carcelPor segunda vez en lo que va del año, las mujeres del Complejo Federal IV de Ezeiza están en huelga de brazos caídos. Desde el lunes reclaman el pago de 200 horas de trabajo. La mayoría de ellas son cabeza de familia y con el pago de ese salario sostienen a sus familias en el medio libre. En abril pasado ya habían protagonizado una huelga por el mismo problema, cuando personal del Ente de Cooperación Técnica y Financiera  (ENCOPE) del Servicio Penitenciario se presentó a la Unidad para informarles que comenzarían a cobrar 170 horas mensuales de trabajo, contra las 200 horas que venían cobrando.

Según un comunicado de la Red de Cooperativas de Liberados y Organizaciones Sociales en contextos de encierro, tras algunas negociaciones con la jefa de Trabajo de la Unidad, Brenda Fiorenttino, “se llegó al acuerdo de firmar por las 170 hs. y cobrar 200 hs. en mano. El primer mes se respetó el acuerdo, pero en los meses subsiguientes, la Jefa de Trabajo comenzó a pasar 170, 160 hs. hasta que la semana pasada a las mujeres que se dedican a la fajina (limpieza) del penal, les pasaron 140 hs. mensuales”.

Según las mujeres en huelga, en el resto de los penales Federales, las personas privadas de libertad están cobrando las horas como corresponde, y achacan este problema al “mal manejo de la Jefa de Trabajo”.

Las primeras en comenzar la huelga fueron las fajineras, que desde hace ocho días están en huelga de hambre,  y están siendo atendidas por el centro médico de la unidad. El resto del penal se adhirió a la huelga de brazos caídos  con batucadas en cada pabellón.

Durante el día de ayer hubo un reunión de comité integrada por directivos del penal y representantes de cada pabellón. “Tal como nos informaron las mujeres, no se llegó a ningún acuerdo y la situación sigue siendo la misma”, dijeron desde la Red.

El total del penal está parado, lo que significa que ninguna presa sale de su pabellón para realizar actividades, ya sean laborales, o de educación.  A esto se suma el rechazo de retirar la comida del carro,. “Eso”, señalaron desde la Red en un comunicado, “simboliza al interior de un penal una acción colectiva contra el Servicio Penitenciario y en especial hacia la gestión de gobierno de la cárcel”.