“La verdad es que no hallaron ni descubrieron nada”. Cecilia Gonzalez, la periodista que sigue la ruta de la efedrina, descree que los anuncios oficiales sean nuevos jalones en la llamada “guerra contra el narcotráfico”. La policía secuestró 250 kilos de efedrina que estaban abandonados en un depósito de la Aduana desde mediados de 2011. “Lo más extraño es que anuncian un superoperativo para incautar algo que ya estaba. Es un cargamento que ni siquiera entró al país de forma ilegal”.
Lo que sí generó el operativo es una serie de declaraciones cruzadas de funcionarios y ex funcionarios del gobierno actual que dejaron al desnudo una pelea que incluye a los servicios de inteligencia. “No hay ninguna interna”, intentó aclarar hoy por la mañana la ministra de seguridad Patricia Bullrich. Pero el chisporroteo mediático y judicial no se detiene.
El ahora denunciante es el ex jefe de la aduana, Juan José Gómez Centurión, desplazado de la Aduana por una denuncia de Bullrich. Dos semanas después de ser corrido del cargo, el ahora ex funcionario se presentó a la justicia para denunciar la existencia de los barriles. Según declaró, encontró la información en un sobre cerrado, mientras revisaba los documentos que se llevó al dejar el cargo. En el sobre había una descripción y planos del lugar exacto donde estaba la sustancia.
Luego del operativo judicial para secuestrarlos, la Policía Metropolitana se adjudicó el mérito. “Los oficiales del Departamento de Investigaciones Especiales y Complejas realizaron arduas tareas investigativas y se tomaron las declaraciones que desembocaron en este operativo”, decían en un comunicado.
Más tarde, la propia ministra Bullrich cambió la versión y salió a criticar a Gomez Centurión, diciendo que en realidad el procedimiento se había iniciado por un dato aportado hace dos meses por el jefe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y no por el anónimo que recibió el ex titular de la aduana.
“Es peligroso”, opinó Cecilia Gonzalez, la periodista que sigue las rutas de la efedrina y el narcotráfico, “que temas tan delicados sean disputa de un gabinete. La interna por la efedrina es funcional a los narcos”.
El cargamento estaba en el depósito de forma pública: habían sido abandonados en 2011 por una empresa paraguaya, en pleno período electoral. El miércoles pasado publicó en el Boletín Oficial el aviso que, de no presentarse sus dueños, iba a ser destruido en los próximos treinta días. La sustancia tenía origen europeo y estaba en Argentina de forma transitoria. Su destino final era Paraguay, pero la empresa que había hecho la operación nunca la reclamó.
Para Gonzalez, lo que reveló la denuncia y el operativo es que las rutas de la efedrina están cambiando. “Hasta 2008 llegaba a la Argentina de forma ilegal y desde aquí se desviaba para los narcos”, explicó. “Todo ocurría dentro del país. Lo que pasaba es que no había control alguno. Cualquiera podía inventarse firmas truchas para traficar. Antes, transportar efedrina sin declarar era una falta administrativa. Incluso pasaba que en el aeropuerto a varios mexicanos le decomisaban las cargas, pero no los detenían. Lo que se reforzó desde 2008 son los controles. No es, cómo señalan algunos, que sea una sustancia ilegal”.
Gomez Centurión era uno de los hombres de confianza del presidente Macri. Dos semanas atrás fue denunciado de forma anónima por contrabando. Las supuestas pruebas incluían audios de escuchas que se hicieron llegar la prensa y que -coincidió cada uno de las que la recibió- estaban visiblemente manipulados. La denuncia fue amplificada por Patricia Bullrich, con quién hoy Gomez Centurión se vuelve a cruzar.
“Molesté a mucha gente con muchos intereses de muchos años”, había dicho el ex funcionario al ser desplazado. “Afecté a muchos intereses, pero el cable de 220 que pisé fue el vínculo del fenómeno de la efedrina, tanto de los depósitos fiscales como de Ezeiza”. Y añadió que en la Aduana todavía trabajan “sectores vinculados a la ex Secretaría de Inteligencia que hicieron de Ezeiza en los últimos 20 años la cuna del contrabando”.
Luego de aquellas declaraciones en los medios, también se filtró que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) había seguido al funcionario y a sus colaboradores durante dos meses. A pesar de tratarse de información clasificada, los medios recibieron todos los detalles de ese seguimiento.
“Durante los juicios por la efedrina”, dijo hoy Gonzalez, “en los pasillos siempre se hablaba del papel que jugaban los servicios de inteligencia en el tráfico. Lo que se está demostrando es que esos rumores tienen sustento. Y es peligroso que temas tan delicados sean parte de la pelea de un gabinete. Los narcotraficantes deben estar contentos con esta situación”.
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