Hernan Carbonel – Cosecha Roja.-

Fernando Carrera, el único condenado por lo que se llamó la Masacre de Pompeya, empezó el jueves 17 de mayo una huelga de hambre en el penal de Marcos Paz, donde está detenido desde hace 7 años, para pedir por su inocencia y libertad inmediata. En Salto, la ciudad donde Carrera vivió gran parte de su infancia, se dio una charla-debate con familiares, abogados, el director del documental que desenmascara el hecho y muchísimos vecinos.

La historia

Enero de 2005. Carrera es confundido con un grupo de asaltantes que vienen de cacería. Herido de bala -disparada por policías de civil que se movían en un auto con pedido de captura- hizo tres cuadras inconsciente y en contramano por la avenida Sáenz del barrio de Pompeya. Atropelló y mató a tres personas y se detuvo al chocar contra otro vehículo. Ahí fue baleado otra vez por los mismos policías. Increíblemente, sobrevivió. Fue llevado al Hospital Penna, y de ahí a la cárcel.

En el 2007 lo condenaron a 30 años de prisión a partir de una causa judicial que, según sus abogados, incluyó falsos testimonios, omisiones groseras, manipulación y alteración de la evidencia. Desde hace cuatro años, la causa está en manos de la Corte Suprema de Justicia.

El tema tomó notoriedad pública a partir de 2010, cuando se estrenó el documental “El Rati Horror Show”, de Enrique Piñeyro.

Desde Salto

Fernando Carrera llegó con su familia desde Córdoba para vivir en Salto (provincia de Buenos Aires: una ciudad de unos 30 mil habitantes) cuando era apenas un chico. A su padre lo apodan, por eso, “El Cordobés”. Trabaja en un rubro similar al de su hijo, es dueño de una gomería en las afueras de la ciudad. Fernando hizo la primaria en la Escuela Nº 2, ubicada frente a la plaza central del pueblo. La misma plaza adonde confluyeron Guadalupe, la esposa de Carreras, y dos de sus tres hijos junto a las cientos de personas que fueron a apoyarlos.

La pantalla gigante se instaló en una esquina, detrás de un inmenso escenario. Sobre él se plantaron, después de la proyección de “El Rati Horror Show”, Piñeyro y Ravina a dialogar con el público. Hablaron del papel de la Suprema Corte, la corrupción policial, los roles de víctima y victimario, el trasfondo de la inseguridad, la producción del documental y del caso Carrera como paradigma de la ineficacia judicial.

Testimonios

En entrevista con Cosecha Roja, Guadalupe Carrera cuenta:

La decisión de la huelga de hambre fue tomada en conjunto entre la familia y los abogados, como un modo de la desesperación que vivimos. Ya son más de siete años que Fernando lleva detenido, y hay que tratar de agotar todas las opciones que nos quedan. La huelga de hambre es para ver si alguien se da cuenta. Esperemos que esto nos ayude a modificar la opinión pública”.

Resultaba extraño que, en los más de siete años transcurridos desde la Masacre de Pompeya, la película no se hubiese proyectado en la ciudad donde Fernando vivió y donde viven actualmente sus padres.

A mí me pone bien que se sepa, porque yo sé que el tema acá en Salto no estaba instalado –sigue Guadalupe-. Yo sabía que poca gente sabía de su situación. Que vengan sus compañeros de primaria, de secundaria, del barrio, los que eran sus clientes. Eso, emocionalmente, lo va a ayudar, le va a dar fuerzas, y a mí me hace muy bien”.

Se suma Rocío Rodríguez López, abogada de Carrera: “esto de la huelga de hambre se conversó entre los que venimos participando. La decisión se toma porque, después del dictamen del Ministerio de seguridad, que habla sobre la responsabilidad de los policías, ya más no hay por hacer. Desde 2008 que la causa está en la Corte Suprema de Justicia. Hace más tiempo que está en la Corte que el que se tardó en llegar a juicio y en condenarlo. El último recurso es este. Es una medida extrema, pero no queda mucho más hacer”.

Queda una frase. Es Fernando Carrera en un pasaje del documental: “si yo soy inocente, ¿quién es el culpable?”.

El documental completo, aquí:

[vimeo http://vimeo.com/30831170]

 

Fotos: Retrato de Fernando Carrera: Sebastián Hacher
Foto de la movilización:  Rocío Minett