Hacía calor y era una noche de esas previas a las Fiestas, en las que hay que apretar la agenda para meter todas las salidas y las cenas a las que te invitan. Aldana había tenido un día largo. Después de una reunión con amigas en la que la estaba pasando bien, pensaba en irse a su casa pero recibió un llamado de un chico al que estaba viendo hacía un tiempo. Entonces, decidió ir sola hacia la casa de un amigo del joven en Vicente López. Horas más tarde la llevaron muerta a una clínica privada de la zona, con un nivel altísimo de cocaína en sangre. Las llamadas a los servicios de emergencias y las pericias determinan que cuando ya no estaba viva fue paseada más de media hora en auto antes de ir al centro de salud.

A casi ocho años de esa noche del 19 de diciembre de 2009, el novio y los dos amigos que lo acompañaban ahora irán a juicio acusados por abandono de perdona seguido de muerte, delito que contempla penas de entre 5 y 15 años. Lucio De Crocci, de 33 años, alias “Loopcio”, era quien conocía a Aldana. Lucio Rossi, de 28, era el dueño de casa, y el tercer procesado es Rodrigo Puente (29), que está grabado en una de las llamadas al 911. Los tres eran DJs en fiestas electrónicas.

Aldana Salama tenía 24 años y trabajaba de diseñadora textil y docente en un templo de la comunidad judía. Para el fiscal de instrucción John Broyad, en la casa de Rossi, en la calle San Martín al 1200 los tres acusados “colocaron en situación de desamparo a la víctima, quien se encontraba incapaz de valerse por sí misma” por el cuadro de intoxicación que padecía. El fiscal sostiene que en lugar de llamar a emergencias apenas ella se descompensó, los tres acusados metieron a Aldana en un Honda Fit “sin dirigirse a ningún centro asistencial, sino, por el contrario, circularon con destino incierto”.

Los testigos relataron que la calle San Martín y avenida Del Libertador, los tres bajaron a la joven del auto y llamaron al 911. Y que luego llegaron al Hospital Privado Modelo con Aldana ya muerta.

En esa clínica, Aldana entró a las 2.10 de la madrugada y fue atendida por una médica que la intentó resucitar y que declaró que la chica llevaba muerta entre 30 a 40 minutos, algo que luego confirmaron las pericias. El médico forense Héctor Moreira -el mismo que le hizo la autopsia a María Marta García Belsunce- concluyó que Aldana murió entre la 0 y la 1.30 de esa madrugada.

El fiscal Broyad entiende que hubo casi 20 minutos en que los tres DJs dejaron a Aldana sin atención alguna, ya que la primera llamada a emergencias fue a las 1.49. Además, sostiene que no fueron al hospital público “por miedo a ser denunciados, ni a la comisaría ubicada en las inmediaciones” y que “todas sus acciones tendieron al ocultamiento”.

Si bien en la causa no hay evidencia, Andrés Salama aseguró que a su hija la intoxicaron GHB, una droga que inhibe la voluntad y que aparece en casos de violación. Él explica que viajó a los Estados Unidos para investigar el tema y está convencido de que a su hija “la drogaron con GHB y no quedaron residuos porque después de treinta minutos no quedan rastros en el cuerpo”.

“Le pudieron haber colocado sin que ella se diera cuenta GHB en la botella de Gatorade que Aldana se había comprado en una estación de servicio y luego cocaína”, dijo a la agencia Télam. “Recién ahora, a ocho años de la muerte de mi hija, se empezó a hablar de GHB, aunque hay muy pocos que conocen del tema. Para mí fue una lucha y me tomaban por loco”, agregó el padre de la víctima, que colabora con dos fundaciones en Estados Unidos, dedicadas a desarrollar los reactivos para detectar esta sustancia.

El GHB (ácido gammahidrobutirato) es una droga líquida que se vende en pequeños frascos de vidrio y suele suministrarse mezclada con bebidas alcohólicas y que está asociada, al igual que el éxtasis y la ketamina, al ámbito de las fiestas electrónicas.

El pedido de elevación a juicio de Broyad fue avalado e impulsado en su momento por el entonces juez de Garantías 3 de San Isidro, Rafael Sal Lari, pero luego, las defensas apelaron y la Cámara sobreseyó a los tres acusados. Luego, la Sala III de la Casación revocó el sobreseimiento de los acusados y dispuso que vayan a juicio.