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El lunes Juan Gregorio Rodríguez terminó de trabajar poco después del mediodía y se fue para el Congreso. Se encontró con sus hijas y su nieta al fondo de la Plaza, a unos 350 metros del vallado donde la Policía de la Ciudad respondía con balas de goma, gases y carros hidrantes a la lluvia de piedras de los manifestantes. En el recinto, el oficialismo acababa de conseguir el quórum para comenzar a debatir la ley de reforma previsional.

El enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y manifestantes duró varias horas. Alrededor de las 16, la infantería logró despejar la Plaza y avanzó hacia donde estaba Juan Gregorio. Los uniformados lanzaron tres granadas de humo y el aire se volvió irrespirable. El hombre de 58 años y Laura, una de sus hijas, se refugiaron en la Confitería Piazza.

Unos veinte policías armados con palos rompieron la puerta a patadas y se metieron en la confitería. Algunos se restregaban los ojos por los gases. “Adentro éramos un montón, cerca de 70 personas. Entraron y levantaron a cinco personas al voleo, a los que tenían más cerca”, contó Laura. Entre los detenidos estaba Juan Gregorio. “Después nos empezaron a pegar palazos y la gente se puso a gritar”, agregó Laura. Antes de irse, los policías reventaron a palazos todo lo que había en el mostrador: vasos, exhibidores con comida, la caja registradora.

Laura salió de la Confitería y se reunió con su hermana. En ese momento y durante las 7 horas siguientes preguntaron a policías, periodistas y a todo aquel que se cruzaban si sabían dónde habían llevado a su padre. Recorrieron comisarías hasta que a las 23 lo encontraron en la comisaría 15, donde estuvo detenido hasta las 4 de la madrugada. Nunca pudo recuperar su mochila, donde tenía pinceles y otras herramientas de trabajo. “Por suerte tenía la billetera encima con el documento”, dijo Laura.

Juan Gregorio fue una de las 64 personas detenidas tras la masiva movilización al Congreso contra la reforma previsional. La mayoría fueron detenidos al voleo en los alrededores del Congreso, cuando los enfrentamientos ya habían terminado. Tres de ellos fueron capturados durante la madrugada cuando participaban de la segunda movilización del día hacia el Congreso.

El juez Sergio Torres ordenó la liberación de casi todos los detenidos después que corroborar los domicilios, los antecedentes y tras ser revisados por un médico. A partir de las actas policiales, se los acusó de los delitos de intimidacion pública, resistencia a la autoridad, lesiones y daños y todavía no fueron citados a indagatoria. “Van a investigar todo, tanto la violencia de aquellos que tiraron piedras como la violencia policial”, contó a Cosecha Roja un abogado que estuvo reunido con funcionarios judiciales. “Y sobre todo el juez va a exigir (a la Policía) que pruebe lo que hizo cada uno de los detenidos”, agregó.