villxCosecha Roja.-

Su bicicleta se veía siempre cerca de donde ella estaba. Cerca de la casa o del trabajo. En Villa Saboya se hablaba de una relación clandestina. El martes pasado la policía los encontró muertos. Primero a él, Fernando Adrián Sánchez tenía 26 años, jornalero rural y sin antecedentes. Estaba colgado de un árbol del cementerio de Villa Saboya. Poco después un vecino dio con el cuerpo de Lucrecia Elizabet Lietzmann en un aula del jardín de infantes N° 911. Ella estaba tirada sobre el escritorio y con un tajo profundo en el cuello. Tenía 27 años, era maestra jardinera, directora del jardín, estaba casada y tenía tres hijos. La encontró un vecino sobre las cinco de la tarde del mismo martes. Unas horas antes fue degollada en su lugar de trabajo.

Villa Saboya es un pueblo de 400 habitantes del partido de General Villegas, a pocos kilómetros de Santa Fe. En una localidad de este tamaño todo llega a saberse. Por eso Sánchez es el principal sospechoso por el asesinato.

– No hay denuncias en su contra. – Dijo el subcomisario Darío Valle. – Ni ningún indicio que llevara a presumir que era violento.

Los vecinos de Villa Saboya, al contrario, dicen que Sánchez estaba decidido a estar con ella y que en otras oportunidades había amenazado con matarse o matarla si no lo conseguía.

La familia de Lietzmann también tiene otra versión. Durante el entierro en Rufino, su pueblo de origen, comentaron con periodistas de Noticias de Rufino, que Sánchez tenía una obsesión con la víctima y que ya lo habían denunciado por hostigamiento en la comisaría del pueblo.

– El la quería y ella no.- Dijo la abuela de Lietzmann. – Pero igual la seguía. Hicieron una denuncia en la comisaría de Saboya de que él la molestaba pero la policía no hizo nada. El marido lo agarró y le dijo: “dejá a mi señora tranquila”.

La policía realizó un rastrillaje por la zona. El fiscal a cargo, Fabio Arcomano, al llegar al lugar ordenó a la Policía Científica de Pehuajó que  realizaran peritajes y el secuestro de los celulares de ambos para determinar si había habido contactos entre ellos y confirmar la relación extramatrimonial como motivo del crimen. Los peritos corroboraron que se trataba de un homicidio y que Sánchez se suicidó. Encontraron un cuchillo entre su ropa y las manos manchadas de sangre.

Una de las hipótesis es que Leitzmann y Sánchez sostenían una relación sentimental que ella había decidido terminar, tal vez por temor a ser descubierta por su marido. Esta situación habría iniciado el conflicto que terminó con la vida de ambos.