camila carlettiPrimero aparecieron las zapatillas, después la bicicleta y luego la cartera. Durante diez días buscaron el cuerpo de Camila Carletti, la joven de 22 años que desapareció en la estancia haras El Trébol, a 300 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Esta tarde el intendente de Adelia María -la ciudad de origen de la joven- confirmó que el cuerpo hallado a orillas de un arroyo es de Camila. El fiscal llegó al lugar esta tarde y se reunirá con familiares de la víctima.

***

– Gorda, ¿podés avisarle a mi mamá que a las siete de la tarde estoy ahí?

Camila Carletti le dejó una nota de voz a una amiga. Sabía que esa noche iba a llegar tarde a la casa, iba a encontrarse con un hombre en el haras El Trébol, a siete kilómetros de la ciudad cordobesa de Adelia María donde vivía. Pero nunca volvió.

Cuando el sábado Camila no llegó, la mamá Graciela Carletti fue a hacer la denuncia. Ella es empleada municipal y vive con su familia en la ciudad cordobesa de Adelia María. En la comisaría se la rechazaron: le dijeron que era común que los jóvenes salieran un viernes y no volvieran hasta el lunes. La madre volvió a la tarde y se negaron otra vez. El domingo le pasó lo mismo. Hasta que le pidió al intendente su intervención y la policía tuvo que aceptar.

Seis días después, la policía encontró sus pertenencias luego de rastrillar la zona de la estancia: del cuerpo no hubo rastros durante diez días. El único detenido es Juan Villar, un hombre que trabajaba en el lugar y al que atraparon camino al norte.

Villar está detenido desde el miércoles. Lo atraparon en la terminal de ómnibus de Corrientes a punto de tomarse un micro hacia el norte del país. La policía lo trasladó de regreso a la provincia de Córdoba. Es el único imputado en la causa y está acusado de privación ilegítima de la libertad. Hoy lo llevaron a los tribunales de Río Cuarto y le dieron un día para contratar un abogado, sino mañana se le asignará un defensor.

La policía ya lo había interrogado el domingo a la noche. El hombre de 28 años había dicho que no conocía a Camila y lo dejaron ir. Pero, a través de mensajes en Facebook y por celular, los investigadores notaron que ambos habían acordado una cita en la estancia donde trabajaba Villar. Entonces, la justicia ordenó rastrillar la zona con perros de las fuerzas locales. Los animales siguieron el olfato y encontraron un par de zapatillas con una media al lado del arroyo Santa Catalina, que cruza el haras. Eran de Camila. Un día después, desenterraron en un basural la bicicleta de la joven junto con su cartera y documento.

El fiscal de Río Cuarto Walter Guzmán contó a Cosecha Roja que perseguían la pista de Villar después de haber revisado el intercambio de mensajes que había hecho con Camila. El año pasado en Córdoba diez mujeres fueron asesinadas por varones.

Desde la desaparición, hubo dos marchas a las que asistieron miles de personas: exigían que las autoridades siguieran buscando a Camila. “Es importante que se globalice y que todos tomen conciencia como lo hizo la gente de la ciudad”, dijo a Cosecha Roja el abogado de la querella José María Sagarraga antes de que apareciera el cuerpo.

Sagarraga también fue el representante legal de la madre de Nicolás Sabena, cuando desapareció su hijo en 2008. En ese proceso tuvieron inconvenientes porque la justicia no quiso investigar y los medios estigmatizaban al joven con el consumo de drogas. El abogado cree que ahora no va a ocurrir lo mismo: “La gente se ha movilizado y todos están conscientes de la situación. Hay una madre trabajadora que perdió a su hija y se espera lo peor”.