florencia pennacchi

Juliana Mendoza – Cosecha Roja.-

Pedro Pennacchi vive solo en el departamento que compartía con su hermana Florencia en el barrio porteño de Palermo. Hace diez años la vio por última vez: el 15 de marzo de 2005 Florencia cenó en la casa con unos amigos del trabajo. Al final de la noche acompañó a los últimos invitados a la parada del colectivo y cuando volvió Pedro dormía. Al día siguiente, ella lo llamó por teléfono. Eran las 11.55 y quería saber si alguien había preguntando por ella: fue el último contacto que tuvieron. “Recién sentí la soledad cuando terminó el ruido de la primera época sin ella. Todas las partes de la casa cambiaron, excepto el cuarto de Flopi. En algún momento fue siniestro pero lo mantuvimos así porque teníamos la esperanza de encontrar una pista”, dijo a Cosecha Roja el hermano.

El día de la desaparición, cuando hablaron por teléfono, Pedro no sintió nada extraño. “Cuando hablé con ella, la noté normal”, dijo. Lo que sí le pareció raro fue encontrar el bolso de Florencia en un rincón de la casa. Pasaron las horas y su hermana no aparecía. Junto a sus amigos, revisaron sus cosas: solamente faltaba el celular, una riñonera y el monedero. Los documentos, la tarjeta de crédito y los apuntes de la facultad seguían en su cuarto. Tres días después hicieron la denuncia en la comisaría 23. “Si vuelve Flopi, no va a ser mi hermana, la chica que se fue ese dia. No sé qué me van a devolver. Ya la han matado en vida”, dijo el hermano en un video que subió al Facebook.

Los días siguientes a la desaparición, los amigos y familiares empapelaron la ciudad con la cara de Florencia, llamaron a los medios, hicieron actos, presentaron habeas corpus, pero nada: no aparecía. En junio de 2005, el comisario Jorge Cipolla, que investigaba el caso, dijo a la prensa que habían encontrado un diario íntimo en el que la joven relataba su vida con un hombre en el interior del país. Sin Cautivas -una organización feminista contra la trata, fundada por las amigas- y los familiares de la joven denunciaron que ese diario nunca existió. Años más tarde, Cipolla fue apartado de su cargo en la División de Antisecuestros Extorsivos de la Policía Federal y ahora trabaja en el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. En 2010 había sido denunciado por una supuesta participación en redes de trata y prostitución. Según la denuncia de Nancy Miño Velásquez, una mujer policía que estuvo en la División de Combate a la Trata, Cipolla era el responsable del cobro de coimas de tratantes y regentes de la Ciudad y Buenos Aires. “Tengo una esperanza de que esto tenga una resolución, de que la podamos encontrar”, dijo Pedro a Cosecha Roja.

Una década más tarde, se sabe poco y nada del paradero de Florencia. Sin Cautivas la sigue buscando. En 2007 visitaron a Susana Trimarco, la mamá de Marita Verón. Ella les contó que una víctima de trata recuperada había reconocido a Florencia en un prostíbulo de Inriville, en Córdoba. Otros tres testigos declararon haberla visto en wiskerías de otras provincias del país, dijeron desde la organización. “Más allá del tema de la desaparición, lo que le hacen estas personas es destructor del alma, de la misma esencia. No sólo es esclavitud en el siglo veintiuno, es permanente violación”, dijo Pedro.

“A nivel judicial no se avanzó nada porque el fiscal Marcelo Retes investiga una desaparición pero no en contexto de trata. A esto se suma la mala investigación policial que se hizo al principio”, dijo a Télam Silvina Bergmann, amiga de Pennacchi. Nidia Aguilera, la mamá de Florencia, le escribió una carta que publicó el diario Río Negro: “Tenemos que pedirte perdón porque no supimos, no pudimos ni logramos encontrarte. El misterio que rodea tu desaparición nos remite a lo siniestro. Sabemos que no te fuiste con un amigo ni a otro lugar por decisión propia, cómo partiste es todavía una falta de certeza. Aunque el paso de los días mitiga el impacto, el dolor de la herida de tu falta no cede, está siempre presente”.

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Florencia Pennacchi y Silvina Bergmann compartieron toda la primaria y parte del secundario. Nunca dejaron de verse. La amiga no se olvida más de las noches sin dormir con pavas interminables de mate: “Era muy comprometida con sus vínculos, muy sociable, de esas personas que cuando te preguntan ‘¿cómo estás?’ piden que le digas la verdad”, dijo a Cosecha Roja Silvina. Cuando terminaron el colegio, ella fue a estudiar a La Plata y Florencia convivió con su hermano en el departamento de Palermo. “Compraba cepillos de dientes de reserva para los amigos que se quedaban a dormir y siempre tenía cartones de cigarrillos así no íbamos a comprar a la noche”, recordó Silvina. La última vez que la vio fue el 28 de febrero de 2005, quince días antes de que Florencia desapareciera: “Viajé a la ciudad ese fin de semana y arreglamos para marchar juntas el 24 de marzo. No lo pudimos hacer”.

Pedro es un año y medio más grande que Florencia. Tenían una buena relación de hermanos: sabían que hacía cada uno pero mantenían su propia vida. “Tenía un millón de amigos, era una persona a la que le gustaba estar con gente y a la gente le gustaba estar con ella”, dijo. Recordó sus épocas de mochilera: “La última vez que viajamos juntos fuimos a esquiar”.

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Florencia llegó a Buenos Aires a los 18 años para estudiar Economía en la Facultad de Ciencias Económicos de la UBA. Dejó atrás su Neuquén natal y se instaló en un departamento sobre la calle Güemes en Palermo. Trabajaba en el Instituto de la Vivienda de la Ciudad.

Hoy a las 18.30 en Plaza Lavalle, frente al edificio donde Florencia trabajaba, habrá una intervención urbana junto a otros familiares de víctimas de trata y a partir de las 20, un recitalde Jeites y Salta La Banca frente al Palacio de Tribunales. La semana pasada se realizaron otras actividades por el aniversario de desaparición. El jueves, en el aula 212 de la Facultad de Ciencias Económicas, hubo una performance artística y se proyectó “La Mosca en la Ceniza”, una película que muestra la explotación sexual de dos mujeres. El miércoles 11 se inauguró la muestra plástica “10 años sin Flor, la deuda interna” en el Hall del Museo de la Deuda Externa, en Uriburu 763. Las muestras se podrán visitar hasta hoy.