estoycontigochapoCosecha Roja.-

Cuando aparecieron volantes tirados en las calles de Culiacán convocando a una movilización en defensa de El Chapo Guzmán, el presidente municipal Sergio Torres Félix lo calificó como “una mala broma”. Cuando Mini Lic, el ahijado y posible sucesor del capo del cártel de Sinaloa -que desde la detención de Guzmán suma fans en Facebook de a bolsones de dos mil por día- posteó la convocatoria, tuvo más de mil “me gusta”. El encuentro fue ayer a las seis de la tarde en La Lomita, la iglesia más alta de Culiacán que rinde homenaje a la Virgen de Guadalupe. Todos fueron de blanco. Las casi mil personas que se encontraron en las escalinatas desde donde se ve toda la ciudad pidieron derechos humanos, juicio justo y la no extradición del líder. Y no sólo pidieron, sino que también desearon: “Libertad al capo y héroe sinaloense”, “Que lo liberen y encierren a Peña Nieto”, “Chapo volvé” y hasta “Chapo hazme un hijo”.

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Caminaron de blanco y al son de la tambora sinaloense -música típica con trombón, bombo y clarinetes incluidos- por la Avenida Obregón hasta el Palacio Municipal. Cuando llegaron la policía quiso desalojar. Hubo enfrentamientos y diez personas fueron detenidas.

– Que el gobernador detenga a secuestradores y gente que daña, no a quienes dan trabajo a la familia.

Eso le dijo una mujer que asistió a la marcha al Diario Milenio. Había mujeres con vinchas, mujeres maquilladas, mujeres con remeras con la cara de El Chapo impresa, muchas con hijos. También había hombres con la remera blanca que encontraron -aunque quedara chica- y jóvenes con uniformes escolares. Desde los smartphones se filmaba, se fotografiaba, se twitteaba y se seguían alimentando los hashtag #IloveChapo y #YosoyAK47 -el nombre del arma que El Chapo tenía cuando fue detenido-.

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Joaquín Guzmán Loera sigue detenido en su país y debe enfrentar ocho procesos formales: los juzgados de los estados de Nayarit, Jalisco, Tamaulipas, Estado de México y del Distrito Federal sumaron seis a los dos que estaban confirmados hasta ayer.

La identificación popular con la figura del narco reabre la pregunta sobre el vacío que han dejado los estados nacionales. Ya en Colombia, en 1993, cerca de veinte mil personas asistieron al funeral de Pablo Escobar. Hoy, en México, mientras algunos reclaman que vaya preso el presidente actual, otros le preguntan al mandatario vía Twitter : “¿Qué se siente ver una marcha en apoyo al #ChapoGuzmán y nunca una en tu apoyo?”.

Mientras tanto, el show must go on y los conocidos “narcotours” son más exitosos que nunca: el pico de rating es el edificio Miramar donde fue detenido El Chapo el pasado 22 de febrero, lugar que los taxistas-guía sumaron al recorrido tradicional.