Envíado especial en General Roca, Diario Clarín

Fuerte. Explosiva. De a ratos feroz. Así definen, los que la conocen, a Susana Freydoz, esposa y principal sospechosa de la muerte del gobernador Carlos Soria.

Freydoz estaba muy lejos de encarnar la figura de la mujer humilde y silenciosa que permanece a las espaldas de un hombre importante. En su caso, su protagonismo siempre fue motivo de comentarios y críticas por parte de la sociedad rionegrina. Detesta que se le indique qué y cómo hacer las cosas. Su carácter temperamental tenía un significativo correlato en la persona de su esposo, quien también era conocido por estallar en cólera ante situaciones muy variadas.

Madre de cuatro hijos (Martín, Germán, María Emilia y Carlos), la viuda pertenece a una familia con gran arraigo en el Alto Valle. Es hija de Alberto y nieta de Juan Anselmo Freydoz, quien murió hace ya años. El abuelo llegó de Francia en 1882 y comenzó a cultivar el terruño casi en la misma época en que arribaron los primeros expedicionarios al mando del General Roca.

Su compromiso afectivo con Soria se remonta a la adolescencia. Ambos se marcharon a estudiar, ella nutrición y él abogacía. Pero más allá del amor, Susana se reveló dueña de un carácter inflexible. Su ascendencia sobre Soria tampoco era menor. Se sabe que ella influyó en la elección de cargos técnicos y puestos políticos que debía designar quien fuera primero intendente de Roca y más tarde gobernador de Río Negro.
Al interior del municipio de Roca, las opiniones no le son muy favorables. En algunas dependencias incluso se la define como una mujer conflictiva. “Tiene un temperamento tan fuerte como su marido, lo cual ya te dice mucho de ella”, dice un viejo militante del PJ.
Freydoz mantenía constantes peleas con su marido por sus supuestas infidelidades. Sin embargo, lo que tuvo a la pareja en constante disputa en los últimos días fue la negativa de este a llevarla consigo a Viedma, desde donde ejercía la gobernación. “Una mina difícil, puede amarte y ser una gran amiga, como odiarte o tratarte mal, no tiene grises”, asegura un persona de su entorno.

Freydoz participaba intensamente de la agenda de trabajo de Soria, en cuestiones más operativas que partidarias. Por ejemplo, se encargó de la elección de la reina durante la tradicional Fiesta de la Manzana.

Aunque es nutricionista, ahora no ejercía. Estaba completamente dedicada a su hogar y a acompañar a su marido en su carrera política. La pretensión de Soria de no vivir juntos, sumado a una relación sonada y abierta que mantenía el gobernador con otra mujer, en la misma ciudad de Roca, pudieron alimentar otro de esos peligrosos enfrentamientos que incluían alcohol y armas de fuego. Este tuvo el peor final.