cocaina

Federico Trofelli.-

Los fines de semana, las entradas de la Villa 21-24 sobre la calle Luna parecen una estación  de trenes en hora pico. Jóvenes y viejos de todas las clases sociales van y vienen, en auto, a pie o en bicicleta, de los lugares donde venden cocaína y marihuana. Los dealers trabajan a destajo. Es fácil ubicarlos: si no están en lugares clásicos, siempre hay alguien dispuesto a acompañar al comprador a cambio de unas monedas. Todo el mundo sabe como se compra y se vende. Las tramas de violencia alrededor de ese comercio ya fueron descriptas en estas páginas.

Pero, ¿Cómo llega la droga hasta ahí? ¿Qué caminos sigue? El 5 de julio de 2012  un micro de larga distancia de la empresa “Irapú Viajes y Turismo” salió de Misiones y llegó a la Ciudad de Buenos Aires un día más tarde. En el equipaje había unos dos mil kilos de marihuana en panes. La policía lo sabía y lo dejó pasar a la espera de los movimientos de los narcos en la ciudad. El micro entró en un galpón de Barracas, en Iriarte al 3100, donde dejaron el cargamento. Un grupo mixto de argentinos y paraguayos de once personas fueron detenidos.

Para los medios de comunicación, se trató de un golpe al narcotráfico en una de las plazas más calientes de la ciudad. Para quienes conocen el territorio, fue una excepción a la regla. “Tanto la cocaína como la marihuana, llega en pequeñas cantidades y se distribuye principalmente en las villas 1.11.14 del Bajo Flores y la 21-24 de Barracas, en donde luego se corta y estira para vendérsela al consumidor de manera directa”, explicó un funcionario judicial con oficina en Comodoro Py.

El destino obligado de los grandes cargamentos que llegan para consumo interno es la provincia de Buenos Aires. El territorio tiene ventajas económicas. “En suelo Bonaerense”, explicó la fuente,  “solo debe sortearse a la policía provincial, que en el mejor de los casos no está vinculada al negocio”.

En cambio, en CABA conviven varias fuerzas como Prefectura, Gendarmería, la Policía de Seguridad Aeroportuaria, la Federal y la AFIP, y los controles suelen ser más exhaustivos: tanto en aeropuertos, puertos y terminales de ómnibus. Incluso, en los accesos a algunos barrios marginales donde se sabe que se vende droga.

“Detectamos”, explicó el funcionario, “el ingreso constante de cargamentos de pequeñas proporciones en la 1.11.14 y en la 21-24. En ambos barrios, el tráfico a pequeña escala se convirtió en una salida laboral. Lo hacen en carritos para hacer las compras, en los pañales de los bebés, aunque el método preferido son los remises”.

Otro vocero judicial ejemplificó: “Si la policía detiene a algunas de estas mulas, la pérdida económica para la red narcocriminal es menor porque la droga ingresa de manera constante pero en cantidades ínfimas”.

El mercado de la merca

En la provincia hay varias bocas de expendio pero la góndola más aceitada según los investigadores consultados es el distrito de San Martín, donde existen decenas de pequeños barrios que sirven de guarida para los transas.

En agosto de 2011  fue detenido por la Secretaría de Inteligencia y la División Drogas Peligrosas de la Federal el narco más famoso de ese territorio: Miguel Ángel Villalba, mejor conocido como Mameluco, quien de 2001 al 2009, estuvo preso tras ser condenado a una pena de 12 años de prisión por narcotráfico y lavado de dinero.

Gracias a las escuchas telefónicas, se supo que Mameluco contaba con apoyo de ciertos policías bonaerenses y que la banda lograba adelantarse a los allanamientos. Además, revelaron que la marihuana o la cocaína llegaba a San Martín a través de diferentes “líneas” ya que sus hombres de confianza solían viajar al exterior, principalmente a Paraguay. Si ese plan se complicaba o fallaba, también se abastecían de avionetas que tiraban las cargas o descendían directamente en campos del interior de la provincia como Bragado, Baradero o en San Bernardo. La red de tráfico abarcaba a su vez a otras provincias como Córdoba y Mendoza.

