en la agenda. No es que Macri habilitó el debate y todo ese discurso en los grandes medios. Las que habilitaron el debate fueron las pibas en las inmensas movilizaciones que se dieron en las puertas de este Congreso. Nosotros   por supuesto vamos a acompañar y hacer todo lo posible para sancionar positivamente la ley de interrupción voluntaria del embarazo”.

 

Leo estuvo desde el comienzo en la “Campaña nacional contra la violencia institucional” y se opone a la reforma de un Código Penal punitivista como el que está en debate en el Congreso. Junto a sus denuncias contra la violencia, hoy dice que lo primero para hacer de llegar a ser gobierno es acabar con el hambre:  

“En Argentina hay tres millones de personas que se van a dormir con hambre, entonces me parece que de 1 a 10 el primer problema que hay que resolver en cuanto logremos ser gobierno es el hambre. Los primeros 40 días hay que generar medidas para esto, se puede resolver, por supuesto: Argentina es un país que produce alimentos para 400 millones de personas. Hay posibilidades y una cuestión de definir las políticas públicas y frenar la exclusión de las mayorías. Creo que también hay que ponerse de acuerdo con medidas que tienen que ver con problemas graves que sucedieron en estos últimos años, el tema tarifas es algo que hay que poder tratar y abordar con responsabilidad”. 

En Diputados Leo integra las comisiones de Derechos Humanos y Garantías, Vivienda y Ordenamiento Urbano y la de Comercio, tres ejes vinculados directamente con la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), organización aliada al Evita en muchos frentes del conurbano.

En los últimos años hubo momentos ríspidos en las internas del kirchnerismo y el peronismo, sobre todo a partir del lanzamiento de Unidad Ciudadana, cuando varios partidos decidieron no apoyar a Cristina fuera de la estructura del PJ. El Movimiento Evita era uno de esos bloques que venía tomando distancia, aunque en muchas roscas seguían aliadxs y definitivamente no eran enemigxs.

¿Qué pasó que este año van juntos otra vez? ¿Qué cambió entre 2017 y 2019? Según Leo, esta decisión surge del deterioro absoluto de las condiciones de vida, una emergencia social que requiere dejar de lado diferencias. 

–Cristina hizo un movimiento sin precedentes digno de reivindicar. Hizo un movimiento que no hace nadie, porque ella podía ser Presidenta de la Nación y dejó el lugar para abrir el juego y construir puentes con otros sectores, porque quizá no se hubiese dado ese proceso si iba ella. A partir de ahí se terminó de acomodar el tablero de una discusión que ya llevaba unos años y que tenía que ver con cómo hacemos para reagrupar al campo popular. Acá estamos, ahora hay que construir mayorías y escuchar a nuestro pueblo porque desde ahí van a salir las soluciones a los problemas que estamos viviendo. Nuestro pueblo nos reclamaba una alternativa política y si íbamos todos divididos como fuimos en el 2017, 2015, 2013 y así… no presentábamos una alternativa competitiva, íbamos a ser nuevamente responsables de otra derrota. Hicimos un esfuerzo enorme, toda la dirigencia. Y eso lo quiero destacar de verdad, desde el FREJULI hasta acá no hubo un frente político electoral tan grande como el que construimos con el Frente de todos.

Y en seguida aclara:

–De todos, todas y todes.