La capital de la provincia tiene tasas de homicidios comparables a las de Medellín y Johannesburgo, según un informe elaborado por estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario y presentado por el diputado provincial Leandro Busatto. Entre 2001 y 2016, se cometieron 1369 asesinatos. En su mayoría, las víctimas fueron jóvenes de entre 15 y 29 años.

Joven, varón, entre 15 y 29 años, zona oeste. No es una búsqueda de empleos: es la descripción de quiénes son habitualmente víctimas de homicidios en la ciudad de Santa Fe, la capital de la provincia más violenta del país. Un análisis de 1369 asesinatos cometidos entre el 1 de enero de 2001 y el 31 de diciembre de 2016, colocan a Santa Fe a la par de ciudades como Johannesburgo (Sudáfrica) si se comparan las tasas de homicidios cada 100 mil habitantes.

El trabajo fue elaborado por Nicolás Lovaisa, Alejandra Escalas y Maricela Celis, con la colaboración de Mercedes Ramírez, Andrés Burgi, Valentina Galoppo y Gonzalo Díaz en el marco de la Maestría en Comunicación Digital Interactiva de la Universidad Nacional de Rosario. La semana pasado presentaron la versión ampliada junto al diputado provincial Leandro Busatto (FPV).

El informe revela datos preocupantes: entre 1991 y 2011, la provincia nunca había superado los 10 homicidios cada 100 mil habitantes. Desde 2012, en cambio, siempre se instaló por encima de ese número. La situación es similar a la que puede verse en la capital: entre 2001 y 2011, la tasa había superado en cinco ocasiones los 20 puntos. Desde 2012 se mantuvo arriba de ese guarismo, con un pico de 34,2 en 2014. Así, quedó a la par de Medellín (Colombia), que en 2008 tuvo una tasa de 33,8; y de Curitiba (Brasil), que en 2015 tuvo una tasa de 34,7 siempre según fuentes oficiales.

Mapa 2008/2016

“En 2002 Santa Fe era la octava provincia más violenta del país y en 2015 pasó a ser la primera. En ese período 16 provincias lograron bajar su tasa de homicidios, mientras que Santa Fe fue la que más lo aumentó. Es indudable que hay un endurecimiento de la violencia y que evidentemente no es advertido o pretende ser ocultado por el Gobierno provincial”, afirmó Lovaisa, autor del trabajo.

Según el diputado Busatto, la importancia del informe es “brindar estadísticas confiables que permitan ubicar geográficamente los delitos, reconstruir las tasas año por año, los niveles de presencia y ausencia del Estado y diseñar una política criminal que permita la prevención y fundamentalmente el descenso de la tasa de homicidios en la provincia”.

En el período analizado aumentó la cantidad de policías en el territorio provincial –particularmente durante la gestión de Antonio Bonfatti. Sin embargo, la tasa de homicidios siguió creciendo, por lo que la lógica “más policías, menos delito” parece haber fracasado. Busatto sostuvo que tras un análisis presupuestario, observaron un notable decrecimiento de la inversión del gobierno provincial en obra pública. “En los años 2005, 2006 y 2007 la inversión de obra pública estaba en el orden del 11, 10 y 9 por ciento. Ya en la gestión de Binner bajó al 3 por ciento y no subió durante la de Bonfatti, sino todo lo contrario, fue bajando. Hay una falta de presencia del Estado en los sectores más vulnerables de las sociedades, principalmente en ciudades como Santa Fe y Rosario, que de alguna u otra manera han incidido en que en esos lugares se viva peor, en que allí la ausencia del Estado sea una variable constante y que ante esto hay ocupación delictiva de bandas del crimen organizado”, remarcó.

El 90 por ciento de las víctimas de homicidios eran varones, el 60 tenía entre 15 y 29 años, el 75 de los crímenes se cometieron con arma de fuego y el 75 se dan en cuatro de los ocho distritos en los que está dividida la ciudad: Suroeste, Oeste, Noroeste y Norte, históricamente los sectores en los que el Estado estuvo ausente. “La tasa de homicidios promedio en el distrito Suroeste es de 42 cada 100 mil habitantes, con un pico de 87 en el año 2014. En el distrito Centro, la tasa promedio es de 5 cada 100 mil habitantes. Dependiendo el lugar en el que uno viva o trabaje, puede decir que la tasa de homicidios está al nivel de los países europeos o de los más violentos de Latinoamérica”, agregó Lovaisa.

Mapa 2001/2007

Busatto también cuestionó con dureza la calificación de los homicidios como “conflictos interpersonales” o “ajustes de cuentas”. “Cuando se habla de eso, lo que el Estado intenta hacer es decir que no tiene nada que ver, que eran gente que se conocía entre sí y que, en un momento, resolvieron un conflicto de manera violenta. Esto enmascara la realidad: la presencia de bandas delictivas que disputan territorios a través del uso de la violencia, bien alejada del discurso oficial de que la mayor cantidad de los asesinatos se dan por situaciones en las que el Estado no puede incidir”.

“Un narco para un barrio no es sólo el tipo que vende droga sino también el que proporciona seguridad; la posibilidad de inclusión a los chicos en algunos sectores como los clubes; el que genera un proceso de la armonización de las relaciones entre vecinos y eso tiene dos posibilidades: o lo hace el Estado o el crimen organizado”, remarcó el legislador provincial. Por último, anticipó que en las próximas semanas presentarán un informe más detallado sobre los homicidios cometidos en cada uno de los distritos de la ciudad y, más adelante, otro sobre femicidios.