De acuerdo a ese expediente judicial, la gente de Mameluco se vinculaba con otros narcos de las villas 21-24 y 1.11.14. Cuando cayó preso se ordenaron varios allanamientos en los alrededores de estos barrios. El circuito financiero del hombre fuerte de San Martín cerraba en el lavadero Estilo, de Caseros y Eva Perón, donde blanqueaban el dinero y se cargaba o descargaba la droga de los autos. La remisería Maipú, ubicada en las inmediaciones de la villa 18, también llevaba y traía a los clientes para ese barrio.

El hijo de Mameluco, Iván Villalba, fue detenido el 11 de octubre, junto a dos sospechosos más, en Entre Ríos mientras viajaba en un auto que llevaba 80 kilos de marihuana. El hombre se manejaba con un nombre falso y recién un mes después pudo ser identificado. Ahora quedó a disposición del juzgado de Yalj quien había ordenado su detención el año pasado.

Fronteras rojas

Una fuente de la AFIP indicó que la droga que llega a la ciudad de Buenos Aires tanto para el consumo como para el narcotráfico internacional proviene de países limítrofes: la marihuana de Paraguay y la pasta base de cocaína de Perú y Bolivia.

“Hoy el norte argentino”, cuenta uno de los especialistas en narcotráfico de la AFIP, “es muy permeable a las mulas y los camellos que son reclutados por los narcos. Salta es la zona roja de Argentina. Todos hablan de la triple frontera de Paraguay, Pero Jujuy y Salta tienen otras dos triples fronteras. Casualmente, en esas zonas se concentraron bolsones de pobreza y los delitos económicos crecieron conforme a la ley de la oferta y la demanda”.

La droga al país de manera terrestre, aérea y fluvial: “Una avioneta cuesta menos de 40 mil dólares. El valor de la carga es muy superior al del transporte. Después, el piloto arroja la droga con GPS en un campo y alguien la va a buscar”.

Los destinos no responden a patrones y pueden ser la provincia de Córdoba, Santiago del Estero, o cualquier provincia del litoral argentino si se trata de marihuana. Los investigadores encontraron casos en donde los aviones llegan a Luján o Moreno, ya que las avionetas se abastecen de combustible en pleno vuelo mediante bidones con nafta. “Vienen sin escalas desde el exterior. No necesitan parar”, detallaron las fuentes.

Por el norte del conurbano y La Matanza

Un funcionario judicial de un juzgado federal de Morón sostuvo que han detectado grandes acopios de droga en casaquintas del norte del conurbano como en Escobar y Pilar. Los narcos utilizan la Ruta 9 para trasladar los estupefacientes.

“Son sitios donde puede entrar un camión. Muchas veces la carga es transportada por el propietario del camión o su chofer y cuando llegan a la provincia de Buenos Aires cambian de conductor por otro puesto por los narcos para que no se conozca el depósito final”, señaló el funcionario. Una vez que la droga es descargada, la empresa de transportes denuncia el robo del camión.

El populoso partido de La Matanza también se convirtió en un destino intermedio de la droga que llega a la capital, aunque una parte es utilizada para consumir puertas adentro. Las cocinas se multiplicaron en la zona más caliente del distrito: el triángulo conformado por las localidades de Isidro Casanova, Gregorio de Laferrere y Ciudad Evita.

Desde Morón destacaron algunos procedimientos que se convirtieron en “un clásico” para los investigadores: se trata de madereras que utilizan camiones con postes de luz para transportar marihuana. La fuente recordó cuando en junio de este año se secuestraron unos 1300 kilos de esta droga que estaba oculta en una Scania. El destino era González Catán y el operativo se realizó en Pilar.

El Mercado Central también estuvo en el foco de varios procedimientos donde se secuestró cocaína y marihuana. “Es que la jurisdicción policial en ese lugar es un poco difusa. En un momento, había tres subcomisarios que debían controlar la zona pero en realidad nadie lo hacía. Allí no hay perros, ni detectores especiales. Entra de todo y está a un paso del centro. Es ideal para distribuir drogas”, dijo el funcionario.